Capítulo Final.

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—𝑻𝒂𝒏𝒕𝒐, 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐—

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—𝑻𝒂𝒏𝒕𝒐, 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐—

Naruto sin embargo se quedó allí mismo, se apoyó secretamente sobre una silla, en silencio trataba de unir las palabras en su mente para formular una pregunta con sentido.

—¿Él no puede quedarse aquí?—finalmente preguntó.

Obito suspiró.

—Lo siento, su custodia me pertenece hasta que cumpla la mayoría de edad. Y además no puede mantenerse tan lejos de Itachi—. respondió, Itachi a su lado solo guardo silencio.

—Pero, la escuela... es un internado, Sasuke podría quedarse allí y viajar en las vacaciones—. volvió a intentar Naruto.

—Sí, lo he pensando, pero creo que es importante que Sasuke nos tenga cerca, yo quiero estar cerca de él. Pasamos momentos muy duros como familia y lo mejor es estar unidos—hizo una pausa—. Sé que no he hecho el mejor trabajo hasta ahora pero las cosas de a poco se van acomodando.

Naruto se sentía entumecido, no podía creer que muy pronto perdería a su persona favorita. Por no decir otras palabras.

—¿Cuándo se van?—cuestionó en un susurro, sin querer saber la respuesta realmente.

—El vuelo sale mañana a primera hora.

Fue todo lo que necesitó escuchar para abandonar la cocina, tomó el mismo camino que Sasuke hacia su habitación. Donde lo encontró sentado en la cama, dándole la espalda.

Naruto se sentó a su lado, sin decir nada aún.

Sasuke se acercó y recargó la frente en el hombro de su pareja. Lo abrazó por la cintura e hizo que Naruto se relajará un poco.

—No quiero que te vayas—. su tono de voz fue casi un doloroso quejido.

—Yo tampoco quiero irme—. susurró Sasuke contra la tela de su abrigo.

Naruto suspiró, tragando el nudo en su garganta, a Sasuke le esperaba un territorio nuevo, rodeado de la gente que lo quería, de las pocas personas que aún conformaban su familia.

Eso lo ayudaría, sociedad distinta, un estilo de vida que aún no conocía.

Sonrió melancólico, existía una pequeña felicidad por Sasuke, aunque Naruto no fuese a vivirla con él.

Incluso si no es parte de esa nueva vida.

—Seguiré aquí—Naruto acarició los brazos de Sasuke—. No veas solo las cosas malas.

Tomó el rostro de Sasuke entre sus manos. Lo recibió una mirada acuosa, aquello resquebrajo aún más su corazón.

—Vamos, Teme—dibujó círculos en sus mejillas—. Están las llamadas por Skype.

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