Capítulo IV

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Un aullido sonó a la distancia mientras gruñidos y sonidos de una pelea entre grandes bestias comenzaba al otro lado del cristal. Pequeñas y tenues luces iluminaba al joven sentado tras el gran ventanal qué le permitía observar a los animales sin correr ningún riesgo. Maravillado el joven contemplaba a los lobos en su cautiverio, uno de ellos era sin duda el gran líder de la manada y parecía que la pelea había comenzado porque uno de los lobos de bajo rango quería acercarse a su pareja.

-¿Otra vez aquí Lude? - una voz masculina interrumpió el espectáculo qué admiraba el joven.

-Es increíble que hace pocos milenios atrás hayamos sido más parecidos a ellos de lo que somos ahora- Lude contesto con un tono de admiración, sin apartar la vista de los peludos animales.

-No me sorprende que te fascine tanto este Zoológico, siempre donaste mucho dinero a estas cosas y de niños fuiste el explorador qué quería descubrir una nueva especie de animal y ser premiado como el mejor biólogo de todos, y pensar que terminaste metido en la política uff... - la voz soltó una risa y Lude no pudo evitar rememorar los viejos tiempos mientras una temblorosa sonrisa se pintaba en sus labios y regresaba la mirada hacía la persona detrás de él.

Allí se encontraba un joven treintañero, de tez pálida y largas trenzas platinadas qué caían entre sus hombros, sus facciones eran cuadradas pero armoniosas qué encajaban con su fría mirada gris, no por nada todos y todas las omegas (y algunos alfas) caían rendidos a sus pies; un escalofrío recorrió la espalda de Lude cuando sus ojos se cruzaron.

-Cada día te pareces más a tu querido padre, Van-

-Jajaja deja a mi viejo dormir, que tenga en muerte la paz qué no tuvo en vida... - comentó con una risa rota Van, hijo, y caminó hasta el asiento de Lude para colocarse junto a su amigo -Suficiente tenía con la tortura qué mi madre le dio en vida al ponerme su nombre-

-Eres demasiado duro contigo Van, el señor Dremmy siempre estuvo orgulloso de ti- comentó Lude en un intento por animar a su amigo pero solo obtuvo una carcajada burlona de parte de Van.

-No es necesario que seas compasivo conmigo Lude... Todo el mundo sabe la decepción qué fui para mi puto viejo, hasta su último aliento- Van tenia una sonrisa forzada en sus labios y sus fríos ojos plateados también se habían concentrado en lo que estaba sucediendo más allá del cristal. El lobo alfa estaba en posición para atacar mientras qué el qué desafiaba su mando comenzaba a acercarse mostrando sus colmillos.

-Vamos hermano, mamá ya debe estar esperando- Lude se levantó mientras soltaba un largo suspiró de tristeza al escuchar las duras palabras de su mejor amigo.

Y la verdad era qué Lude y Van habían crecido juntos como hermanos, los dos en el seno de las familias más importantes del país cuya influencia databa de incontables generaciones atrás. Mientras Lude venía de la familia Vaudeville, famosa desde la edad del florecimiento(1) por descender de los antiguos reyes y reinas del continente madre, Van era hijo del linaje Dremmy, quienes ganaron prestigio y poder con las revoluciones(2) y guerras, teniendo la sangre de ancestros guerreros y libertadores corriendo por sus venas. Todo el mundo comentaba qué estaban destinados a la grandeza y triunfos pero, la verdad era qué un simple apellido no era garantía para el éxito.

Los dos caminaron juntos hacía la salida del lugar, siendo escoltados por su seguridad hasta el lujoso auto qué los esperaba para ser seguidos por una caravana.

-Ya sé que no te gusta hablar de tus sentimientos Van... Pero ¿cómo estás? - trató de insistir Lude a su amigo, sintiendo una genuina preocupación por su salud mental. Sabia que Van era impulsivo e inestable, y que en cualquier momento haría una locura cegado por el dolor de la pérdida de su padre.

Los infiernos de Van J. Dremmy (Historia Original) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora