∆|•Cassy Potter•|∆ Parte I y II. [En Proceso]

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Casiopea.

—No. Ni lo sueñes—negó Harry.

—¿Por qué no? Si ustedes irán yo también quiero ir—contradije.

—Es peligroso, Cassy. Nos pueden descubrir—dijo Harry en voz baja—. Si nos descubren yo asumiré la culpa, pero no te puedo poner en riesgo a ti también. Los castigos aquí no son nada lindos.

—Pero...

—No, Cassy.

Miré a mí hermano enojada y me giré hacia Ron implorandole con la mirada que me ayude a convencerlo, pero él solo negó.

—Creo que Harry tiene razón esta vez, Cassy—dijo simplemente—. Si nos descubren a nosotros está bien, pero no te vamos a meter en problemas a ti también.

—¿Saben qué?—dije poniéndome de pié—. Jodanse.

Me dirigí a las escaleras de las habitaciones de niñas, pero no quería ir a mí habitación. Tendría que soportar a Lavender y Parvati.

Inconcientemente mis pies se detuvieron frente a una puerta que traía una placa con el apellido Weasley grabado.

Estaba a punto de tocar cuando la puerta se abrió y Ginny apareció frente a mí.

Parecía sorprendida de verme. Tenia ojeras y parecía que hubiese estado llorando.

—Ginny ¿Estás bien?

Ella solo me abrazó. Se aferraba a mí como si su vida dependiera de ello.

—¿Quieres bajar a la sala común?—dije separándome un poco de ella. Ginny asintió y bajamos tomadas de la mano.

Al bajar a la sala común nos sentamos en el suelo frente al fuego, con la espalda apoyada en un sillón.

Pasamos unos minutos en silencio, solo observando el fuego.

Harry y Ron seguían en la sala común, solo que estaban sentados algo alejados de nosotras. Cuando el último alumno subió a las habitaciones Harry y Ron se cubrieron con la capa sin que Ginny los viera y salieron por él retrato de la dama gorda. Ginny si quiera prestó atención cuando el retrato se abrió y cerró sólo.

—¿Qué hacías en la puerta de mí habitación tan tarde?— me preguntó luego de un rato en silencio.

—Pues te iba a preguntar si podía dormir contigo...—dije abrazando mis rodillas—. ¿Que hacias tu despierta?

Aún observando el fuego la escuché soltar un suspiro antes de hablar.

—Tuve una pesadilla muy fea...

Al mirarla a los ojos vi que se habían cristalizado, así que me acerqué a ella y la abracé. Ella apoyó su cabeza en mí hombro mientras yo le acariciaba el cabello.

—Cuando salía de mi habitación iba a buscar a Fred— dijo en medio de hipidos—. En casa siempre era el que me ayudaba a dormir luego de tener una pesadilla. Y sino lo hacía papá...

—Podemos buscarlo si quieres—sujerí.

Ella se separó de mí abrazo y negó.

—No... Creo que mejor no.

—Bien— volví a tomar su mano mientras volvíamos a mirar las figuras que se formaban en el fuego.

—Cassy— giré mí rostro hacia Ginny y la observé mientras ella aún seguía mirando el fuego—. ¿Alguna vez sentiste que estabas haciendo algo muy malo, pero que por más que intentes remediarlo no puedes hacerlo?

—¿A qué te refieres, Ginny?— pregunté confundida.

—Es que... No lo sé, yo...— Ginny comenzó a jugar con sus manos en su regazo y cuando estaba a punto de hablar el retrato de la dama gorda se abrió.