꧁Cap. 12꧂

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★¸.•☆•.¸★La Canción de la reina★⡀.•☆•.★

Pareció como si la fortaleza se hubiera sumergido en silencio cuando el rey terminó de relatar su historia y en ese momento, Uraraka entendió tantas cosas que antes no comprendía. El dolor del rey, la desesperanza y la desgracia de sus años, incluso el temor de Katsuki que la felicidad que ahora mismo sentía, fuera solamente pasajera y que en cualquier momento volviera a sumergirse en la miseria y la soledad de sus días.

—Busqué durante días el paradero de mi hermana, manteniendo el silencio de lo que ella hizo ante mi... Pero, la driadas escuchan todo y cuando volví en si en la fortaleza -después, de haverme desmayado despuéz de todo- mi hermana era ahora una traidora y había sido expulsada al mundo humano por sus fechorías para que hicieran con ella lo que se les plazca. Después de eso, como venganza por haberla expulsado y castigo para mi por haber roto la promesa que hice, decreté que ningún nirvano tenía derecho a amar en el Nirvana y cualquiera que se encontrará cometiendo sacrilegió a la ley que acababa de dictar... serías expulsado al igual que había sido expulsada mi hermana.

—Katsuki... yo... yo se no que decir— decía Uraraka tan sorprendidas que apenas podía procesar sus palabras.

—Y entonces... mi madre me habló de la reina del Nirvana y, al tener un corazón tan herido con cicatrices que nunca han sanado, solo quería que algo o alguien me devolviera los que alguna vez sentí. Después comprendí lo que mi hermana había hecho y mi dragón la odio sin igual pero... Mi parte humana no pudo, entonces decidí cambiar la ley esperando poder sanar mis heridas cuando mi reina arribara al Nirvana. Pero con el pasar de los años, me sumergí en una profuda desesperacion y locura y un día en que me convertí el dragón, olvide como regresar a mi forma humana y me mantuve así por largos años siendo cada vez menos humano hasta que finalmente olvidé como era serlo. Pero...— Katsuki levantó su mano a la mejilla de Uraraka y la acarició tan gentilmente que no pudo evitar colorearse de un tono carmín como los ojos del rey —Llegaste tú.

Uraraka veía en los ojos de rey una esperanza y un anhelo que incluso parecía irreal dirigirse a su persona como si la adorara más que nada en su reino y... ahora sabía el porque.

Su llegada fue lo único que mantuvo al rey con vida, con tanto dolor, remordimiento y culpa...
Él no hubiera sobrevivido si no fuera por ella y en ese momento comprendió que tan necesario era ella para él, la consentía por que no quería que se fuera de su lado, la protegía porque tenía que se le fueran rebatada nuevamente, la amaba... Porque no tenía a nadie a quien más amar y en ese momento las lágrimas bajaron por sus mejillas y abrazando al rey con todas sus fuerzas, intentó transmitirle todo los sentimientos que no podía decir, las palabras que no alcanzaba a decir.

Katsuki se sorprendio por la acción audaz de Uraraka pero igualmente le devolvió el abrazo hundiendo su rostro en la curva de su cuello oliendo aquel perfume de rosas que Uraraka siempre traía sobre ella.

"Es... hora de levantar la prohibición. Se lo debo a Dios por haberme entregado a mi amor y ahora se lo debo a mi pueblo" comprendió en ese instante sonriendo para sí por todo lo que harían sus amigos al oír la desición del rey.

Pero, en un lugar escondida detrás de una pared en aquel pasillo majestuoso, Jirou había escuchado todo y por un vez en su vida, una lágrima recorrió su mejilla por recordar a la hermana del rey que hace tanto tiempo fue expulsada del reino.

Ella había presenciado aquellos días... Pero, nunca había escuchado el relato de la boca del rey con tal dolor y tristeza que sólo un hermano podía contar y, al oírlo, comprendió que había cometido un error al insultar a Toga y a la reina por igual. Ninguna de las dos tiene la culpa de lo que haya pasado y no pudo asimilar caunto dolor sentía el rey ante aquello.

El Nirvana de los Mares (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora