꧁Epílogo꧂

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Katsuki al fin regresaba a la Fortaleza de Fuego del Dragón después de haber sido invitado por el rey Toshinori Yagui a una reunión de negocios para mantener la buena relación entre ambos reinos para el seguro comercio y la migración legal de los habitantes de estos.

Ahora, después de casi seis meses de arduo trabajo para convencer a Kastuki de que Izuku junto con un pequeño grupo de caballeros, sus esposas y sus hijos se instalarán en el Nirvana de los Mares para aprender sus costumbres y gestionar a los barqueros y barcos que próximamente arrivarian al Nirvana para comenzar con el acuerdo de libre comercio de ambos reinos y la migración legal de algunos humanos a la isla, el príncipe de Masutafu estaría próximo en arrivar junto con su comitiva en un par de meses más antes de comenzar con el proyecto que el rey All Might había planteado. Y apenas ha llegado del agotador vuelo y tenía que gestionar que todo estuviera listo para su llegada. Ya había una parte de la isla destinada a ellos, una pequeña aldea al gusto humano pero todavía tenía que arreglar unos asuntos más.

Suspiro cansado mientras se masajeaba el cuello. Tenía mucho que hacer en los próximos meses.

—Rey mío— escuchó decir a Tsuyu quien se acercaba con cordialidad al rubio —La reina solicita su precencia en sus aposentos— Katsuki asintió aparentando seriedad pero Tsuyu soltó una risa al ver que lo aparentaba demaciado mal la emoción de ver de nuevo a Uraraka después de largas semanas.

—¿Por qué te ríes, ninfa?— dijo Katsuki con una voz agresiva. Estaba demaciado cansado para estar lidiando con las estupideces de sus subordinados.

—Por nada, rey mío... Sólo... me alegra que por fin haya alcanzado la felicidad. Es lo que todos nosotros quienes lo vimos crecer queríamos para usted— dijo Tsuyu con honestidad haciendo sonrojar al rubio quien lo oculto pasando a su lado diciendo.

—Voy a ver a Ochako— dijo Katsuki pasando de largo dirigiéndose a la habitación que compartía con la reina mientras Tsuyu solo asentía y seguía con sus actividades diarias.

Al llegar, Katsuki se detuvo un momento para prepararse para cualquier reacción que Ochako tendrá al verlo de vuelta después de tanto tiempo. Podría ser que se avalance sobre él y llore por qué lo había extrañado, o que lo llene de besos y no se separe de él el resto de la semana o que le reclamé a gritos por haberla dejado y la haga dormir en los establos con Eliseo por las próximas dos noches mientras se le pasa el enojo. Cualquier cosa podría pasar con el estado en que Uraraka se encuentra ahora. Un embarazado conlleva mucho cambios hormonales o eso le había dicho Tokoyami.

Finalmente, Katsuki suspiro tomando aire y abrió la puerta lo más precavido que pudo viendo a su amada acostada en la cama guardando reposo tal como Tokoyami había dicho y al levantar la vista y ver a su guapo esposo sonriendole suavemente con aquellos ojos escarlata que tanto le gustaban, se le llenaron los ojos de lágrimas mientras hipeaba levemente extendiendo los brazos haciendo ademanes que se acercara y la abrazara. Cosa que no fue negada por el rey.

Katsuki se metió con ella a la cama y la abrazo acariciando con gentileza el vientre donde se encontraba su hijo mientras besaba repetidas veces las mejillas un poco más rellenas de Ochako haciendola reír entre lágrimas. Había subido de peso un poco pero eso no le molestaba al rubio.

—¿Por qué tardaste tanto?— pregunto Ochako en bajito mientras colocaba sus manos sobre las de Katsuki.

—Culpa al bastardo de Deku por eso. Si no me hubiera invitado a recorrer su maldito reino a caballo hubiera llegado antes— dijo Katsuki tratando de justificarse.

--Pero... aún así te extrañé mucho— dijo la castaña mientras sus ojos se llenaban de lágrimas nuevamente. Cosa que el rey se encargó de limpiar con sus dedos.

—¿Cómo está Ryuichi?— pregunto el rubio refiriéndose a su hijo mientras daba unas caricias al vientre abultado de su esposa mientras sonreía soñado. Aún no podía creer que ambos esperaban el nacimiento del fruto de su amor.

—Se ha portado bien pero, siempre me da antojos de cosas raras además de hacerme ser más sensible de lo habitual— entonces Katsuki se levantó de la cama y ayudó a la castaña a sentarse a la orilla de la cama mientra este se arrodillada frente a ella y comenzaba a acariciar gentilemente el vientre hinchado de la castaña mientras le daba un par de besos a lo que Ochako rió enternecida para después decir con voz suave y cariñosa:

—Ryuichi, tienes que portarte bien con tu madre. No hagas que pase feo ratos mientras no estoy yo. Ambos tenemos la responsabilidad de cuidarla, ¿entiendes?— y como si el bebé hubiera escuchado, dio una pequeña patada de afirmación a lo que Katsuki sonrió encantado soltando una risa mientras repartía besos por el vientre de Ochako mientras decía en un tono tan dulce y cariñoso como nadie escucharía jamás:

—Eres un buen niño, Ryuichi. Cuida y quiere mucho a tu madre como nosotros te cuidaremos y te querremos a ti.

—También ama y respeta a tu padre, cariño— se unió Ochako acariciando igualmente la casa de su hijo —Y nunca olvides lo mucho que te amamos, Ryuichi— y con ello, otra pequeña patada fue dada por el bebé mientras ambos reían felices y compartían un beso dulce al sentir que el río de su vida por fin había tomado su rumbo y había desbordado en el mar del Nirvana, el destino en donde estaba predestinado llegar.

Y en el lugar más alto jamás conocido en el Nirvana de los Mares, aquella isla flotante que sólo él rey y la reina conocen, la estatua de ambos reyes es el vivo recuerdo de aquel amor que cruzó fronteras y peleo contra ejércitos y aún así, siguió tan fuerte como la primera vez que nació con la mirada de un rey Nirvano a una princesa humana.

"Es mejor amar a fondo y sufrir... que nunca haber amado"


No tengo mucho que decir... Solamente que les agradezco con todo el corazón todo el amor y el cariño que le han dado a esta historia que tanto esfuerzo y cariño les he traído y que hoy llega a su final.

Muchas gracias, a todos y hasta la próxima!!!

El Nirvana de los Mares (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora