Capítulo 7

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"¿Para qué resistirse si caeremos igual? Sólo déjate llevar, lo disfrutarás y no te arrepentirás"

Termino de beber la infusión y espero a que Samuel baje las escaleras para luego irnos al trabajo. Escucho los escalones crujir y seguido aparece con su impecable traje y cabello perfectamente peinado. Se detiene frente a mí, sonríe y toma mi taza para beber un poco.

Después de la discusión del viernes, no hemos vuelto a tocar el tema. Fue un gran fin de semana, pero en ningún momento dejé de pensar en lo sucedido. Anoche no pude descansar del nerviosismo que genera ir a la Universidad y encontrar a Arsen ahí.

-¿Estás lista? -pregunta ya en la puerta de entrada.

-Siempre.

El viaje de esas pocas calles se me hizo demasiado corto, esperaba que nunca terminase, que nunca llegase a la universidad. Pero lo hice.

-Adiós -Dejo un beso en sus rosados labios y bajo con dificultad del auto.

Pareciese mi imaginación, pero siento que todo el mundo me mira, que tengo algo en la frente que me marca que me acosté con un candente alumno. Llego al aula de profesores, solo habiendo algunos pocos dentro con los cuales no hablo, pero no me importa, necesito respirar y tranquilizarme. Bebo agua del dispensario y el sonido del timbre me avisa del inicio de la hora clases.

Al salir los pasillos ya se encontran vacíos y el repiqueteo de mis zapatos se hacen oír lejos. No tendría que habérmelos puesto, tampoco esta ropa ni arreglarme tanto, ahora que lo pienso Arsen se pensará que me visto así para él.

«¿Y no es así?».

«No, claro que no».

Al entrar al salón de clases, se escuchan susurros y silbidos, algo a lo que ya me acostumbré de estos salvajes. Dejo las cosas en mi escritorio y camino hasta ponerme frente a la clase entera.

-Buenos días -saludo cordialmente.

El asiento de Arsen está vacío, lo busco en los alrededores, pero no lo encuentro. Algo normal, siempre llega tarde. Procedo con la clase, debo decir que me encuentro sumamente perdida, distraída, algo raro en mí, suelo estar muy concentrada. Es como cuando estás ebria, por más atención que quieres poner, el alcohol hace su trabajo en la sangre impidiéndolo, y Arsen, es el alcohol dentro de mi cabeza.

-Permiso -hablan desde la puerta.

No hace falta girar y ver de quién se trata esa gruesa y ronca voz, las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se activaron.

-Adelante -Solo eso me limito a decir.

De reojo lo observo, vienen flashes del viernes en la noche y además de ponerme colorada y nerviosa, me invaden otras sensaciones extrañas.

Toma asiento en la parte del frente, cuando termina de acomodarse se recuesta sobre el respaldo y clava sus gemas en mí. Todos tienen su mirada sobre mí, es algo normal y de costumbre, pero las suyas me traspasan, me quitan la respiración. Lo siento como si estuviese escaneando mi interior. Está en la misma posición que cualquier otro alumno, pero hay algo que lo hace distinto, imposible de ignorar.

Continúo, intento pasar por alto la gran incomodidad y nerviosismo que siento y logro llevar la siguiente hora como se supone: debo hacerlo.

Al retirarse todos los alumnos y ver a Arsen sentado viendo algo en su teléfono sin intenciones de moverse, comienzo a ponerme aun más nerviosa, es obvio lo que va a pasar a continuación. Pero debo enfrentarlo y sacar esta situación adelante.

Por el bien de mi matrimonio.

Y como si lo hubiese predicho, se levanta y camina en mi dirección, su postura segura de sí mismo, imponente y atractivo, no dejan de cautivarme. Al llegar se para frente a mí, dejándome una clara vista de la hebilla de su cinturón, pero levanto mi rostro y lo miro a los ojos.

Lovers: Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora