Matthew:
Dolía verla así.
Sustituiría su dolor para evitar verla así y no esta de mas decir que haría lo que fuese para no ver caer otra lágrima suya.
Me generaba mucha impotencia saber que no podía ayudarla, no poder quitar esa angustia que yacía en su pecho, y ya no puedo evitar sentir culpabilidad cuando me doy cuenta de que, de no haber dejado entrar a esa mujer hubiera evitado muchas cosas como por ejemplo que esa señora sin corazón, le haya dicho cosas tan.. hirientes.
Y no me vengan con que es la verdad, que la verdad duele y todas esas mierdas, por que poco le costaba decir las cosas de otra manera.
Me encabrona que quiera justificarlo todo con que su estúpido marido la obligo, puedo comprender que no le apetecía tener un hijo, por lo tanto no entiendo su argumento de hacerle pagar los platos rotos a Georgia.
Por que al fin y al cabo, ¿Qué culpa tenía ella de todo lo que había pasado?, no es cuestión de quien sea la culpa pero perdonen si no logro entender por que putas tuvo que hacerle tanto daño a su hija.
Observe la sala, Oliver estaba al lado de mi zapato con una mirada triste.
Hace dos horas todos se habían ido, la casa estaba sumida en un silencio lúgubre.
Hace menos de media hora, deje de sentir sus sollozos, he intentado entrar pero se niega a abrir la puerta, me carcome el miedo a que este sola en una situación así. Quizás estaba dormida así que me levante del suelo y fui hacia afuera, quizás su ventana estaba abierta.
Una oleada de aire frio golpeo mi rostro suavemente.
Bingo, si estaba abierta la ventana.
Me costaría subir ya que la casa era algo alta, fui hacia el patio trasero con el fin de tomar las escaleras.
Si, si me costo subir puesto que la escalera se tambaleaba. Georgy dormía plácidamente, una de sus manos descansaba sobre su vientre. Sus labios lucían hinchados al igual que sus ojos. Estaba acurrucada, frio entraba por la ventana.
Termine de cerrar las cortinas y de inmediato la cubrí con una colcha, ella se removió sobre el colchón.
Quite el cabello de su frente y acaricie sus mejillas que permanecían húmedas.
Contemple su rostro, la contemple a ella.
Sus dos lunares que tenía en el cuello, sus pobladas pestañas, su pequeña nariz, su pecho que subía y bajaba acorde a su respiración, la observe por un rato y desee que ese momento jamás se acabara... Ahora los roles se invertían, yo la miraba como un loco a ella. Aun recuerdo cuando ella hizo exactamente lo mismo que yo, nada mas que yo intentaba fingir estar dormido.
—Si sigues mirándome así, se me hará imposible dormir- Susurro ella frotando sus ojos.
—No negare que te miraba, eres muy hermosa- Conteste logrando sacarle una sonrisa —¿Te apetece comer algo?- Tome sus manos, besándolas.
—No tengo hambre - Respondió, sosteniéndose en mi para levantarse.
—Te prepararé el baño, una ducha caliente te hará bien. Te buscaré tu pijama, tus pantuflas y miraremos una película, ¿te parece?- Una cálida sonrisa, broto de sus labios. Le di un corto beso y fui hacia el baño, aumente la calefacción dentro, abrí el grifo, el agua rellenaba el vacío en la tina.
Deje la alfombra bien acomodada, el shampoo y sus cremas cerca para que no hiciera fuerza, por el espejo la vi entrar.
La ayude a desvestirse, la notaba tan... débil y decaída que comenzaba a preocuparme.
ESTÁS LEYENDO
Al final, ¿caerias conmigo?
Ficção Adolescente«Quien diría... Quien diría que una noche lo arreglaría todo. Quien diría que llegarías tu a sanar mis heridas, y sin saberlo yo he curado muchas que monstruos del pasado han dejado. Quien diría que en ese bar, repleto de personas... Tu me elegirás...