39. Final

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Mi confesión le ruborizó, pude notarlo a simple vista.

—Yo no sabía lo que era querer o amar a alguien, hasta que apareciste tú en mi vida. Y es que, ¿quién no podría enamorarse de ti y del buen ser humano que eres, Ossian? Has estado ahí conmigo, sin pedir nada a cambio. Dándome fuerzas y ánimos para salir adelante. Has sido mi apoyo, mi amigo, mi compañía y mi consejero. Te juro que día tras día lucho conmigo mismo y con mis miedos, porque quiero ofrecerte y darte todo lo que te mereces. Quiero ser ese hombre del que te sientas orgulloso.

—¿Y qué te hace pensar que no estoy orgulloso del hombre que eres? Para mí eres perfecto así. Te quiero tanto — besé esos labios que tanto me enloquecen.

¡Gran poder del huevo, cada beso es mejor que el anterior! Podría besarlo las veinticuatro horas del día sin cansarme. Luego de esas palabras tan bonitas, ¿a quién no se le derrite el corazón y se le abren hasta las piernas?

Durante los siguientes meses, seguimos asistiendo juntos a las sesiones y terapias. Todo es un proceso y le costó trabajo abrirse por completo a Efraín, contándole sobre su pasado y la raíz del problema. Era evidente que había algo oculto para que los resultados fueran mucho más favorables. 

Hemos implementado diversos ejercicios, en los que poco a poco se ha ido soltando. Sus padres han ido de la mano con nosotros y con él, apoyándolo en cada paso que da. Fue tan conmovedor haber estado presente cuando permitió que su mamá acariciara su mejilla. Ese momento tan especial es algo de lo que no se olvidarán jamás.

Ellos han ocupado un gran espacio en mi corazón y en mi vida también. Me tratan como parte de la familia, diría que como un hijo más. Me consienten, nos visitan con frecuencia, están en constante comunicación conmigo, ya sea a través de llamadas o mensajes de texto. No voy a mentir, al principio lo consideré algo raro, tal vez porque uno espera ese trato de tu propia familia y recibirlo de alguien de afuera, tiende a ser incómodo. Pero es tan cálido recibir un abrazo sincero, unas palabras de aliento, sentir que no estás solo, que hay alguien ahí fuera a quien le importas y te brinda apoyo incondicional sin esperar nada a cambio.

Jamás había convivido con una pareja y por supuesto que ha sido difícil. Obviamente no todo es color de rosas. Aunque, en realidad, hasta ahora no hemos tenido ninguna diferencia o disputa, pues pienso que nos entendemos muy bien, tanto verbalmente hablando, como sexualmente. No sabía lo que era llegar a la casa y que me recibieran con los brazos abiertos y con lluvia de besos. Porque sí, es bien meloso, pero yo no me quedo atrás. Con semejante bombón, ¿a quién podría saberle amargo el dulce?

Nuestra relación se hizo pública, aunque honestamente, eso no ha afectado en nada nuestra relación. Todos en la oficina saben que estamos saliendo, pues no es que nos ocultemos tampoco. Además de que, es bastante obvio, pues llegamos a la oficina juntos y agarrados de la mano. Pasé de ser un asistente a medias, a convertirme en la pareja del vicepresidente. Demasiado cliché, lo sé. ¡A veces soy una cosa bárbara!

Hace unos días vi a Mariana con un hombre, se les veía muy sonrientes, caminando por el centro comercial y agarrados de la mano. Aunque nuestra amistad haya terminado de la peor manera posible, en el fondo, me alegra saber que está rehaciendo su vida con alguien más y es feliz. Ella siempre había buscado el amor y creyó encontrarlo en Tom, pero él no era el hombre indicado para ella. Así sea a la distancia, le mando todas las buenas vibras, suerte y bendiciones del mundo. Sé que en el fondo, ella es una buena mujer y merece lo mejor. Ni siquiera puedo guardarle rencor por todo lo que me dijo la última vez que hablamos. De hecho, secretamente le estoy agradecido porque si no hubiese sido por ella y ese favor que me pidió hace tanto tiempo atrás, no hubiera conocido a Tom.

Un día como hoy, conecté por primera vez con esos ojos avellana. Con esos ojos que me observaban con curiosidad y que ahora me observan con pasión, amor e intensidad.

Ahora estamos a un paso de enfrentar la última prueba como novios, antes de hacer nuestra unión oficial. Estando ahí, delante de nuestros amigos, conocidos y familiares, escuchando atentamente cada palabra que hice mía, viéndome reflejado en esa mirada tan profunda y penetrante que me enamoró desde el primer día que lo vi y ni enterado. Vestidos elegantes para la ocasión, con los sentimientos a flor de piel y siendo la sensación del momento.

Ahí estaban nuestras manos, entrelazadas, rozando anillo con anillo luego de haber plasmado nuestras firmas en ese papel y haber oído los aplausos de los invitados. Ese exquisito y tierno beso fue el sello para convertirnos oficialmente en esposos.

Somos oficialmente esposos, pero todavía me costaba creer que todo esto estaba ocurriendo, que me había casado con el hombre más maravilloso que existe sobre la faz de la tierra y que habíamos concretado uno de los tantos sueños que teníamos por alcanzar, de los miles que aún nos faltan.

No sabía que se podía amar tanto a alguien, hasta que lo conocí y ahora no puedo ver una vida sin él. Cada vez me descubro amándolo con más intensidad. Tom se ha convertido en mi todo.

La complicidad entre los dos detrás de cada sonrisa, de cada lágrima, de cada mirada, es palpable en el aire.

La aprobación y emoción en la mirada de sus padres, era conmovedor. Sé perfectamente que esto como padres les llena. Fueron testigos de ver a su único hijo casarse por amor y no por obligación. Han sido testigos de su progreso y su recuperación. ¿Podría existir mayor felicidad para un padre que esa?

No importa las dificultades a las que debamos enfrentarnos en el futuro, siempre estaré a su lado para afrontarlas juntos.

El amor no se siente con las manos, se siente con el corazón. Y es por eso que el mío late tan frenéticamente por él cada vez que lo pienso o que lo tengo cerca. Porque es él quien está detrás de cada latido...

Próximamente epílogo...

Si No Puedo Tocarte [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora