Capítulo 11. Cambio de planes y visita al anatómico.

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Cuando los dos policías iban a salir de la cafetería para dirigirse directamente a comisaría, García recibió una llamada de Olivia. Se separó un poco de Vanesa y cogió la llamada. Cuando terminó de hablar con la forense, se dirigió rápidamente a su compañera.

-Vanesa, cambio de planes. Vamos primero a ver a Olivia. Tiene nueva información para darnos. Creo que por fin vamos a ver la luz, a pesar del día que hace.

-Vaya, sí se está dando prisa tu amiga.-Dijo Vanesa a su compañero. Los forenses con los que había trabajado antes se tomaban el trabajo de forma más relajada. Quizás tenía que ver la edad del forense con el que trabajaba, el paso del tiempo y la pérdida de interés por lo que estaban haciendo. El llevar tanto tiempo haciendo autopsias seguramente terminaba por desgastar a los forenses, como todos los trabajos cuando llevabas ya muchos años trabajando en lo mismo. Cuando comenzabas siendo joven en un trabajo que te apasionaba te comías el mundo, pero Ramírez se imaginaba llevando veinte años en el cuerpo de policía, y en el mismo puesto, y estaba segura que la pasión con la que se levantaba todas las mañanas para ir a trabajar, acabaría por perderla. Eso estaría por ver. Así pues se alegró que Olivia fuera la encargada como forense de este caso.

-Vanesa, ya te dije que hay que tener amigos hasta en el infierno, y que Olivia es excesivamente trabajadora, quisquillosa y meticulosa con lo que hace. Es joven, pero a la vez es muy eficiente y perspicaz. Confía en ella. Yo creo que va a ser una forense que dará que hablar. Ella vive por y para su trabajo. Y además es buena en ello.

-Ya lo veo García, y eso a nosotros nos va a venir muy bien. El tiempo corre en contra nuestra, y aún no tenemos nada que nos ayude a saber por dónde tirar. Le hemos hecho una promesa a los padres de Pilar y tenemos que cumplir con lo prometido.

-Vanesa, tranquila, sabes que lo vamos a pillar. Si Olivia es buena en su trabajo, tú no te quedas atrás.

-Lo sé, García. Pero no quiero demorarlo más de la cuenta. Cuánto antes demos descanso a los padres de Pilar, mejor nos sentiremos nosotros. Un asesino anda suelto y hay que cogerlo antes de que pueda volver a matar.

-Estoy contigo. Por cierto, tengo el coche en comisaría. Vamos en el mío,¿no?

-Sí, claro. El mío me va a dejar tirada en el momento menos pensado. Creo que cuando deje de llover vendré al trabajo con la moto.

-Joder, llévalo al taller y que te lo pongan a punto.

-No tengo tiempo, García. Vamos.

Los dos compañeros se dirigieron al parking de comisaría, se subieron al coche de García y fueron directamente al instituto forense.

Vanesa, sin saber por qué, comenzó a ponerse nerviosa. Sólo esperaba que García no se diera cuenta de tal nerviosismo. Vanesa comenzó a sudar, y ella era consciente que esa reacción sólo la tuvo cuando conoció a Sara. Sin ella darse cuenta, poco a poco se fue enamorando de Sara. A ésta la conoció en un hospital, cuando a Vanesa la hirieron de un disparo y la tuvieron que operar. Sara era la enfermera a cargo de ella. Al final tanto roce, tanta conversación en las frías madrugadas del hospital y tanta cura, hicieron que la enfermera y Vanesa terminaran intimando más de la cuenta. Una cosa llevó a la otra. Cuando a Vanesa le dieron el alta y se dio cuenta que ya no iba a ver más a la enfermera, una mañana esperó a que Sara saliera de trabajar y cuando la vio, a pesar de lo nerviosa que estaba, la invitó a desayunar. Y a partir de ahí estuvieron unos años juntas hasta que Sara decidió dejarla.

Vanesa se quedó muy pensativa mientras veía la lluvia caer sobre el coche, y sobre las calles encharcadas. La lluvia siempre provocaba el caos en las calles de la ciudad. Llevaban muchos días en los que ésta no había dado tregua alguna y Vanesa estaba ya cansada de ese clima tan hostil. Se moría de ganas por coger su moto y salir a pasear con ella. García se dio cuenta de que a su compañera le pasaba algo.

-Vanesa, ¿estás bien? Te quedaste sin palabras.- le dijo el policía mientras miraba al frente y la miraba a ella de soslayo.

La inspectora no tenía ganas de que García le sacara información de por qué se había quedado sin hablar.

-Sí, claro. A ver ahora qué nos cuenta Olivia. Ojalá nos dé alguna pista que nos ayude a saber por dónde tirar. Necesitamos tenerlo todo bajo control.

-Vanesa, tranquila. Poco a poco vamos a ir avanzando en el caso hasta dar con el cabrón ese. De eso no te quepa la menor duda.

La inspectora sabía que su compañero tenía razón. Era cuestión de tiempo que cogieran al asesino. Sólo que no podía evitar desesperarse cuando daban palos de ciego. A ella, al igual que a Olivia, le gustaba tenerlo todo bajo control.

Cuando llegaron al instituto anatómico forense, se bajaron los dos del coche y se dirigieron directamente donde Olivia estaba trabajando.

Si Vanesa estaba nerviosa en el coche de García, ahora le daba miedo no poder disimularlo. Porque estaba peor que antes. Y ya se veía sin poder hablar ni preguntarle nada a Olivia. Sólo esperaba que su compañero le preguntara todo lo necesario a la forense y que no se percatara de cómo se encontraba ella. Porque luego comenzaría a hacerle una y mil preguntas y ella no estaba dispuesta a contestarle ni a aguantar tal cuestionario. Y sí, muy a su pesar, Vanesa tuvo que reconocer que le estaba pasando lo mismo que le pasó cuando se dio cuenta que le gustaba, y mucho, Sara.

-Joder, cuando entramos aquí, ¿Tú no notas el frío calarse en tus huesos, Vanesa?

-Es lo que tiene trabajar con muertos, García. Sino pregúntale a tu amiga, estoy segura que ella no nota tal sensación de frío. Nosotros sí la notamos porque somos unos endebles.

-Pues también es verdad. ¿De qué estará hecha Olivia?

Ambos se dirigieron a la sala de autopsias. Pero esta vez, a pesar de oír la flauta mágica de Mozart retumbar entre las cuatro paredes de esa gélida y enorme habitación, no encontraron a Olivia en la sala, hasta que sin darse cuenta, la forense los sorprendió por detrás de ellos, y Vanesa sólo pudo tensarse como hacía mucho que no lo hacía.

-Hola chicos. Qué rápidos sois, si acabo de llamarte, García. Perdonad, tuve que ir un momento al laboratorio.-Dijo Olivia entrando en la sala y bajando el volumen de la música.

-Hola Olivia. Lo sé, pero ya sabes que tenemos prisa.- Le contestó García a la mujer.

-Claro, ya lo sé, tranquilo. Venid conmigo y os cuento- Dijo la forense mirando directamente a los ojos a Vanesa. Ésta palideció. A esas alturas, y muy a su pesar, esa mujer le gustaba demasiado. Sólo esperaba no ser tan obvia delante de la forense y de su compañero.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora