Capítulo 46. Manteniendo el calor.

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-Olivia...Estás muy mojada...-Le susurró Vanesa al oído a la forense, mientras erizaba su piel cuando le habló al oído.

-Lo sé, Vanesa. Creo que es muy obvio todo lo que te deseo...-Le contestó Olivia sincerándose con Vanesa. No quería mentirle, además estaba más que claro, por su reacción física, que la inspectora le provocaba y mucho.

-Yo también te deseo a ti muchísimo, Olivia, no sabes cuánto.

Olivia no se podía creer lo que acababa de escuchar de boca de Vanesa. Estaban viviendo las dos un momento completamente mágico. Ninguna de las dos podía imaginarse que iban a terminar la noche de esa manera.

Vanesa decidió que había llegado el momento de tocar a la forense por debajo de las bragas. Cuando Olivia sintió directamente los dedos de la inspectora rozar su clítoris, soltó un gemido gutural que se le clavó en el cerebro a Vanesa. Ese gemido le resultó tan atractivo como la música clásica que ella escuchaba.

Olivia no aguantó más y sin poder evitarlo, llenó de sus propios fluidos toda la mano de la inspectora. Tuvo un orgasmo único y lo dejó plasmado en la piel de Vanesa. Ésta estaba en la gloria cuando sintió explotar a la forense, sobre ella. Igualmente siguió besando a Olivia, porque le resultaba muy placentero hacerlo. Los labios de la pelirroja eran exquisitos para Vanesa. Pero ésta también quería que la morena tuviera un rico orgasmo, por lo que empujó a Vanesa suavemente sobre la cama, y acto seguido se puso encima de ella, quitándose antes las bragas. Vanesa estuvo rápida e hizo lo mismo que Olivia, se retiró sus bragas, porque sabía lo que la pelirroja iba a hacer y quería sentir su piel directamente sobre la suya propia.

Los ojos de Vanesa se abrieron como platos cuando vio que Olivia se sentó encima de ella y comenzó a moverse de forma sensual, moviéndose también sus pechos de un lado para otro. La inspectora llevó sus grandes manos a los muslos de Olivia, y luego las dirigió a los hermosos pechos de la mujer. Olivia sabía que iba a volver a correrse, no le cabía la menor duda. Lo que le provocaba Vanesa era demasiado para ella. Sólo debía aprender a controlarlo. Esa mujer era pura dinamita, no le extrañaba en absoluto que triunfara tanto entre el género femenino.

Después de manosear los pechos de Olivia durante un buen rato, Vanesa se incorporó un poco, y mientras seguía moviéndose la forense sobre ella, decidió poner sus manos sobre las caderas de Olivia. Quería tocar cada parte de su cuerpo para luego no arrepentirse por no haberlo hecho.

A Vanesa le prendió el sentir los pechos de Olivia golpear sus propios pechos y sentir la entrepierna de la mujer rozar la suya, mezclándose unos fluidos con otros, porque ella estaba igual de mojada que la forense. Finalmente, y después de un auto control descomunal, ya no aguantó más y llegó a la cúspide del orgasmo a la misma vez que Olivia lo hacía por segunda vez.

Cuando consiguieron recuperarse las dos mujeres, Vanesa no lo pudo evitar y abrazó suavemente a Olivia. A ésta le sorprendió mucho dicho abrazo porque se esperaba encontrarse con una Vanesa fría y distante una vez que hubieran intimado, pero lejos de eso, la inspectora se mostró muy cariñosa con ella. Y eso la dejó completamente descolocada. ¿Desde cuándo Vanesa era cariñosa? ¿Tendría razón Marco cuando dijo que Vanesa aparentaba ser un cordero con piel de lobo?

Olivia no se lo pensó dos veces y pasó también sus brazos alrededor del cuello de Vanesa. Ésta se relajó de tal manera que puso su rostro en el cuello de la forense, oliendo la fragancia que emanaba del cabello y del cuello de Olivia. Se podía quedar tranquilamente dormida en esa misma posición. Con Olivia sentada sobre ella, sintiendo el calor proveniente del cuerpo de la forense, concretamente de sus grandes pechos envolviendo los suyos.

Estuvieron así durante unos largos minutos. Ninguna de las dos quería separarse. Olivia tenía miedo de si dejaba de abrazar a Vanesa, ésta le dijera que se tenía que ir ya. Pero a la inspectora le pasó exactamente lo mismo. Le aterró el pensar que si soltaba a Olivia, ésta le dijera que se fuera ya. Además, estaban las dos muy relajadas y extremadamente calientes una con la otra. Aunque en la calle hiciera un frío invernal horrible, ellas estaban desnudas y sintiendo el calor de la otra sobre sus propios cuerpos.

-Vanesa...No me esperaba que fueras así - consiguió decirle la forense, sin soltarla todavía y sin moverse. Le encantaba estar sentada sobre Vanesa. Y más le gustaba que ésta no la hubiera apartado. La inspectora estaba llena de sorpresas.

-¿Así, cómo, Olivia?- Vanesa tampoco quería soltarla. También estaba cómoda y feliz al tener sobre ella a Olivia. El sentir su piel sobre la de ella, sin ropa de por medio, era una sensación muy relajante y estimulante.

-Pues, verás, tenía una imagen de ti muy distinta. La primera vez que te vi me pareciste una mujer creída. La típica que juega con las mujeres y que sólo las quiere para pasar un rato.

Vanesa calibró las palabras que quería decir, no quería molestar a Olivia y tampoco quería parecer engreída delante de ella, pero quería mostrarse tal cual era.

-¿Y entonces qué te hace pensar ahora que no te quiero para un momento?

-Sabes que aunque soy forense, tengo buenos dotes para la investigación. Bien, cuando haces el amor con una mujer, ¿Acto seguido la abrazas como lo acabas de hacer conmigo?-Preguntó Olivia a Vanesa muy segura de sí misma.

-No, Olivia, es la primera vez que abrazo a una mujer después de hacer el amor con ella- le contestó a la forense mientras la penetrante mirada cristalina de ésta la tenía completamente atrapada -bueno, si te soy sincera, es la primera vez que hago el amor con alguien después de mucho tiempo.

Olivia palideció. ¿Qué significaban las palabras de Vanesa? ¿Que ella era especial para la inspectora? La forense se quedó completamente descolocada, pero tuvo que reconocerse así misma que esas palabras le habían calado muy hondo.

-Entonces, Vanesa, ¿Tú no haces el amor con todas las mujeres con las que te acuestas?- Olivia quería que Vanesa le dejara todo muy claro. No quería tener la menor duda de lo que había significado para Vanesa el haberse acostado con ella. Y tenía que aprovechar que Vanesa era una mujer muy sincera.

-No, por eso, no se le puede considerar hacer el amor a lo que he estado haciendo hasta ahora. Lo que he hecho contigo ahora, sí.

Olivia miró con sus intensos ojos azules a la inspectora. Pero esta vez la miró con mucha dulzura. ¿Qué significaba ella para Vanesa? Cuando por fin los oscuros ojos de Vanesa aguantaron fijamente su mirada, el corazón de Olivia comenzó a latir de una forma muy relajada.

-Por cierto, ¿Y esta cicatriz?- Le preguntó la forense a Vanesa, tocando suavemente una cicatriz que tenía en el costado izquierdo la inspectora.

A Vanesa le costó contestar. Esa cicatriz no le traía buenos recuerdos, porque esa noche le disparó un hombre al que estaban persiguiendo por la calle y a raíz de ser ingresada por dicho disparo, conoció a Sara en el hospital. Pero debía ser sincera con Olivia.

-Esta cicatriz es de un disparo, Olivia.

La forense todavía abrazó con más fuerza a la inspectora. Le dolió en el alma que a esa mujer la hubieran disparado y por ello hubiera podido temer incluso por su vida.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora