25. Quédate

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—Siento mucho molestarte, pero recordé que no hay papel de baño, ya que este baño es para las visitas y no recibo visitas, por lo que no lo consideré necesario. 

Por mi madre que cuando oí su voz al otro lado de la puerta, el intestino completo se enroscó como si tuviera un anaconda ahí dentro. 

—Dejaré el rollo de papel frente a la puerta. 

¿Por qué no me mandas a buscar ya, Diosito? Envía un meteorito, un rayo que me parta por el medio, lo que sea. Cuanto quisiera tener un neuralizador de los hombres de negro para borrar esta vergüenza y es que ni me había fijado que había ensuciado una parte del calzoncillo. El pantalón olía horrible, ni me atrevería a ponérmelo de nuevo. 

—No sabes lo difícil que es para mí esta penosa situación. Verás, todos tenemos cul* y debemos expulsar de alguna u otra lo que ingerimos. Por algún lado tiene que salir, ¿no? — entre más hablaba, más metía la pata—. Ya, no puedo con esto. Ahorraré todo ese discurso de mierda; ¡literalmente de mierda!

—Tranquilo, no tienes que avergonzarte por lo que haya pasado ahí dentro. Todo problema tiene solución. Usa lo que necesites. Si necesitas darte una ducha, también puedes hacerlo. Te traeré una toalla. 

¿Cómo puede oírse tan tranquilo? ¡Acabo de contaminar su baño! Además, ¿cómo supo que fue una diarrea nuclear?  

Esperé a que dejara las cosas fuera de la puerta y ni me asomé al pasillo, simplemente agarré todo con prisa, como si estuviera traficando drogas. 

Después de limpiar el desastre, lavarme de adelante hacia atrás y guardar mi ropa en la bolsa que me facilitó, pude por fin refrescarme y quitarme ese hediondo olor que traía encima, el que ni yo mismo soportaba. El baño tenía mejor olor, pues no hubo lugar que no limpiara y desinfectara.  

La ropa que me dejó, solamente la camisa me sirvió. Su pantalón no me sirve, pues se me caía. ¿Por qué se viste con unos pantalones tan anchos? Por fortuna, la camisa me cubría lo suficiente, como para no mostrar el pino con sus adornos. Parecía la típica “mujer” que después de una noche de pasión y locura desenfrenada, su ropa queda extraviada y no tiene más remedio que vestir la prenda de su amante. ¿Quién diría que mi noche de locura desenfrenada sería limpiando y desinfectando un baño después de senda criolla? 

Recé tres padrenuestros y dos ave marías antes de sacar el suficiente valor de salir del baño. Mi cabello negro y largo todavía estaba medio húmedo. Caminé por el pasillo con los pasos de una tortuga, cuando lo vi en el sofá con unos lentes y un libro en las manos. Lucía concentrado en la lectura, al menos hasta que se percató de mi presencia. 

Quedó de pie, quitándose los espejuelos y soltando el libro sobre el sofá. Fue tan vergonzoso que me recorriera de arriba abajo. No sé si buscando bacterias en mi cuerpo o rastros de la caca. 

—Limpié y desinfecté todo en el baño. Puedes darle otro cedazo, pero espera a que me vaya, por favor. Lamento lo que pasó. Debo estar más pendiente de lo que llevo a mi boca. 

—¿Fue algo en la comida? 

—Soy intolerante a la lactosa. 

—Fue mi error. Lo siento, yo… 

—No, no fue tu culpa. Ya todo pasó. Ahora solo quiero irme a casa. Nos veremos mañana. 

Bajé la cabeza como niño regañado, con intenciones de marcharme lo más pronto de ahí. Estaba dispuesto a irme como estaba, sin importar si me veían, pero me detuvo su fuerte agarre en mi brazo libre. 

—Quédate un rato más conmigo. No me dejes solo — esa mirada suplicante solo hace que quede más prendado de él.

No esperaba oír esas palabras de su boca, pero por alguna razón, fueron capaces de desaparecer por unos momentos el desánimo y la vergüenza. 

¿Cómo pudo tocarme a sabiendas de lo que pasó? ¿Por qué no está actuando como lo ha  hecho tantas veces cuando algo está “sucio”? ¿Por qué este cambio conmigo? ¿Realmente le gusto tanto, como para atreverse a vencer sus miedos e inseguridades? 

Si algún día escribo un relato, donde cuente esta anécdota de manera anónima, ¿cómo debería llamarle? ¿La diarrea que nos unió?  

Si algún día escribo un relato, donde cuente esta anécdota de manera anónima, ¿cómo debería llamarle? ¿La diarrea que nos unió?  

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Ilustración creada por mí. Espero les guste. 👬😊

P.D

Quiero anunciarles sobre el sorteo especial que estaré realizando, donde estaré regalando una copia exclusiva de este libro o de alguno de mis libros ya publicados. (Aplica para países internacionales). Los requisitos son crear una ilustración (no necesariamente profesional), de Ossian y Tom. Los ganadores, no solo obtendrán una copia de alguno de mis libros, sino que, la ilustración que hagan, será publicada con los respectivos créditos en el formato físico. Eso último solo aplica si la copia de su elección es la de este libro. (Cuando esté terminado).

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FB: Natalia Díaz Autora
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¡Los amo y mucha suerte! ♥️

Si No Puedo Tocarte [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora