Georgia:
—¿Debo hablar y ya?- Musite mirando con algo de nerviosismo a la mujer que tenía en frente. Había pasado mucho tiempo desde la última sesión.
—Debes hablar y ya, lo que salga dentro de ti. Recuerda que todo es confidencial - Sus palabras resonaban en el consultorio. Y cabía decir que los nervios existentes no eran de temor o tristeza, eran aquellos nervios que te hacían creer que nada había cambiado desde la última vez, pero... vaya que todo era totalmente distinto.
Inhale y exhale, el oxígeno llegó a mis pulmones para luego salir expulsado por mi boca, y eso fue suficiente para que pudiera hablar sin sentir nerviosismo alguno.
Comencé por como había progresado conmigo misma, me auto sentí orgullosa de mi misma por quererme aunque sea un poco desde que el embarazo llegó a mi vida y se empezó a sentir con más fuerzas día a día. No odiaba a mi hija por ello, quizás es solo mi cabeza es quien me hace creer que todo está mal en mi, quizás lo que faltaba en mi era asimilar y aceptar que estaba engendrando a alguien dentro mío.
—Veo los grandes logros en ti, y espero que te sientas orgullosa de eso- Si que sentía orgullo por mi misma, aunque como es de obviar, los malos días... estar, si que iban a estar.
—Altibajos habrán siempre - Dijo, aclarando si garganta.
A mi lado estaba Teo, quien trazaba círculos y formas en mi mano, esto fue como.... mmm ¿terapia para dos?.
Quizás por qué ambos pasamos por mucha mierda y está más que entendido que debemos sanar y cortar con todo lazo que nos lleve a ser como quienes tuvieron que encargarse de criarnos, educarnos y comprendernos.Aunque para el es un poco más difícil el dejar de sentir rencor hacia Mark y terceros.
Y podía pasar, claro que podía pasar. Aun existen cosas que en su momento nos hizo mierda y sigue haciéndolo.
Observo la carretera, y vuelvo mi vista a Matthew. Quien se encuentra relajado, al notar mi vista sobre el, posa su mano en mi barriga. Mágicamente, nuestra hija patea haciéndome soltar un quejido. Teo se detiene en el semáforo y como si se tratara de un regaño, exclamo casi en voz baja: —No debes patear así a mama, le haces daño. Se que mama es un poco renegona pero no debes hacer eso.- La situación me causo ternura, el levanto su vista y me miro.
Lo sentí como la primera vez, su vista sobre mi, el sosiego que causaban sus miradas. De la nada misma tomo mi rostro y me beso con dulzura, sentía como mariposas revoloteaban en mi estomago. Clavo su frente sobre mi, y susurro: —Te amo-.
Una sonrisa broto en mi rostro, devolviéndole un corto beso.
Y en un instante, los autos que estaban detrás de nosotros, comenzaron a tocar bocina y a gritar, uno en especifico me causo gracia:
—¡Tío, muy lindo el momento y todo, pero apúrate joder que hoy juega el Barcelona!- Grito a pulmón un señor desde uno de los tantos coches.
—¡Que viva el amor!- Grito la señora que se encontraba con el de antes.
Comenzamos a reír, mientras Teo aceleraba. Muchos detrás tocaban la bocina, inclusive un bus que venia en la carretera contraria. Momentos como este, se hacían inolvidables.
El cielo despejado, el sol hacia arder el pavimento. Un aire caliente recorriendo cada sitio de la ciudad.
***
¿Una llamada, lo puede cambiar todo? Si.
Y ahí es donde me enojo conmigo misma por no saber identificar mis emociones pero como se supone que entienda que es lo que me pasa.
Y no todo es color de rosa... La enfermedad de Sophie, empeoró a pesar de que por momentos parezca que no padece de una enfermedad crónica.
Me costaba... me costaba demasiado entender por qué la vida era tan hija de puta como para jodernos de tal manera.
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Al final, ¿caerias conmigo?
Roman pour Adolescents«Quien diría... Quien diría que una noche lo arreglaría todo. Quien diría que llegarías tu a sanar mis heridas, y sin saberlo yo he curado muchas que monstruos del pasado han dejado. Quien diría que en ese bar, repleto de personas... Tu me elegirás...