"Me encantas en toda tu integridad y no me atrevo a decirte lo que pasa por mi mente porque aún no lo acepto".
Sigo a Arsen por el largo y oscuro pasillo, camina a unos pocos pasos delante y pareciese que levitara, su forma sigilosa y seductora de moverse no dejan de sorprenderme. De un momento a otro abre una puerta e ingresa dejándola abierta, de ahí sale un resplandor dorado y por el movimiento puedo asegurar que es fuego de una chimenea.
Antes de entrar puedo oír música y es una que me agrada mucho. Cuando entro me encuentro con una gran sala, tiene una enorme biblioteca empotrada en la pared, en el fondo está la chimenea que suponía y toda la pared forrada en piedra; los sofá ocupan lugar dentro de una mullida alfombra... y para qué describir al ser que le da realismo mágico a este lugar.
-Me abandonaste allá -Señalo hacia el pasillo y por ende la cocina.
-No -Niega y sonríe-, aquí estás, sabía que me encontrarías -Se acerca y toma mi mano-. Ven... -Caminamos hacia donde se encontraba antes, junto a unos grandes ventanales.
Cuando me acerco veo la increíble vista de estos, ha comenzado a llover, está todo a oscuras pero el cielo y los relámpagos se ven magníficos con ese color violeta, los arboles se azotan y aquí dentro solo se oye el sonido de la música.
Y ahora la respiración de Arsen en mi cuello.
Pasa sus brazos por la altura del pecho y me abraza. Hunde su rostro en la unión de mi cuello y hombro, apoyando delicadamente sus labios sobre ésta. Mis manos viajan a sus brazos, solo haciendo caricias en ellos. Muchas veces se me ha acelerado la respiración, pero hoy es todo lo contrario, puedo sentir la presión dentro del pecho y como cuesta que llegue el oxígeno a mis pulmones. Apoya suavemente su mentón en mi hombro y mira hacia afuera.
«¿Está mal que me sienta tan bien en su agarre, con su calor, su aroma, respiración?». También siento culpa, es esa presión detrás de los ojos, por la fuerza de no querer llorar, la presión en la garganta, para que tu voz no se quiebre...
«¿Qué voy a hacer?».
Sin decir nada, me suelta muy despacio y se aleja lentamente. Tal cual como hizo en la cocina, toma asiento en el gran sofá, se recuesta sobre el respaldo y lleva una mano a su mentón, casi tapando su boca y me observa.
-Ven... -pide y acompaña con un gesto de la mano.
Y como si tuviese poderes de hipnosis, voy. Tomo asiento a su lado con miedo, vergüenza y sintiéndome una niña de quince años otra vez. Pasa su brazo por mis hombros y me acerca a él, sin protestar me dejo llevar. Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro mis ojos, intento no pensar en nada más que la preciosa sensación de estar aquí.
Con él.
Su mano acaricia mi espalda baja, es tan placentero que duele. Levanto mi rostro, apoyando mi mentón sobre su abdomen y miro a esos increíbles ojos. Su mano va a mi mejilla y acaricia con suavidad y delicadeza. Por primera vez en la noche me pregunto «¿cuándo va a besarme o acercarse a mí?».
-¿Por qué no dices nada? -pregunto al fin, levanta las cejas y frunce los labios, sin hablar y seguro confundido.
-Es que... no sé qué decirte, estás negada a todo lo que te digo -explica y abre sus brazos en señal de rendimiento.
Y es algo que me molesta e incómoda, no suele ser así. Estoy acostumbrada a sus insinuaciones y hoy me resulta extraño su comportamiento.
-Debo irme... -anuncio, me pongo de pie, pero me sujeta del brazo y obligadamente vuelvo a sentarme.
-¿Qué quieres que diga? -Se cruza de brazos y espera por mi respuesta.
-Nada, no debería estar aquí después de todo -suelto en un susurro, como si no quisiese que me oiga.
Hablo por razonamiento, aunque no es lo que realmente quiero.
-Está bien -murmura molesto.
Se levanta del sofá, va hacia una mesa y se sirve algo de color transparente. Lo bebe en el instante y por su expresión al tragar, debe ser fuerte. Junto mis piernas y las manos en mi regazo, y es ahí donde mantengo mis ojos. Puedo percibir que está parado a poca distancia, quieto, pero no sé si está mirándome.
-Supongo que quieres ir a tu casa -habla con hastío en su voz.
-Sí -titubeo.
-De acuerdo -contesta y sale a prisa por el pasillo murmurando algo que no entiendo.
No puedo creer que esté pasando por esto, siendo castigada a causa de mis deseos, siendo humillada y carcomida por mi propia consciencia. Cuando voy a ponerme de pie para seguirlo, lo veo entrar rápido y caminar en mi dirección. Y puedo decir que esta vez sí se me ha acelerado la respiración, el corazón, todo.
Sin decir nada toma mi rostro en sus manos y me besa de manera brusca, salvaje y apasionada... Y para qué negarlo, es lo que quería. Me fundo con él. Es solo que no estoy lista para que mi consciencia lo acepte. No estoy lista para asumirlo, no puedo tomar las decisiones.
Devora mi boca, succiona mis labios y enreda sus dedos en mi cabello, se aferra a mi cintura y me va guiando hasta el sofá donde me recuesta despacio con él quedando encima mío. No sé si es coincidencia, pero suena la canción "Electrical Storm" de U2.
Mis manos se meten bajo su camiseta y lo acarician por completo, la voy levantando y tras arrodillarse, se la quita frente a mí, nublando mi juicio con su torso desnudo. Arsen sonríe y vuelve a abalanzarse sobre mí. Sus manos también se meten bajo mi blusa y llegan hasta mis senos, masajeándolos y cubriéndolos con sus manos; abro mis piernas y lo atrapo con ellas, nuestras partes entran en contacto y nuestros jeans ya estorban.
Mi parte superior ya quedó desnuda, nuestros pechos se rozan y no sé cómo lo hace, pero me quita el Jean y las deportivas con mucha facilidad. Él por estar encima no tiene tanto problema en deshacerse de sus prendas.
Ambos desnudos y contemplando nuestros cuerpos, volvemos a besarnos,
tomo su miembro en mi mano y comienzo a masturbarlo, Arsen jadea y muerde mis labios en desesperación, pero quiero llevarlo al límite, quiero que se descontrole.Parece que lo logro, porque sin previo aviso sujeta mi cadera y me penetra. Me posee por completo de la manera más bestial en que lo hayan hecho. Clavo mis uñas en su espalda y callo mis gemidos hundiendo mis dientes en su deliciosa piel. Susurra cosas en mi oído, cosas que nunca me han dicho y me transportan a otra realidad, es como un viaje astral.
«No quiero que esto acabe».
Pero se termina, Arsen queda quieto y recostado, apoyado en sus codos para no poner todo su peso sobre mí, y es una sensación sumamente placentera, lo abrazo manteniendo el calor que comienza a abandonar mi cuerpo, pero él estira una mano y toma la manta que cuelga del sofá. Nos acomodamos de costado, él quedando por detrás cubriéndome primero con su cuerpo y luego con la cálida manta. Sin decir nada observamos el movimiento de las llamas y sus caricias en mi cabello comienzan a darme sueño, pero no puedo dormirme.
-Quédate conmigo esta noche -pide muy despacio en mi oído.
Acaricia mi mejilla y cuando siento que se mueve para mirarme a la cara, cierro mis ojos fingiendo quedar dormida. Vuelve a ponerse en la misma posición y abraza mi cintura impidiendo que me mueva.
Así permanezco estática por un buen rato, las llamas se apagan y solo quedan las brazas al rojo vivo. La respiración de Arsen está calma, se ha quedado dormido. Me muevo un poco y cuando logro quitar su brazo de encima, me levanto de golpe.
-Maldita sea -susurro para mí misma al sentir lo frío del ambiente.
Busco mi ropa lo más rápido que puedo y me abrigo, salgo de la sala y busco mi chaqueta donde tengo mi teléfono, tras ponérmela le marco a Pat. Por desgracia estaba dormida pero dijo estar aquí en unos minutos. Vuelvo a la sala a corroborar que Arsen aún duerme y al encontrarlo ahí, con esa dulce expresión me dan ganas de meterme en sus brazos otra vez. Pero debo esperar a Pat junto a la puerta para activar el portero sin que él oiga. Dejo un beso en esa suave boca y me retiro.
«No debí hacer esto, pero fue la última vez».
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Lovers: Él, prohibido
Romance"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...