Capítulo 3

291 29 8
                                        

Melissa

Aun sigo recordando la estúpida noche bochornosa cuando me embriagué e hice todo un desastre con un hombre desconocido que al final del aventón a casa casi que prometió que algún día nos volveríamos a ver.

Felizmente eso no ha sucedido.

Aunque Seattle sea una ciudad donde podrías conseguirte con una persona una o dos veces, han pasado tres semanas desde esa vez, que no me he topado con él ni en la esquina ni en el supermercado. Por lo que creo que esas probabilidades que él dijo, no son muy certeras.

En tres semanas ha ocurrido muchas cosas en mi vida.

Una de ellas es que Ferit aún no ha conseguido comprador de la casa y ya Chiara me pidió que buscara un apartamento que alquilar, porque su madre vendrá a vivir con ella y necesita la habitación. Me entristece dejar ese edificio, queda en una buena zona y está cerca del trabajo. Pero no habrá de otra que mudarse. Le pedí un mes, y ella dijo que estaba bien, solo que han pasado ya dos semanas y aun no consigo nada que me guste o esté acorde a mi presupuesto mensual.

—Meli, lo lamento mucho, pero debes buscar un piso pronto —comenta Chiara, entrando a la habitación, así sin anestesia.

Respiro hondo y hago una mueca.

—Sabría que este día llegaría. ¿Ya molesto?

Ella niega. —No es eso, Melissa. Es que mi madre vendrá a vivir conmigo, se hará una cirugía y necesito la habitación. Sabes que estos apartamentos son pequeños.

Asiento entendiendo lo que dice.

—No hay problema, amiga. Lo haré. Solo dame un mes. ¿Es pronto la operación?

—Próximo mes —contesta—. Es algo sobre su cadera.

—Espero que todo salga bien, estaré pendiente.

—Gracias.

Estupendo, ahora necesito buscar otro lado en donde vivir.

Estúpido Ferit, me repito cada día. Es que ni siquiera pienso cuando fue que le dejé de querer. Quizás ya todo iba decayendo con el tiempo. Y pensar que hice tantas cosas por él para que esto sucediera.

Fue tanto... que por eso es que mi familia no me quiere y me guarda rencor.

Neyse, ya encontraré algo.

Hoy toca otra ronda de cazar un apartamento bueno, bonito y barato. Salí temprano del trabajo para poder buscar algo en el centro, pero los condominios son muy caros. Ese es otro de los problemas: el trabajo.

El último despacho que hicieron de unas piezas traídas de la antigua Mesopotamia, llegó mal. No se revisaron bien al llegar y eso trajo problemas, porque el proveedor jura y perjura que vinieron en perfecto estado, cuando una de las piezas está hasta incompleta. Ha sido un arduo trabajo estas últimas semanas, pero se ha ido tratando de resolver todo para poder hacer una buena galería dentro de dos meses.

Lo malo es que todo recae en mí, eso es el papel del director o coordinador, resolver y aguantarse todo. Es mi responsabilidad.

Pero hasta eso he podido resolver.

El tercer problema que me ha estado carcomiendo estas semanas, ha sido el hecho de que no puedo dejar de pensar en aquellos hoyuelos y sonrisa brillante que Akın me daba esa noche. Provocaba hasta besarle, pero era demasiado inoportuno y hubiese sido una locura.

Pero pensando en retrospectiva, ¿qué hubiese pasado? Al fin y al cabo, más nunca nos volveríamos a ver. Sus probabilidades están erradas, eso no ocurrirá.

Dulce deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora