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Casiopea.

—¡Flint!— gritó Regulus mientras me arrastraba hacia la sala común. Al ver al capitán del equipo de quidditch sentado cerca de las ventanas me arrastró hacia donde él estaba con sus amigos y Malfoy—. Dijo que sí.

—¿Que yo dije qué?— pregunté confundida.

—¿Te convenció de entrar al equipo?—me preguntó Flint.

—¿Para eso me arrastras desde la habitación?— le pregunté a Regulus, él solo se encogió de hombros—. Ni si quiera estábamos hablando de eso, pero supongo que no estaría mal...

—Genial— dijo Flint—. Por cierto, soy Marcus Flint. Y Regulus, tú te encargas de decirme en qué posición juega mejor para poder integrarla.

—Claro— dijo Regulus y volvió a arrastrarme, pero esta vez hacia afuera de la sala común.

Regulus.

—¿Puedes dejar de arrastrarme por todo el castillo y caminar normal?— me preguntó Casiopea apenas salimos del castillo, mientras se soltaba de mí mano y me miraba enojada.

—Lo sieeeeeeeeeeeeento, Zanahoria— dije finjiendo tristeza. Eso la hizo reír y yo sonreí mirándola—. Vamos a ir al campo de quidditch y te enseñaré lo básico. Luego jugaras en todas la posiciones, menos de buscadora, y veremos en cuál te sientes más cómoda.

—Bien— me dijo, pude notar sus nervios incluso si no se hubiese acomodado el mechón de cabello de siempre tras la oreja como acaba de hacer.

¿Por qué se ve tan bonita cuando está nerviosa?

Bueno no importa.

—A lo importante— dije entrando al campo de quidditch—. Espérame aquí.

Entré a los vestuarios, saqué la escoba de reserva, mí escoba y el baúl que contenía las cuatro pelotas.

Le expliqué las reglas. O más bien se las recordé, porque ya se las sabía y le tendi una escoba.

—¿Alguna vez volaste en escoba?— le pregunté, ella negó con la cabeza—. Bien, primero te recomiendo que no lleves el cabello suelto.

Ella se sujetó el cabello con una liga y me miró.

—¿Ahora qué?

Le expliqué como volar en la escoba y para mí sorpresa lo hizo demasiado bien. Cómo hubiese volado en escoba desde hace años.

—Eres genial. ¿Te lo dije?

—Eres un tonto— me dijo mirándome desde la escoba—. ¿Te lo dije?

Yo solo reí.

***

—¿Cómo puede ser que seas tan buena en todo?— pregunté luego de un par de horas practicando. Ella me miraba sonriente mientras bajaba de la escoba.

—Volar es genial— me dijo apartando de su rostro unos mechones de cabello que se escapan del moño que se había hecho.

—Si, lo es. Estaba pensando que quedarías muy bien como cazadora— le dije sonriendo y sentándome en el suelo, ella se sentó a mí lado y me pasó una botella de agua—. Gracias.

—¿De verdad crees que yo sería buena cazadora?— me preguntó Cassy insegura, mientras miraba los aros del campo.

—¡Obviamente que si!— le dije emocionado—. Es más. No serás solo buena, sino que serás la mejor. En el equipo no tenemos a nadie tan bueno como tú.

Ella me miró sonriente y se puso de pié tomando su escoba del suelo.

—¿Vamos a cenar? Tengo hambre— me dijo.

—Tú siempre tienes hambre— dije poniendo los ojos en blanco. Me puse de pié y caminamos hacia la salida del campo de quidditch.

—¿No vas a guardar la escoba?— me preguntó refiriéndose a la escoba que le había dado.

—Pero si esa es tuya— le dije.

—¿Mía? — preguntó incrédula.

—Si, todos en el equipo tienen la misma— le expliqué—. Ahora vamos a cenar que me contagiaste el hambre.

—No se puede contagiar el hambre, Regulus— me dijo poniendo los ojos en blanco.

Yo solo reí.

Casiopea.

—¡Hola Theo!— grité apenas vi al chico pálido, leyendo en la sala común. Él se asustó y yo reí mientras me tiraba en el sillón a su lado y me acomodaba para poder mirarlo estando de cabeza—. Estoy en el equipo de quidditch. ¿Ya te lo dije?

—¿Tú? —me preguntó sorprendido, yo fruncí el ceño por eso—. ¿Si te pudieron convencer?

—¿Qué no ves que si?— le dije señalando la escoba que había dejado a mí lado.

—¡Eso es genial! ¿Vamos a comer para celebrarlo?— preguntó poniéndose de pié.

Yo me di la vuelta cayendo del sillón, me puse de pié y lo miré sonriendo.

—Al fin alguien que habla mí idioma— dije comenzando a caminar junto a Theo. A los pocos pasos me di cuenta que Regulus no nos seguía—. ¿No vienes?

—Si, pero los alcanzo después. Antes tengo que hablar con Flint y decirle que jugaras cómo cazadora.

—¡Okey! — le dijo Theo volviendo a caminar hacia la puerta—. Te esperamos allí.

Cuando estabamos por llegar al gran comedor nos encontramos con Ron y Hermione.

—Ven, vamos a saludar— le dije a Theo y lo arrastré hacia donde estaban ellos—. ¡Hola Ron!

El se dió la vuelta y me sonrió.

—Hola, Cassy— me dijo, Hermione solo me miró con los brazos cruzados a un lado de Ron—. ¿Haz ido a ver a Harry? Nosotros venimos de ahí.

—Si, fui por la mañana— le expliqué acomodando el mechón de siempre tras mí oreja—. Pero volveré después de la cena para llevarle algunos dulces.

—¿Tienes ranas de chocolate?— me preguntó sonriendo.

—No— le dije riendo—. Pero le diré a los gemelos que me consigan.

—¿Y por qué tienes que hacerlo tú?— me preguntó Hermione.

Yo puse los ojos en blanco y la miré inexpresiva.

—A ver con qué vas a salir ahora— dije mirándola y cruzándome de brazos.

—Pues con nada— dijo mirando de reojo a Ron—. Vamos a sentarnos Ron que...

—Ah, ya entiendo todo— dije riendo con sarcasmo—. Ahora no te da el coraje para decirme las cosas porque está Ron ¿Verdad, Hermione? ¿Por qué no dices ahora, frente a Ron y Theo, todo lo que me dijiste en los pasillos? Eso de que soy una Slytherin asquerosa y que no te fias de mí y que piensas que soy la que petrificó a esa tonta gata...

—No sé de qué...

—No mientas Hermione o la nariz te crecerá más que tus dientes— dije haciéndola enojar.

—¡Mis dientes serán grandes, pero por lo menos no soy una tonta pelirroja.

Theo y Ron intentaron intervenir pero los interrumpí.

—¡Por lo menos yo no soy una sangre sucia!—le grité acercándome haciendo que los tres queden en silencio.

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Nuevo capítulo.

Espero que les guste. <3

∆|•Cassy Potter•|∆ Parte I y II. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora