Protege Tu Territorio. [LarryStylinson]

3: ¡El señor Miyagi!

Capítulo 3: ¡El señor Miyagi!

Narra Harry.

Después de que Louis dijera que si vaya con él y dejara de intentar sacarme el dinero que Steve me dio, su comportamiento cambió totalmente. Creí que él era de esas personas completamente groseras las veinticuatro horas del día, pero no es así, él es bastante agradable e inteligente.

Caminamos a la misma estación donde estuve hace unas horas atrás, los vidrios ya habían sido recogidos y la sangre limpiada, pero la cabina telefónica seguía allí, destrozada y al pasar por al lado, Louis rió. Preferí no preguntarle el por qué ni quería imaginarme que él tenía algo que ver, así que caminamos en silencio hasta subir al tren.

. –Entonces, supongo que no eres fanático del fútbol. –Dijo Louis una vez que nos sentamos.

. –La verdad no, creo que el béisbol es más de mi estilo. –Me encogí de hombros al decir eso.

. –El  béisbol es juego de chicas. Hazte hombrecito Harry. –Él rió.

. – ¿Como que el béisbol es un juego de chicas? –Creo que en mi tono de voz se notó claramente que su comentario me había ofendido. –Los Red Sox tienen un jugador que lanza a 160 kilómetros por hora.

. – ¿Y qué? Eso solo significa que puede masturbarse más rápido que tú.

. –Oh ¡Vamos!

. –Piénsalo. –Él se veía muy seguro de sus palabras.

Solo pasaron tres estaciones antes de que bajáramos del tren. Nos la pasamos hablando de deportes e historia, al parecer eran los temas de conversación favoritos de Louis. Caminamos un par de cuadras y él continuaba hablando sobre historia, tal vez a la mayoría de las personas pasársela hablando de historia es aburrido, pero en mi caso, me agradaba bastante conversar con Louis. Al verlo, primero creí que era de esos chicos que buscan problemas siempre, pero con hablar dos minutos con una persona puedes descubrir que tanto engañan las apariencias.

. –No entiendo cuál es el problema de los americanos. –Dijo él. –Empiezan una guerra y nuestros soldados deben ser los que le salven el trasero. Y luego, los matan con fuego.

. –Eso se llama accidente. 

. –Sí, accidente mi trasero. –Dijo y ambos reímos.

De repente se detuvo, saludo a dos personas que rápidamente siguieron su paso y me di cuenta de que pensaba quedarse aquí, en este pequeño bar.