Lude miró atónito a Samus, quien se encontraba recargado y de pies contra la mesa de blanco mármol del comedor. Todo su aspecto era devastador, sus manos temblaban frenéticamente y apenas permitían qué tomara del vaso qué se llevaba con dificultad a sus labios rojos y de los cuales pequeños hilos de sangre seca, salían de sus comisuras.
-Ya qué estas más tranquilo, dime que te sucedió y como lograste convencer a la seguridad de que te dejaran entrar aquí- Lude se cruzó de brazos, algo irritado y preocupado a la vez por la situación.
-Es... Una bonita casa la qué tienes aquí- Samus susurró mirando el deslumbrante lugar en el qué se encontraba sin tener la más mínima intensión de responder -Te la regaló él, ¿verdad? -
-¿De qué hablas? - la expresión de Lude fue de completa sorpresa.
-Supongo que fue un regalo para que iniciaras tu "vida perfecta", el típico sueño qué todos los alfas, y no alfas, desean- Samus apartó el vaso medio vacío y se apoyó mejor en la mesa para evitar que sus rodillas cedieran -Una bonita casa, un bonito perro, un buen trabajo, un precioso omega trofeo, y muchos hijos ¿no es así Lude? Ja- la pequeña risa del final heló la sangre de Lude.
-No sé a donde quieres llegar con todo esto-
-Ya tienes la casa, el trabajo, el estatus, solamente te falta el omega... Y el perro, pero supongo que con lo primero basta, al final ustedes solamente nos necesitan de mascotas ja, ja- Samus cubrió su rostro golpeado con sus manos mientras comenzaba a reír descontroladamente, hasta convertirse en desgarradores sollozos.
-Samus, no puedo ayudarte si no eres claro y me dices que te pasó- Lude se acercó a una distancia prudente de su invitado inesperado y trató de consolarlo lo mejor posible -Sé que no nos llevamos bien desde que mi padre se fijo en ti, pero podemos intentarlo-
-No hables de tu maldito padre- susurró Samus con asco sobresaltando a Lude.
-Por favor, te pido que te calmes-
-¿¡QUIÉN CREES QUE ME DEJO ASÍ!? - Samus comenzó a temblar nuevamente mientras se abrazaba a sí mismo con tanta fuerza, como si intentara desesperadamente mantener los pedazos juntos pero sus ojos ámbar una vez brillantes estaban completamente apagados y sin vida, inundados de un agudo miedo -Ese hombre esta enfermo-
-Haaaa... Samus, solamente ve a bañarte y relájate un poco, hablamos cuando te encuentres mejor- Lude comentó cansado y comenzó su camino hacía el estudio en el segundo piso -En el pasillo de la entrada y a la izquierda tienes el baño, y a la derecha el cuarto de invitados, puedes tomar lo que quieras pero tan solo... No me molestes, por favor, qué tengo mucho trabajo aún-
Lude caminó pesadamente, y mientras subía las escaleras miró de reojo como Samus terminaba su bebida y lentamente se sentaba en el piso llorando, a lo que el joven alfa solamente negó con la cabeza y continúo con su camino. Ellos dos se conocían de mucho antes de que su padre quisiera a Samus para él, y de hecho, le costaba bastante trabajo a Lude asimilar qué ellos dos estaban juntos, y no por el hecho que cualquier persona pensaría por la diferencia de edad; Lude había estado perdidamente enamorado de Samus.
Mientras se sentaba pesadamente en la gran silla de cuero frente al escritorio de su estudio, y sacaba poco a poco todos los documentos para continuar su labor, la mente del alfa comenzó a divagar.
Divagar por todos los recuerdos qué tenía junto a Lude. Como se habían conocido, como habían entablado una amistad, y cuando él estaba a punto de declarar su sentimientos hacia el precioso omega, ver como su padre se lo arrebataba. Al principio había dolido, no lo podía aceptar, pero su padre le había dado tanto, lo admiraba, y quería poder retribuir todo lo que había recibido de su progenitor, hasta el punto, de cederle a Samus.
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Los infiernos de Van J. Dremmy (Historia Original)
General Fiction¿Qué tan fuerte debe ser un corazón para no romperse? Secuestrado, torturado y sometido a lo más bajo de los instintos humanos, Ivy un pequeño omega que tuvo la desdicha de haber nacido en un mundo de alfas, luchará hasta las últimas consecuencias...