Capítulo 100. Una decisión que tomar.

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Olivia aún le comentó lo que habían descubierto en las autopsias, tanto del cuerpo de Carmen como el de Álvaro. García se encontraba muy desmoralizado, pero Olivia no estaba mejor que él.

-Oli...¿Y tú cómo estás?¿Supiste algo de Vane?

-Sí, Marco. Vino ayer a verme a casa. No me lo esperaba. Me gustó mucho verla, aunque no salieron las cosas como yo quería. Estuvimos hablando, pero ella me dijo que prefería que nos diéramos un tiempo para aclarar sus ideas. Eso me da a pensar que aún piensa en Sara. Entonces yo ahí no pinto nada. Sabes...Voy a pensarme lo de irme a Londres. El lunes daré una respuesta. Creo que ha llegado el momento de irme.

-Joder, ¿En serio?

-Sí, yo no quiero ser el segundo plato para nadie. Sé lo que valgo y no me merezco eso.

-En eso tienes razón. Mira, a mí me va a doler mucho que te vayas, ahora mismo te necesito, pero...Si te vas que sea por ti,no por olvidar a Vanesa, porque eso nunca sale bien. Si te vas por ese motivo, cuando vuelvas y la veas por la ciudad te habrás dado cuenta que cambiaste el rumbo de tu vida erróneamente, porque no habrás conseguido olvidarla.

-Lo sé, Marco. Pero necesito un cambio en mi vida. Ya no es sólo por Vanesa. En realidad aquí sólo te tengo a ti, a mis padres y a mi hermano. No me gusta Madrid, y quiero seguir manteniendo el inglés intacto. No quiero perderlo - en realidad el motivo principal sí era que necesitaba alejarse de Vanesa. Ella se quebraba de sólo pensar en Vanesa junto con Sara. No estaba preparada para verlas algún día por la ciudad cogidas de la mano, o llevándola Vanesa en la moto, una muy pegada a la otra. Y para evitar ese tipo de situaciones, lo mejor sería poner tierra de por medio - también te voy a pedir que no le digas nada a Vanesa, por favor.

-No lo haré si tú así lo deseas, Oli.

García, a pesar de estar muy hundido, todavía se sintió peor cuando su amiga le dijo que seguramente se iría a Londres. Era verdad que él la necesitaba, pero sabía que no era quién para decidir sobre ella, y si Olivia quería irse, él la apoyaría en su decisión. Por lo menos, a parte de tener a su familia, aún le quedaba Vanesa.

Estuvieron un rato más hablando sobre la investigación, hasta que llegó la hora de marcharse. García aún tenía que pasarse por el hospital para ver cómo estaba Teresa, y necesitaba el informe médico de la joven para meterlo en el expediente de la investigación. Además Olivia también tenía la tarde entretenida en el anatómico. Estaba deseando que llegara la noche para descansar. Y durante el fin de semana ya pensaría qué decisión iba a tomar acerca de lo de Londres.

Eran las seis de la tarde cuando Vanesa por fin volvió a abrir los ojos. Le dolía la espalda, pero por lo demás había conseguido descansar y se encontraba más o menos bien, aunque los ánimos que tenía eran pésimos. La investigación, al igual que a García, la había dejado muy tocada. Y para colmo se le sumaba lo de Olivia. Se tomaría todo el fin de semana para recuperarse, y para pensar en la forense. También tenía que pensar en qué día le diría a Sara de quedar.

Vanesa se levantó de la cama con cuidado, no quería lastimarse la espalda. Fue a la cocina a tomarse algo para el dolor. De repente sintió frío. No se había percatado de que sólo iba en bragas por la casa. Entonces se dirigió al armario y se vistió de forma mecánica. La doctora le había dicho que no se le ocurriera coger la moto, pero Vanesa necesitaba moverse por la ciudad en ella, necesitaba sentir el frío de las calles en su cuerpo, y necesitaba ir a hablar con el padre de Álvaro. Y es lo que hizo, cuando ya estaba vestida, cogió el casco y se dirigió a la calle.

Al rato Vanesa estaba llamando al timbre del padre de Álvaro. El señor tardó unos minutos en abrir.

-Hola, señor Martínez, ¿Me permite pasar?

-Claro, hija, pasa - le dijo el señor Martínez. Llevaba el rostro rojo e hinchado de haber llorado.

El señor Martínez se apartó para que Vanesa pudiera pasar. Luego la siguió al comedor en su silla de ruedas.

-Tú dirás. ¿Quieres café?

-No, gracias. Bueno, lo primero de todo, lo siento mucho. Siento todo lo que ha pasado.

-Gracias inspectora, pero...¿En realidad sientes la muerte de mi hijo? Fue tu compañero el que le disparó, ¿Verdad?

-Sí, fue él. Quiero que sepa que fue inevitable. Yo estaba ahí, su hijo me estaba atacando cuando mi compañero tuvo que dispararle.

-Lo sé. He visto las noticias.

-Señor...Quiero preguntarle algo. ¿Por qué no nos dijo que fue usted el que llevó a Álvaro al psiquiatra cuando era un niño?

El señor Martínez ya sabía que tarde o temprano esa información iba a salir a relucir.

-Sí, fue así. Yo lo llevé ya de pequeño al psiquiatra. Porque mi ex mujer lo maltrataba física y psicológicamente. Imagino que ya sabrás que le pegaba auténticas palizas. Entonces quise saber si ese maltrato iba directamente relacionado con los actos crueles de mi hijo con los animales.

-Está bien. Ahora puede ver que sí van relacionados.

-Lo siento. Sé que no sólo mi ex mujer tiene la culpa de cómo salió Álvaro, yo también tengo mi parte de culpa. Ahora ya es tarde para reconocerlo. Mi hijo ya no está conmigo. No he podido ni despedirme de él. Y lo peor de todo que descubrir todo lo que he descubierto de él, me ha dejado el corazón hecho añicos. Además no puedo evitar pensar que fui yo el que lo llevó a ese hombre que estaba peor que mi hijo, ¿Cómo iba a saber yo eso?

Vanesa sabía que el karma se había cebado con ese señor. Le tocaba pagar el haber sido tan permisivo cuando Álvaro era un crío y el haber tolerado los castigos que le infringía su ex mujer a su hijo. Al final todo se pagaba, tarde o temprano.

-Y lo peor de todo...Inspectora, es que a pesar de saber que mi hijo era un monstruo, yo lo quería, lo quiero y lo querré siempre - dijo el hombre sollozando.

Vanesa decidió que era el momento de irse de allí. Salió muy apática de esa casa. Se le juntaba todo y sólo tenía ganas de irse a beber y beber hasta emborracharse, pero sabía que esa no era la solución y luego tendría una resaca que aguantar. Por lo que decidió entrar en la primera cafetería que viera para tomarse un café.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora