Epígrafe

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El deseo personificado en una manzana es un hecho bíblico,

que no se puede cambiar.

El dulce sabor de tus labios fácilmente me lleva a pecar.

Una y otra vez.

Una vez más.

Mil veces más.

Pero el color de tus ojos y ese brillo incandescente que tienes cuando me ves,

me hacen desear estar contigo y pecar toda una eternidad.

Ser Eva y Adán o simplemente ser tú y yo en un dulce deseo sin final.

Por miles de años más o por un efímero beso sin dar.

Dulce deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora