꧁Cap. 26꧂

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Los día pasaron y para alivió de Katsuki, Uraraka se encontraba mejor y más renovada que nunca.

Después de algunos días en cama y bebiendo el bebedizo que Tokoyami le había dado, la fiebre había disminuido hasta el punto de desaparecer y los delirios se habían ido por completo aunque de vez en cuando la reina parecía divagar en algún momento del día pero, según palabras de Tokoyami antes de irse de vuelta al Castillo Oscuro, es normal ya que su enfermedad era algo fuerte y necesita tiempo para volver a su estado normal.

Uraraka se la pasaba leyendo libros y jugando cartas pero, la mayoría del tiempo, se encontraba dormida como si su cuerpo aún trataba de recuperar fuerzas por la enfermedad que la azotó y en todo ese tiempo, y para sorpresa y gusto de Uraraka, Katsuki se había quedado a su lado velando y estando con ella.

Cuando recuperó un poco la consciencia y comenzó a analizar lo que había sucedido estando enferma, recuerda todas las veces que Katsuki estuvo a su lado abrazandola para tranquilizarla y hablándole con cariño para lograr adormecerla. Había cosas que no recordaba del todo, especialmente de algo que dijo Katsuki que parecía importante, pero, al no recordarlo, lo dejó pasar.

En realidad, disfrutaba sus días junto al rey y él igualmente disfrutaba de su salud y buen humor durante todo el tiempo a su lado. En las mañanas Katsuki siempre ayudaba a Tsuyu para acomodar su desayuno y la eternecía ver como Katsuki levemente se sonrojaba al ver la sonrisa dulce de su reina al agradecerle lo que había hecho por ella. Después, Katsuki se recostaba junto a ella mientras está le leía algún libro, pergamino o tratatado del Nirvana que Kaminari le traía para ampliar su conocimiento logrando a veces que él rey se quedaré dormido sobre su regazo mientras Uraraka sonreía y acariciaba gentilmente su cabello para dormir después; al despertar de la pequeña siesta, ambos jugaba juegos que Uraraka le encantaban desde que era una niña aunque debía admitir que le molestaba un poco ser vencida por Katsuki en cada uno de ellos. Ella lo había jugado desde que tenía memoria y él la vencía solamente por haberle explicado el juego.

"¿Habŕa algo en que no sea bueno?" Pensaba frustrada.

Y así se pasaba sus días. Muchos dirían que es algo aburrido, pero, teniendo la atención y el cariño del rey para ella sola, todo lo aburrido llega a ser entretenido.

En este momento Uraraka despertaba de un sueño realmente placentero del que no quería despetar jamás, pero, al abrir los ojos y no encontrar a Katsuki en su lugar, lo busco con la mirada encontrandolo sentado en el sofá de cuarzo de la pequeña salita de estar teniendo un montón de libros que jamás había visto y de vez en cuando lanzaba alguno de ellos con furia mientras agarraba otro y continuaba su extraña búsqueda.

Uraraka ladeó la cabeza confundida, ¿Qué estaba buscando el rey en esos libros?

Con un poco de esfuerzo, logró levantarse de la cama y acercarse a Katsuki notando para su extrañeza que leía libros sobre una extraña Luna Roja que se erguía en el cielo una vez cada reinado de un rey nirvano, ¿Qué estaba tramando?

Al principio, no lo pudo leer o comprender pero, el texto decía más o menos asi:

La Luna de los Amantes

Se dice que una vez durante el gobierno de un rey en el Nirvana de los Mares, una luna de sangre tiñara el cielo de la isla de rojo y en ese momento, el rey tendrá que comprometerse con alguna criatura que se ofrezca a ser su esposa para gobernar al lado suyo como su reina.
La leyenda cuenta que hace mucho tiempo atrás, en una era del Nirvana ya olvidada, un rey en soledad y tristeza por la muerte de su amada esposa y su hija, descuidaba sus labores como gobernante del Nirvana de los Mares causando hambre y miseria a sus ciudadanos.
Y entonces, una sirena de nombre olvidado invocó a su diosa, Afrodita, para que fuera ella quien ayudara al pueblo y trajera amor y dicha devuelta al alma de su rey.
Ella al escuchar la historia de su fiel seguidora, prometió que la luna de los amantes se alzaría en el cielo aquella noche y ese día, ella tendría que subir a la Montaña Ardiente y llevar consigo una caracola rosa -un instrumento que solo una sirena puede tocar- y tocar la melodía de su corazón asegurándose que el rey la escuche y así, él encontrará el amor de su vida de nuevo.
Pero, Afrodita podía ver los secretos ocultos de un corazón y sabiendo que aquella sirena amaba al rey en secreto y al ser una de sus más fieles seguidores de este mundo, le concedió ser aquella que sanara el corazón herido del rey enamorandolo con el más sincero amor jamás conocido cuando ella tocó la caracola en un lugar escondido en la fortaleza y se encontró al rey buscando aquella hermosa melodía que apaciguó su dolor. Y para asegurarse que ningún rey vuelva a sufrir el mismo dolor y descuidara a su pueblo de la misma forma que aquel antiguo rey lo hizo, la Luna de los Amantes subirá al cielo en cada reinado de un nuevo rey y esa noche, el rey encontrara a quien sea que será la persona que compartirá el trono con él y su amor.

El Nirvana de los Mares (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora