Capítulo №72

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Había olvidado como se sentía la felicidad”.

El día había comenzado lo más bien, a excepción de mis mareos y náuseas repentinas, algo que automáticamente me alertó puesto que la última vez que me sentí así, Evan estaba en camino. Comencé a ponerme nerviosa y ansiosa, a pensar en todas las veces que tuvimos sexo sin cuidarnos con Arsen, pero que estaban dentro de los días permitidos. Y entre tanto ajetreo del hospital, olvidé que nunca me vino la regla.

Estaba un 97% segura de que estaba embarazada.

Le pedí a Pat que me comprara un test y lo traiga a casa ya que no quería despertar a Evan y no tenía con quién dejarlo. Mi amiga casi me golpea por teléfono, esperé una hora hasta que llegue, y ya había calado el piso de la cocina para rodear la isla.

—¿Es en serio, Liz? —inquirió mi amiga.

—Solo pasó —me excuso y comienzo a reír.

—¿Sólo pasó? —dice irónica riendo—, ¿es que Arsen no sabe eyacular fuera? —inquirió y nos echamos a reír a carcajadas—, no te ha dejado ni una gota afuera, amiga...

—Soy tan responsable como él, en ese momento no pensamos en nada —explico riendo y sacando el test de su empaque.

—Eso se nota, pero ¿otro bebé ahora es lo que deseas?

—Aún no está nada asegurado, pero un bebé de Arsen siempre es bienvenido.

Voy al baño y rápido hago pis para hacer la prueba, tarda solo un minuto, pero yo no puedo esperar. Sujeto el lápiz en mi mano y veo como la primer raya se marca rápido, y lento, aparece la segunda. Es positivo. La sonrisa es de oreja a oreja.

—¡Es positivo, Pat! —festejo.

No tengo motivos para tener miedo, ni opacar este bello momento. Soy feliz y sé que Arsen también lo será cuando se lo cuente esta noche.

«Formal o informal ¿?»

«Como quieras,
informal»

«Me pondré algo fácil
de quitar»

«Cenamos desnudos»

«No habría cena»

«Imposible
recordé el postre»

«Eso amerita cenar
desnudos»

Termino de guardar todas las cosas de Evan en su mochilita y espero a Mitch. Me ha costado pedírselo, más que nada por todo lo que ha estado haciendo por mí. En un momento tan complicado como la mudanza, trabajo y convivencia con su novia, que yo le pida que cuide del niño se siente como un abuso. Aunque él me ha dicho que no es problema, que le encanta y a su novia, Beth, aún más. Cuando escucho la puerta de su auto cerrarse, tomo a Evan de la mano y me dirijo a la puerta.

—Hola, pequeño —Mitch toma a Evan en brazos y besa mi mejilla.

—Te he puesto todo en su mochila, ya sabes, si llora me avisas... —Hago todo el monólogo camino al auto—. Hola, Beth —La saludo y ella me lo devuelve con la mano.

Mitch mete al niño al auto y con la puerta de conductor aún cerrada, se gira y me mira. Tiene una pequeña sonrisa tierna.

—Siento tener que molestarte —Me disculpo una vez más.

Chasquea su lengua y niega con la cabeza.

—Te he dicho que no es nada —afirma y pone ambas manos en mis hombros—. Cuando tengas que cuidar al mío, lo harás ¿verdad?

Lovers: Él, prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora