“Paso a paso y tiempo al tiempo”
Cuando salimos de la posada, nos dirigimos hacia Londres. Tras darnos cuenta que no iba a poder estar dando vueltas todo el día en un vestido de noche y tacones altos, en el camino paramos en una tienda, y Arsen insistió en que me compre ropa. Me decidí por una blusa, sudadera, leggings y zapatillas deportivas.
—No puedo creer que hayas gastado todo ese dinero —Me quejo una vez en el auto.
—¿Por qué? Es sólo eso, dinero —contesta.
—Já —Me burlo—, si sólo fuese eso.
—Si bien aún no lo gano, no le tengo aprecio —responde pasando por alto mi burla y cerrándome la boca.
Sonrío para mis adentros, es obvio que no sabe lo que es la vida, pero lo que sí me encanta es su desapego al dinero. Cuando trabaje y lo gane puedo apostar a que se manejará de la misma manera. A Samuel le hubiese dado un ataque de sólo ver lo que he comprado. Pero no voy a compararlos, no voy a ser tan rastrera.
Decidimos pasar el resto del día en el lado más escondido de Londres
—pero mejor y menos turístico—. Arsen no conocía esta parte y me encanta ser yo quién se la enseñe. Visitamos el cementerio de los olvidados y el túnel de los grafitis de Banksy. También no podía faltar el café negro en un de los antiguos baños victorianos londinense, ahí mismo nos tomamos fotos en la pérgola de Hampstead Heath y visitamos el secreto lugar de Soho, los mercadillos... Y todo lo que pudimos. Arsen está fascinado con todo, así debo verme yo cuando me cuenta algunas de las cosas extraordinarias de Atenas.—Definitivamente me mudaré a Notting Hill —afirma y pasa su brazo por mis hombros para acercarme.
—No puedo creer que no conozcas esto... —confieso incrédula.
Ahora mismo caminamos por las calles más llamativas, cada casa es de un color distinto y tienen jardines colgantes con miles de flores preciosas. Guardan mucho de la antigua Inglaterra.
—Siempre visitamos los lugares más comunes y turísticos, no tenía una guía —río de sus pronunciaciones.
Arsen habla muy bien y fluido el inglés, pero en ciertas ocasiones en las que se apresura al hablar o pone nervioso, se equivoca o pronuncia de manera graciosa las palabras.
—Me encanta tu acento —comento y me mira de reojo.
—A mí me encantas tú —replica y hace que frenemos en medio de la avenida.
La gente a nuestro alrededor sigue su camino pero nos mira extrañados. Esto me hace recordar a tiempo atrás, a aquella noche en la que salimos a cenar y terminamos teniendo sexo en aquel callejón oscuro. Me mira con una expresión extraña, su rostro tiene una pequeña sonrisa y me pregunto lo que Arsen pudo haber visto en mí para verse tan enamorado.
—¿Qué es lo que tengo? —pregunto curiosa—. ¿Qué tengo de especial?
Realmente me intriga saber que vio en mí un chico como él, pudiendo estar con quien quisiese. Acaricia mi rostro con el dorso de su mano y sus ojos se clavan en los míos. Aún no me acostumbro y sigue quitándome la respiración.
—Tienes todo, Liz. Y yo tengo mucha suerte de haberte encontrado —susurra antes de besarme.
Me hace tan feliz que bese y abrace aquí, entre medio de todas las personas, sin miedo a nada. Quiero decir lo muy enamorada que estoy, quiero que todos lo sepan. No entro en mi cuerpo de la dicha.
Como todo lo bueno, se termina. Le pedí a Arsen que me lleve hacia la casa de Pat, por lo menos debía pisar su hogar para que no sea del todo una mentira o... Así poder limpiar mi consciencia. El resto de la tarde la pasamos de maravilla, observamos el London Eye hasta que el sol se puso y, no pudo ser más romántico y perfecto.
—Supongo que nos vemos el lunes —Me despido mientras acomodo mis cosas en el bolso, sobre todo el brazalete tallado en griego que me ha regalado.
Quisiese verlo hoy, mañana y pasado. Pero debo hacer las cosas bien, no puedo de un momento a otro saltar al agua. Me giro hacia él con mi bolso en mano lista para bajar y espero a que diga algo o me dé un beso.
—Claro —confirma y lo veo revolear sus ojos, quiere decir o algo le molesta.
—¿Qué sucede? —pregunto, frunce sus labios e intenta sonreír.
—No lo tomes como una presión, no es eso, sólo... —Y no continúa, se queda ahí.
—¿Qué? —inquiero.
—Sólo quiero saber si pensarás lo que hablamos ayer en la noche, de dejar a tu esposo —suelta todo de repente.
—Claro que sí, sé que no te dije nada al respecto, pero no es fácil, Arsen —explico y asiente, sus ojos se posan en su regazo, como si no le hubiese gustado mi respuesta.
—No te preocupes, no soy tonto, sé que no es fácil —responde un poco tajante.
—No creo que seas un tonto —Me acerco y dejo un beso en esa hermosa boca, sus labios son tan suaves «si sigo así no podré bajarme del auto»—. Sólo que esto es nuevo para mí... —concluyo.
—Lo entiendo, no te sientas presionada, hasta ayer no hablábamos —responde y sonríe.
Ahora que lo pienso, no hemos hablado de eso. No le he preguntado que ha hecho en el distanciamiento.
—Extrañé tus insinuaciones constantes durante este tiempo... —Me coloco a centímetros de su rostro observándolo, mientras acaricio su pecho.
—¿Mis insi —Se confunde al hablar, lo que me hace sonreír como una idiota, debo estar mirándolo como si fuese algo comestible—, ...insinuaciones? —Asiento.
—Eres un descarado.
—Me considero un romántico apasionado, mis insinuaciones sólo son parte de mi personalidad —responde con esas frases que parecen preparadas.
—Nunca la cambies porque me encanta —confieso, dejo un último beso y sin esperar respuesta, bajo del auto.
Cruzo la calle bajo la atenta mirada de Arsen y llego. Golpeo la puerta de mi rubia amiga, cruzando los dedos para que no me grite y segundos después esta se abre.
—Estás loca —afirma mirando hacia el otro lado y viendo a Arsen en el auto.
Esas son las palabras de mi mejor amiga, la que supuestamente debería apoyarme.
—Concuerdo —aparece Andrew por detrás y mira hacia el mismo lugar, pero por suerte Arsen pone el auto en marcha y se va, no sin antes tocar bocina.
Por fin ingresamos a la casa, nos acomodamos y cuando ambos se encuentran en sus respectivos asientos, me miran como si tuviese un fantasma bailando en mi cabeza.
He llegado a la conclusión —luego de pensar, analizar, alejarme y volver con Arsen— de separarme de Samuel. Mis sentimientos se han esclarecido, sólo necesitaba confirmar y el moreno —apodo de Pat— me ha ayudado. Si bien mi separación es atribuida a mi engaño y enamoramiento de otro hombre, debo admitir que las cosas desde que contraje matrimonio cambiaron. Los años han cambiado a Samuel, y últimamente —antes de conocer a Arsen— hemos tenido muchas discusiones, una de ellas es que él quiere tener hijos, no lo culpo, tiene treintaidós años, pero yo prefiero esperar.
En conclusión, voy a admitir que no se me hará fácil, no sé cómo enfrentarlo y menos si quiero que las cosas terminen de la manera que espero: bien. Sé que pido mucho y poco merezco, pero Dios sabe que siempre fui una buena mujer, nunca busqué nada, ni miré o engañé a mi pareja. Es como lo plantea Arsen, fue el destino.
«Y quiero aferrarme a eso».
Tampoco quisiese forzar las cosas, recién nos conocemos y por más que quita mi respiración, ocupa mis pensamientos y hace que todo mi cuerpo se movilice al verlo, tocarlo y besarlo, quiero tomar las cosas con calma.
—Sé que estoy loca —respondo—, pero no puedo continuar así, me niego a engañar a Samuel, es decir, ha mantener una relación paralela. No lo merece. Y no voy a dejar a Arsen.
—Ese es un buen punto, Liz —responde Andrew—, ¿y ahora qué sigue? Porque debes de ir a tu hogar en algún momento, ¿verdad?
Mi mirada se cruza con la de Pat, y tienen razón, ahora se viene todo el peso sobre mi espalda.

ESTÁS LEYENDO
Lovers: Él, prohibido
Romance"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...