Capítulo 96. La resaca de Vanesa y las pesadillas de García.

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A la mañana siguiente, a Vanesa le iba a estallar la cabeza. Tenía una resaca descomunal. Llevaba tiempo sin emborracharse como lo hizo esa noche.

No se acordaba ni a qué hora volvió a casa, ni cómo lo hizo. Se apartó el nórdico y se alegró de ver que por lo menos no había dormido con la ropa de calle. Se encontraba vestida sólo con unas bragas. La habitación olía a alcohol. Necesitaba abrir la ventana y ventilar pero tenía mucho frío, y desistió de hacerlo. Las temperaturas seguían siendo muy bajas en la calle.

Miró en su reloj de mesita la hora que era y se tuvo que incorporar para mirar bien la hora. Eran las once de la mañana. No era capaz de recordar cuándo fue la última vez que se levantó tan tarde. Era viernes, pero no tenía que ir a trabajar. Su jefa le había dado unos cuantos días de descanso bien merecidos. Además estaba de baja por las heridas provocadas por Álvaro. Tendría que pensarse en qué invertiría el tiempo libre que iba a tener, porque necesitaba ocuparse si no quería darle todo el día a la cabeza.

Vanesa sabía que García haría el interrogatorio a Carlos a lo largo del día. Ella necesitaba estar con su compañero, pero sabía que si acudía a comisaría, su jefa sería capaz de echarla de homicidios. Por lo que se volvió a echar en la cama y se tapó con el nórdico de nuevo. No podía hacer otra cosa. No podía coger la moto y escaparse y además el día no acompañaba para hacer eso.

Intentó dormirse de nuevo, puesto que le dolía la cabeza y no le apetecía salir de la cama. Pero comenzó a pensar en Sara y en Olivia, y se desveló.

Para dejar de pensar en ellas, miró si tenía alguna llamada o mensajes de su madre y de su hermana, y justo tenía tres llamadas de María, un par de mensajes de Elena y un mensaje de Sara. El corazón se le aceleró. No esperaba que ésta le escribiera tan pronto. Antes de leer su mensaje, les escribió a su hermana y a su madre para decirles que se encontraba bien pero que necesitaba descansar, que ya las llamaría más tarde. Así por lo menos las tranquilizaría.

Cuando por fin consiguió relajarse, leyó el mensaje de Sara. En él le decía que se había alegrado mucho de verla y que si le apetecía esa noche quedar para cenar y hablar. Así de fácil. Vanesa no sabía si reír o llorar. Sara la abandonó hacía un año atrás, y ahora le decía de quedar y hablar. Como si no hubiera pasado nada entre ellas. Como si todo hubiera estado bien durante este tiempo atrás. En realidad ella también tenía ganas de verla y por supuesto necesitaba que le aclarara por qué se había ido abandonándola. Necesitaba encontrar una explicación de su parte por haber actuado como actuó. Así que después de pensarlo unos minutos, le escribió contestándole que sí quedarían, pero pasados unos días. Vanesa no estaba de ánimo y prefería darse unos días para verla. Así también se daría tiempo a ella misma para pensar en Olivia. La noche anterior ésta estaba preciosa, y la vio muy vulnerable, por lo que tuvo que irse corriendo de su casa sino quería acabar jodiéndola con ella. Olivia no se merecía que le hiciera daño por culpa de Sara. Así pues, Vanesa pensó bien qué debía hacer y prefirió tomarse unos días para sí misma. No tenía la cabeza para pensar, aunque no parara de hacerlo. Además le venía a sus pensamientos todo lo vivido en casa de Carlos y le daban ganas de volver a beber. Su cuerpo comenzó a temblar, y en ese momento no era de frío, porque ya había entrado en calor con el nórdico. De sólo pensar en el miedo que pasó en esa casa, en el cuerpo desnudo y golpeado de Teresa, en Álvaro atacándola y en su compañero poniendo punto y final a ese momento tan agónico, su cuerpo reaccionó temblando. Iba a necesitar tomar algún ansiolítico para poder relajarse y dormir. Por lo que decidió irse a la cocina a por él, y cuando se lo tomó, rápidamente regresó a la cama. Tardó casi una hora en volver a quedarse dormida.


García había pasado muy mala noche. Tuvo una pesadilla detrás de otra pero por lo menos tenía a su lado a Rosa. Ésta tampoco pudo descansar bien al estar muy pendiente de su marido. Ella sabía que a Marco le iba a costar asimilar todo lo que había pasado en casa del psiquiatra. Además conocía a su marido muy bien y sabía que se sentía culpable por haber matado a un hombre, aunque éste fuera un auténtico monstruo.

García se levantó de la cama casi de un salto. Estaba agotado y muy agitado. El cansancio acumulado le estaba pasando factura.

-Marco, cariño, vuelve a la cama, hoy no tienes que trabajar - le dijo Rosa cariñosamente.

-Rosa, amor, voy a ir a interrogar a Carlos. Quiero ser yo el que lo interrogue. Vanesa está en casa convaleciente, y sólo me fiaría de ella. Así que si ella no puede, lo haré yo. Quiero culminar mi trabajo y cerrar de una vez por todas esta investigación.

-Pero tu jefa te dio unos días de descanso. Lo necesitas. Estás muy alterado. Esta noche no has pegado ojo, además tienes pesadillas.

-Lo sé, Rosa. Dame tiempo. Necesito asimilar lo que he vivido y aceptarlo, no va a ser fácil pero lo voy a intentar.

-Yo te ayudaré. Lo haremos juntos.

García se acercó a su mujer y la abrazó. Estaba muy orgulloso de ella y sabía que Rosa estaba con él en las buenas y en las malas y eso la hacía ser una mujer muy especial para él.

-Rosa, te quiero. No sé qué haría yo sin ti...-En ese momento se acordó de su compañera. Ella sí estaba sola. Sabía que Olivia y ella se habían dado un tiempo, porque la forense ya se lo había comunicado. Luego se maldijo por haber sido tan duro con su compañera cuando fue a verla al hospital. En realidad él no era quién para decirle lo que debía hacer tanto con Sara como con Olivia, aunque sí le dolió que hiciera daño a ésta. Pero Vanesa tenía todo el derecho a tener dudas de si seguir con Olivia o no, y más si Sara había aparecido de repente en su vida. Esa opción él no la había barajado, y ahora se había encontrado de bruces con la realidad.

García decidió en ese mismo instante que haría el interrogatorio a Carlos, y luego llamaría a su amiga para disculparse con ella y para contarle todo lo que hubiera sacado en esa entrevista al psiquiatra, porque conociéndola, estaba más que seguro que ella querría estar al lado de él para entrevistar a esa sanguijuela.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora