"Callamos y ocultamos, pero vive ahí, está guardado en el fondo, pero nos controla; lo queramos o no, somos simples marionetas del amor"
-Buenos días, campeón -Es lo primero que dice Arsen cuando abro la puerta de entrada. Evan estira sus brazos como si lo hubiese extrañado por siglos.
-Hola -saludo sonriente al ver la escena.
-Liz -ronronea mi nombre y se acerca a dejar un beso en mi mejilla.
Aunque haya terminado en la comisura de mis labios.
-¿Cómo estás? -pregunta cuando me quedo observándolo.
-Bien, lista para irnos -presiono ya que Liam se encuentra en la cocina y no quiero que presencie esto.
Asiente con una amplia sonrisa, se coloca unas gafas de sol que le quedan de revista y toma a Evan en brazos.
-Vámonos -pide entusiasmado.
Luego de colocar a Evan en el asiento de bebé, me acomodo en el mío. Es un auto grande pero a la vez el espacio se siente reducido, creo que es demasiado pequeño para estar junto a Arsen.
Nos ponemos en marcha, me cruzo de brazos y piernas, y miro por la ventanilla, el día está soleado y agradable. Se oye la música en el reproductor y por primera vez veo la situación de forma distinta, llegando a imaginar cómo hubiese sido nuestra vida juntos. Doy un vistazo hacia atrás para ver a Evan y lo encuentro dormido, está despierto desde temprano, también me hago un segundo y observo a Arsen conducir.-¿Sucede algo? -pregunta sin desviar sus ojos del camino.
Contemplo qué responder, sería muy fácil decirle que desde que sus labios tocaron los míos de manera fugaz, no dejo de pensar en él, como si algo dentro de mí se hubiese despertado de un profundo sueño. Pero responder eso sería generar algo que no voy a soportar en vuelta, no quiero moverme de esta posición de seguridad, tampoco dañar a nadie y sobre todo, a mí misma.
-Me preocupa el lugar que hayas elegido -respondo y no miento-, no me agrada la idea que me compren algo, e imagina si fuese como a ti te gusta -termino con un dejo de reproche.
Me enderezo en mi lugar y me doy cuenta que ya me he puesto a la defensiva. En este estado es la única forma en la que no se nota lo que siento o me pasa con él cerca.
Me sorprendo un poco cuando el auto desciende la velocidad y termina por detenerse en un costado del camino. Me giro nuevamente hacia él y lo veo quitarse las gafas, mala idea «las gemas color jade tienen algo difícil de ignorar y estoy segura que él lo sabe».-No debes sentirte así -habla sereno-, al contrario, yo debería sentirme mal, es lo mínimo que puedo hacer por ti -susurra mientras le echa un vistazo a Evan.
-Lo siento, sabes cómo soy -Me excuso apenada por mi reciente comportamiento.
-Te conozco y eso es lo que me fascina de ti -confiesa y con sus dedos acaricia el perfil de mi mandíbula.
Me aparto impidiendo que siga, eso lo desconcierta, pero tras fruncir su ceño y observarme unos segundos: toma mi rostro entre sus manos y me besa. Y, esta vez no me quedo estática, le correspondo de igual manera.
Arsen es algo a lo que nunca pude resistirme, sé que merezco el infierno, pero... ¿qué puedo hacer con esto que siento? Yo digo que no, pero mi cuerpo dice que sí. No puedo controlarlo, no puedo detenerme. Sus besos se vuelven lentos y tiernos, se aparta un poco y sujeta mi mentón, me observa y sigue dejando cortos y casi insoportables besos en mi boca.-Sabes que te amo, ¿verdad? -susurra dejándome más impactada que en toda mi vida. No sé qué responder o hacer.
«¿Amar? ¿Me ama?».
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Lovers: Él, prohibido
Romance"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...