Capítulo №69

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"Nunca sabemos lo que somos capaces de hacer en nombre del amor;
no hay razón ni entendimiento, somos simples animales actuando por mero instinto”.

—Vengo a hablar contigo —suelta con dificultad, como si no pudiese hablar correctamente.

Se acerca a paso lento, con las manos en sus bolsillos y el rostro desaliñado cual delincuente. Siempre vestía elegante, hasta sus modales parecían antiguos, cosas de otros tiempos. Pero esta... Es una versión de Liam nunca antes vista.

—No tenemos nada de qué hablar —asevero abrazándome a mí misma.

Cuando considero que ya no tengo nada más que decirle, me acerco a la puerta de entrada. Ingreso la llave a la cerradura pero él se para detrás de mí y sujeta mi mano junto a la llave con fuerza. Me giro instantáneamente para pedir una explicación.

—¿Qué estás haciendo? ¡Quítate! —exijo e intento apartarlo.

Liam niega seguro con la cabeza y clava sus azules ojos en mí, está muy cerca y siento el olor a alcohol que trae, además de otro aroma que no logro identificar, pero que no es agradable, huele a humo. Llega a revolverme el estómago.

—Vamos a hablar ahora —determina y suelta mi mano quitando mis llaves—, adentro está durmiendo nuestro hijo, no quiero que despierte —explica con auténtica preocupación.

—Evan no es tu hijo. —Le recuerdo.

Sé que él lo crio y en el fondo sigo agradecida, pero todo lo que ha hecho le quita cualquier derecho de paternidad que hubiese tenido si nos separábamos, porque no iba a apartar a Liam de Evan, supuestamente no lo merecía.

—¡Cállate! —Me sorprendo ante la orden que me da, y hago silencio—. ¡Eres una malagradecida!

—¿Está todo bien? —pregunta una mujer desde atrás de Liam, me hago a un lado para ver quien es y noto que es la vecina, trae la bata y una linterna, seguro ha oído los gritos y vino a cerciorarse.

—Sí —responde Liam con amabilidad—, hablamos aquí porque no queremos que despierte el niño —explica convincente y la señora posa sus ojos en mí, asegurándose que estoy bien.

Considero decirle que no, que quiero entrar a mi hogar y que él no me deja, o más bien está forzándome a escucharlo. Pero sé que eso haría que llame a la policía, y no quiero escándalos ni tampoco agrandar esto. Asiento apenas con mis ojos querellantes, metidos en la disputa por querer o no llorar.

—Buenas noches. —Se despide y aleja dudosa.

Liam vuelve a girarse y acercarse. Quiero alejarme pero la puerta a mis espaldas no me lo permite. Me sujeta la mejilla y acaricia, también pasa su dedo por mis labios delicadamente.

—Quiero que te vayas —exijo—, no tenemos nada más de qué hablar, no quiero saber más de ti, Liam —espeto y niega nuevamente mordiendo su mandíbula enfurecido.

—Escúchame, por favor —pide con desespero—. Debes saber que todo fue real, que te amé, que cuidé de ti, que me considero padre de Evan, que nunca te engañé, nada de eso es cierto...

Lo miro incrédula, sintiéndome tan tonta por confiar en este hombre, se veía tan sincero... Me siento tan mal porque no haya sido así, que el Liam al que yo quería sea una mentira, un lobo disfrazado de oveja. Y lo peor es que sigue negándolo, tratándome de imbécil.

—¿Tienes un hijo con Alice? —inquiero cansada.

Más que nada para terminar con la conversación, estoy más que segura de que eso es cierto, pero es la única escapatoria que veo para que termine con esto. Liam me mira y parece pensar su respuesta, como si eso fuese algo tan difícil. Cuando comienzo a mostrar impaciencia se desespera y accede.

Lovers: Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora