Capítulo 36. Trazando un perfil psicológico.

872 99 214
                                    

Vanesa y García se quedaron sorprendidos pero a la vez esperanzados de que pudieran tener ya al asesino. La inspectora sabía que las razones por las que un niño podía llegar a maltratar a un animal podían ser tales como la falta de empatía, por haber sido víctima de abusos, maltratos o abandono; la falta de una educación adecuada, dirigida a reconocer el animal como un ser vivo, aunque de forma diferente; o, finalmente, la emulación de los gestos violentos cometidos por los padres hacia él o hacia el animal, incluso para punir el propio niño. Así pues podían estar ante una persona sádica. Tenía toda la pinta.

Vanesa quería ahondar más en la infancia del hijo. Tenía claro que ésta no habría sido una buena infancia si de pequeño era capaz de maltratar a un animal mientras disfrutaba haciéndolo.

-¿Su mujer y usted se llevaban bien cuando estaban casados?

-Bueno, mi mujer era la que "llevaba los pantalones en casa". Vaya genio tiene esa maldita mujer. Saben...Les seré sincero, yo creo que ella no quería a Álvaro. Lo maltrataba. Estaba siempre enfadada con él. Como se quedó embarazada tan joven, pienso que ella le echó toda la culpa al niño de haber tirado su vida por la basura. Ella, cuando la conocí, tenía planes de estudiar, de viajar, de hacer muchas cosas. Fue tener a Álvaro y sus sueños se desvanecieron. Entonces toda esa frustración la pagó con el chico.

Ahora sí iban encajando poco a poco todo. Que el posible asesino pudiera llegar a haber matado a Pilar. Vanesa creía que Álvaro tenía sus propios motivos para hacerlo.

-Y ¿usted cree que su hijo es como es por la infancia que le dio su mujer?

-Puede ser, sí. Mi mujer implantó el miedo en este hogar. Bueno, en esta casa, porque yo creo que no se le podía llamar hogar a lo que construimos. Y sinceramente, cuando me quedé en silla de ruedas, me costó asimilarlo, pero creo que en fondo me alegré cuando mi mujer nos abandonó. No hay mal que por bien no venga.

-Vaya, lo dice como si se hubieran quitado su hijo y usted una losa de encima. Pero por lo que veo, su hijo no fue a mejor cuando su madre lo abandonó, al contrario.

-Sí, en eso tiene razón. Mi hijo ya es un caso perdido. Por eso lo dejo hacer a sus anchas. Prefiero no molestarlo. Ve, eso me ha dejado mi ex mujer. Ella rehizo su vida y a mi me dejó un hijo que me ha dado más problemas que otra cosa. Y para colmo ya ven cómo me he quedado. Por eso les digo que no creo que el haber sobrevivido a ese accidente haya sido un milagro.

-Por cierto, ¿Cómo le iba a su hijo en el colegio?

-Le fue mal, pero porque se aburría en las clases. Sus profesores siempre nos decían que era un niño muy inteligente. Estaba por encima de la media, de hecho su profesora de matemáticas del instituto nos dijo que era el único que razonaba las matemáticas. Pero...Creemos que también sufrió bullying en el instituto. Así que cuando cumplió los dieciséis años, nos dijo que no quería seguir estudiando. Nunca nos dijo el motivo, pero yo alguna vez lo vi con la cara marcada.

Vanesa ya se imaginaba que Álvaro hijo podía tener un coeficiente intelectual elevado. También sabía que era posible que hubiera sufrido acoso escolar. Y al no tener en casa el apoyo necesario en esta clase de situaciones, el chico prefirió salir nada más pudo del instituto.

-Vaya, sentimos que su hijo tuviera que pasar por eso. Por cierto, ¿Sabe dónde podemos encontrar a su ex mujer?

-Pues no, ella se fue sin mirar atrás. Se puede decir que nos abandonó. Y lo prefiero así. Así que ahí no puedo ayudarles.

-Ya vemos, señor Martínez. Por cierto, cuando su hijo está en casa con usted, ¿Él suele salir de noche?¿A pasear al perro? Porque nos confirmó que su hijo sí había comprado un collar como el que le hemos mostrado.

-Sí, claro, el perro necesitaba que lo sacaran a pasear varias veces al día. Y por la noche mi hijo sí salía a pasearlo. Además solía aprovechar y se pegaba paseos largos. Siempre lo hacía, hiciera calor o hiciera frío.

-Ya veo. Bueno, le voy a dejar mi tarjeta y en caso de que su hijo se pase por aquí, ¿Usted podría llamarme?

Vanesa le tendió su tarjeta al hombre y éste la cogió y la guardó en su cartera.

-Por cierto, inspectora, yo les he permitido entrar en mi casa, y los he atendido. Pero...En realidad aún no sé el motivo de su visita. ¿A qué se debe?

-Caballero, no sé si usted ve las noticias, los sucesos concretamente, pero ha aparecido el cuerpo de una joven que llevaba desaparecida unos seis meses, y estamos buscando al asesino.

El hombre palideció.

-¿Creen que fue mi hijo el que hizo eso?- El hombre no quiso tirar piedras sobre su propio hijo, y se calló. Pero él sí veía capaz a su hijo de haber matado a esa joven. Al señor le daban ganas de llorar, por haber dado la vida a ese monstruo. Ojalá se hubiera matado en ese maldito accidente y ahora no tendría que pasar por eso.

-Verá, señor Martínez, aún no podemos asegurarle nada. Sólo estamos buscando al posible sospechoso. Estamos en ello, ¿Sabe?- los policías no quisieron decirle al hombre que sí, que iban a ir tras la pista de su hijo porque en ese momento era el principal sospechoso. Aún no era el momento de decirle que las cosas pintaban muy mal para su hijo.- Bueno, nuestro interrogatorio ha acabado por hoy. Por cierto, ¿Usted podría facilitarnos una fotografía de carnet de su hijo? ¿Y su número de teléfono móvil?

-Sí, claro.-El hombre se acercó a una cómoda que había en el comedor. Abrió el primer cajón y sacó un álbum lleno de fotografías. Cogió una foto de carnet que tenía por el álbum y se la dio a la inspectora.- Pero teléfono móvil, si tiene yo no sé cuál es su número. Cuando me llama lo hace pidiéndole el teléfono a alguien. Así es mi hijo. Saben, a su edad sólo ha tenido a su nombre a su perro, ni un mísero móvil, ni un coche, ni nada.

-Gracias, señor. Estaremos en contacto con usted.

-Por aquí estaré. No me iré muy lejos.

-Bien, porque vamos a volver.

Vanesa y García se despidieron del señor Martínez y se fueron directamente para el coche del policía. Cuando ya estaban cerca del coche, Vanesa fue la primera en hablar.

-García, en el jardín tienen olivos.

-De puta madre. Es una buena señal, Vanesa. Creo que lo tenemos. Tal como lo ha descrito su padre, tiene que ser Álvaro el asesino. Joder, este hombre es un perturbado mental, y el ambiente en el que ha crecido no le ha ayudado en nada.

-Estoy contigo, tiene toda la pinta. A ese hombre se le junta la genética con la vida que le debió de dar su madre cuando era pequeño. Bueno, y el padre que en vez de defender a su hijo separándose de ella, prefirió mirar para otro lado. Entonces es muy posible que sienta cierta animadversión hacia las mujeres por el trato que recibió por su propia madre. Si según el padre, la mujer culpó al hijo de cómo le había ido la vida, es fácil que Álvaro llegue a sentir incluso odio por las mujeres. Tenemos que investigar más sobre ésto y así tal vez podamos entender el por qué el asesino hizo lo que hizo con Pilar.

-La idea la tenemos, Vanesa, pero sí, necesitamos hacer un perfil psicológico más exhaustivo de este chico. Podríamos preguntar a los vecinos. Seguro que tienen alguna opinión de él, incluso del padre, porque éste nos ha dado su versión, pero quién nos dice que luego no concuerde con la realidad. Porque encontrar a la madre creo que va a ser tarea más difícil.

-Lo que vamos a hacer García es poner a una unidad de policía aquí vigilando la casa, porque no sabemos si el padre puede avisar a su hijo de que hemos venido a interrogarlo, y que además sospechamos de él. Por lo que es fácil que huya. Y creo que tal vez sea mejor pasarnos a hablar con los vecinos mañana. Ahora puede estar Álvaro espiándonos por la ventana y no es cuestión que vea que actuamos por detrás. Joder, necesitaríamos una orden del juez para pinchar su teléfono. Y también para registrar su casa. Creo que tenemos pruebas suficientes para que el juez nos dé luz verde.

-Sí, necesitamos tenerlo controlado. Estoy contigo. Como también con lo de pasarnos a hablar con los vecinos. Nos conviene saber cómo viven aquí en el vecindario, si son vecinos ruidosos o por el contrario son tan raros que ningún vecino sabe de ellos, cosa que dudo.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora