Se suponía que me iría de la empresa, dándole oportunidad a alguien más de ocupar el puesto, pero el periodo se ha extendido más de lo que imaginé. ¿Cuál es el problema? Que no encuentro cómo dejar el trabajo.
Steven no se equivocó cuando dijo que sentiría que el mundo gira en torno a él. Cuando salgo de la empresa, ese canalla se presenta en mi cabeza con las dudas de si estará bien, de si puede lidiar con las obligaciones y responsabilidades, tanto de las reuniones en el ámbito laboral, como las de familia. Si lo ha hecho hasta el sol de hoy, ¿por qué debo preocuparme por ello?
Debo darle mérito a quien trabaja de asistente, porque es sumamente agotador y estresante. Los primeros días fueron llevaderos, pues Steven se encargó de dejar todo planchado para que tuviera tiempo de acoplarme, pero conforme pasan los días, el trabajo ha recaído sobre mis hombros, sin contar que debo estar al pendiente también de mi jefe. Parezco su niñero.
Debo tolerar las vergüenzas que me hace pasar con algunos ejecutivos o personal corriente de la empresa, pues se niega a darles la mano y los mira con desagrado. Estoy consciente de que es parte de su condición, pero es vergonzoso ver que los deja con las manos extendidas. En varias ocasiones he tenido que darles la mano con tal de hacer de ese momento uno menos incómodo.
No han pasado ni cinco meses y ya quiero unas vacaciones. Honestamente me las merezco. Ese hombre va a acabar conmigo. Ahora también le ha dado con llamarme fuera de horas laborables para hacerme encargos o pedirme favores. Estoy agotado física y mentalmente.
A pesar de todo eso, una parte de mí se niega a dejarlo solo. Tal vez se trata de ese lado empático y masoquista. No es que le sienta lástima, ni nada parecido. No hay peor sentimiento que sentir lástima por alguien. Admito que admiro que sobre todas esas dificultades que ha enfrentado, haya podido mantenerse donde está y salir adelante. Aunque todavía le falta un largo camino por recorrer, sé que si sigue como va y pone más de su parte, podrá superar esta condición.
Al mediodía salimos de la empresa para venir a la cita que programó su madre. Él ha estado pensativo desde que se lo recordé esta mañana. Lo he estado observando, por más que trato de no hacerlo para evitar atormentarme con sus cambios de humor. Aunque debo recalcar que su comportamiento hacia mí ha mejorado significativamente, a pesar de que a veces parecemos perros y gatos.
Me impresionó que me hubiera pedido que viniera con él en su auto. Lo mantiene como nuevo y limpio, pues los asientos están con bolsas plásticas como de fábrica. No me atreví a tocar absolutamente nada, con tal de no recibir un regaño.
El restaurante al que vinimos estaba a solo quince minutos de la empresa. No tenía nada de especial que no hubiera visto antes. No suelo visitar con frecuencia este tipo de restaurantes de gente rica, las pocas veces que he venido a alguno, ha sido con mis compañeros y amigos de la barra.
No había tenido el placer de conocer a su mamá, pero debo decir que a leguas se nota el parentesco. Para la edad que debe tener, se mantiene demasiado joven. Su cabello grisáceo y corto tenía ondas en las puntas. No apreciaba ni una arruga en su rostro. Sus ojos son idénticos a los de Tom; de color avellanas. Vestía un traje blanco con estampados florales. Ya veo de dónde sacó lo atractivo. La genética en esa familia es una maravilla.
—Él es Ossian, mi asistente. Ossian, ella es Laura; mi madre.
Él no se ve muy a gusto que digamos, podía notarlo en su semblante.
—Es un placer conocerla, señora — le sonreí amablemente, sin atreverme a sostener su mano, al parecer me he estado contagiando con sus cosas.
—Igualmente. Tomen asiento.
Tom miró la silla y no le importó siquiera sacar un pañuelo para ponerlo sobre ella.
—Deben tener mucho de qué hablar. Estaré afuera— les dije, buscando la forma de escapar.
—Siéntate — me ordenó Tom.
Como si fuera un niño regañado me senté en el borde de la silla, pues quedaba justo al lado de la suya y tenía temor de que sin querer mi brazo lo rozara.
—Es el colmo que para ver a mi hijo deba sacar una cita.
Joder, esto es incómodo, no quiero estar aquí…
—Supe por los padres de Mariana que están en proceso de anular el matrimonio. No nos dijiste nada de lo que estaba sucediendo. ¿Por qué?
—Porque iban a insistir en que considerara la decisión. Lo intenté; intenté complacerlos para que pudieran verme casado, pues para ustedes eso es importante, pero para mí no. Estoy harto de complacer a los demás.
—¿Cuánto tiempo llevan casados?
—No lo recuerdo, tampoco me importa.
—Estabas feliz con saber que ella te había propuesto matrimonio. ¿Por qué cambiaste con ella de la noche a la mañana?
—¿Por qué? Porque me di cuenta que la peor decisión que tomé fue casarme. No pude consumar el matrimonio con Mariana. No me provoca nada que no sea asco. ¿Eso responde tu pregunta?
ESTÁS LEYENDO
Si No Puedo Tocarte [✓]
RomanceDesde la repentina renuncia de su empleado de confianza; el vicepresidente ha estado en busca de alguien competente que pueda llevar el liderazgo y cumplir las tareas de manera eficaz, del mismo modo que su exempleado logró ejecutar sin problema alg...