GLASS II {JJK & KTH}

Capítulo 1

–Amber.–Me llamó Taehyung cruzándose de brazos.–Dame esa pistola ahora mismo.

–No quiero.–Respondí inflando mi labio inferior.

–¿Qué te he dicho de portarte mal?

–¡Agh!–Grité y, finalmente, le devolví la pistola.

–Buena chica.–Me sonrió.

–¿¡Por qué me hablas como si tuviera diez años!? ¿¡Porque eres mucho más mayor que yo!?

–Por eso y porque esta pistola no es un juguete, no sabes usarla.

–He visto cómo acabaste con Sunghoon, no me asusta nada después de haber visto eso.

–Lo que tú digas, cielo.

El mayor se rió y me besó la cabeza. Podría decir que me molestaba que actuara como si fuera mi padre, pero no era el caso. La figura paterna que siempre me faltó la encontré en el criminal que convivía conmigo.

Habían pasado seis meses desde que Taehyung y Jungkook salieron de la cárcel y todo parecía que iba sobre ruedas: Garnet, Sunwoo y Jasper compartían apartamento juntos, Amatista dejó de luchar en contra de lo que sentía su corazón y en ese momento vivía con Minho en su casa de campo, Taehyung y yo nos quedamos en la casa en la que crió a sus hijos y, por último, Jungkook gozaba de su nueva en su inmensa mansión.

De vez en cuando, los hermanos Kim y los demás nos venían a visitar y viceversa. Yo era la más feliz, pues finalmente tenía una familia que me quería y el hombre de mis sueños cuidándome. Nuestra relación no era la mejor, pues yo era la intensidad personificada y él una roca, pero trabajábamos bien por algún motivo. A él le daba ternura mi inseguridad que provocaba ataques de celos y me calmaba llenándome de caricias, seguidas de un "Eres igualita a tu madre, cielo... Puedes estar tranquila, ninguna otra tonta va a meterse en mi corazón."

Y ahí estaba él en la cocina riñéndome por haber cogido una de sus armas y haber jugado con ella, era obvio que su necesidad por protegerme no había cambiado ni un poco.

–Menos mal que no le he metido las balas.–Suspiró.–Eres muy desobediente, cariño.

–¡Es que yo también quiero saber de esas cosas como tú!–Me quejé.

–¿Y ponerte en peligro? Prefiero que mires y te quedes quieta.

–Sabes bien que haré lo que yo quiera.

–¿Tantas ganas tienes de que te castigue?

–¿Tienes tú ganas de hacerlo?

–Mi niña traviesa.

El mayor rió y se acercó a mí para sentarme en la encimera y empezar a besarme. Sus manos acariciaban mi cintura mientras las mías navegaban entre su precioso pelo, lo que provocó que el beso subiera de temperatura a los pocos segundos de iniciarlo. Estaba en una nube cada vez que su piel rozaba la mía, no podía ser más feliz.

Pero el maldito sonido de su móvil empezó a sonar, rompiendo otra vez más una bonita escena de pasión que estábamos teniendo.

–Debo cogerlo.–Me dijo con una sonrisa apenada.–Lo siento.

–¡Es la tercera vez en dos días!–Me quejé.

–Tengo mucho trabajo, cielo, entiéndelo.

–¿¡Puedes al menos cambiar tu tono de llamada!? ¡Estoy harta de escuchar el maldito "ay, ay, ay, I'm your little butterfly" cada noche!

–¿Diga?–Dijo el mayor respondiendo a la llamada, la cual hizo que su expresión facial cambiara a una de sorpresa.–¿Cómo?

–¿Todo bien?