Capítulo №47

86 10 1
                                    

"Cual interruptor, faltó que me toques para encender eso que creía muerto. Eres la recaída al vicio más bajo y que me niego a dejar"

Mis ojos y boca se abren en sorpresa, instantáneamente suelto a Liam y lo miro a los ojos buscando saber si eso es cierto. Su rostro está afligido y la desesperación que desprende me lo confirma. Crista se acerca rápido, toma a Evan en brazos y sale de la sala. Liam sigue de pie y ahora Arsen también lo está, camina por la habitación como un animal enjaulado, yo sólo miro la unión de mis manos apoyada sobre la mesa, quiero que la tierra me trague por tanta incomodidad.
No sé qué pensar de todo esto, lo que más me duele es que Liam me lo haya ocultado. Él sabe lo que pasé, sabe todo y aún así calló.

-Lo siento -dice Arsen del otro lado de la habitación, levanto mi rostro y lo observo, se ve arrepentido-. No quería que todo terminase así...

-No lo hagas -Me apresuro a contestar.

-Vamos a casa y hablaremos con más tranquilidad -pide Liam y asiento en aprobación.

Me pongo de pie, salgo de la sala y camino junto a Liam por el pasillo, encontrándonos al final de éste a Crista con Evan. Liam lo toma en brazos y tras despedirnos de la forma más educada que permite el momento, salimos del lugar. El trayecto a casa es silencioso, la tensión se siente en el aire y Liam está más que nervioso. Por mi parte me abrazo a Evan que está dormido y espero el momento de llegar a casa para hablar con tranquilidad.
Esto ha sido demasiado, no es por el hecho de que Arsen haya regresado a buscarme, porque eso ya lo sabía, más bien que Liam lo sabía; en aquél entonces estaba decaída por los suelos, pasando el peor momento de mi vida, sufriendo por lo que Arsen había hecho y además lamentándome por haberlo dejado ir. Al llegar dejo a Evan en su habitación y una vez que se duerme, me dirijo a la cocina, donde Liam me espera. Al entrar lo veo agarrado al respaldo de la silla y me paro del otro lado de la mesa frente a él.

-¿Por qué me ocultaste eso? -inquiero mientras me cruzo de brazos.

-Quise lo mejor para ti, Arsen no lo era, no lo es y nunca lo será -determina seguro.

-Eso debía decidirlo yo, no tú, soy un adulto y fue muy egoísta y atrevido de tu parte hacerlo -espeto enfadada-. En ese momento recién te conocía -continúo molesta-, ¡ni siquiera había tanta confianza! -exclamo.

-¿Estás arrepentida? -pregunta tras un silencio.

«No lo sé», pienso.

-No -respondo-, además ya sabía que él había vuelto y mi opinión no cambió, pero que hayas sido tú me sabe a traición -confieso.

-Quién sabe lo que hubiese pasado si te encontraba -comenta de una forma tan fría que me molesta.

-Eso a ti no tendría que haberte importado -replico-, no éramos nada en ese momento, hasta ni me caías bien.

-Me sienta mal que me trates así después de todo -espeta.

-A mí me sienta mal que me hayas controlado y mentido -reclamo.

-Él también te mintió -responde y que tenga razón me molesta más.

-No estoy cuestionando su actitud, sino la tuya, la persona con la que sí estoy, por mentirme es que no estoy con él.

-Sabía que traería problemas -murmura para sí mismo.

-Ya veo porqué no querías que hablase con él y estabas tan preocupado -suelto todo junto y sin dejarlo responder me doy la vuelta y salgo de la cocina.

Entro al baño y tras cerrar la puerta siento una angustia terrible, algo que me oprime el pecho y quiero llorar. Abro la ducha y me quito la ropa, ni el baño caliente logra relajarme, me siento mal, es una sumatoria de cosas y por primera vez considero como pudieron haber sido las cosas.
Al terminar busco mi ropa en la habitación y vuelvo a entrar al baño para no tener que cambiarme frente a Liam que está sentado en la cama leyendo. Al salir, bajo a la cocina para beber un té, pronto iré a la cama, pero esperaré a que Liam duerma, me molesta mucho su actitud controladora y que además no se arrepienta o mueva de su posición.
Pongo la tetera y mi teléfono sobre la mesa comienza a vibrar. Lo tomo en manos y al ver «Arsen, llamada entrante» me paralizo. Medito unos segundos si contestar o no, hasta que decido hacerlo, es tarde y pudo haber pasado cualquier cosa.

-Hola -contesto.

-Liz... -susurra y su voz se oye muy ronca-. Lamento llamar a esta hora, pero quería hablar contigo.

-Está bien, ¿qué sucede? -pregunto preocupada.

-Estoy fuera de tu casa -dice y de forma inconsciente me tapo la boca con la mano. Por eso se lo oye así.

-¿Qué estás haciendo aquí? -cuestiono sorprendida.

-No lo sé, quería hablar contigo, te fuiste de la casa y terminé acá.

-No puedes estar aquí -afirmo.

-Sal por favor -pide y seguido corta la llamada.

Saco la tetera del fuego y me apoyo en el mármol de la mesada para poder pensar y entender lo que está sucediendo. Miro la hora, ya es tarde, ¿Y si Liam se da cuenta que salí de la casa? Sacudo mi cabeza queriendo acomodar las ideas y tomo coraje para salir. Me coloco un abrigo y tras hacer el menor ruido posible, salgo de la casa. Miro hacia la calle y veo el auto de Arsen aparcado en la acera de enfrente, cuando doy dos pasos dispuesta a llegar a él, alguien me chista desde un costado.

-¿Qué haces ahí? Pareces un delincuente -reprocho asustada.

Arsen sale desde atrás del gran árbol, trae pantalones y sudadera deportiva con la capucha puesta. Me acerco hasta quedar bajo el mismo y no ser vistos por la luz de la calle.

-¿Qué sucede? -pregunto ya estando frente a él, me cruzo de brazos y espero su respuesta.

-Siento mucho haber dicho eso y más delante de Liam, me siento como un cobarde chismoso -explica y su vista apenada cae al suelo.

-Está bien, aunque podrías habérmelo dicho esa noche en el auto -recalco.

-No tenía pensado decirlo, es pasado -comenta y ese trago ha pasado amargo-. En un principio creí que lo sabías, pero esa noche me di cuenta que no, y era cuestión de tiempo para que se me escapase.

-Ya no importa -aclaro y desvío mis ojos a nuestro al rededor asegurando no ser vistos.

El silencio entre nosotros es mucho más ruidoso que cualquier otra cosa, se hace notar y duele.

-¿Sólo eso? -pregunto y asiente dudoso-. ¿No podías decirlo en una llamada?

-No -afirma.

-Debo volver a casa -digo acompañado de un suspiro con angustia.

Arsen asiente mordiendo su labio inferior y se lleva las manos a la cintura.

-Hasta luego -saluda y sin responder doy mi primer paso alejándome.

Pero no puedo dar otro cuando su mano sujeta mi brazo impidiendo que siga. Me giro y fijo mis ojos en el agarre.

-Esto no podía hacerlo en una llamada -dice antes de sujetar mi rostro entre sus manos y besarme.

Sólo presiona nuestros labios sin hacer nada más que el simple contacto. Abrazo su cintura aferrándome a él, sintiendo miles de descargas en mi sistema y actuando por instinto natural. Era imposible resistirse a él, es este mismo sentimiento el que hizo que me enamore de él, había magnetismo entre nosotros.

Lovers: Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora