Capítulo 14

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Dos días, dos puñeteros días, y la tipa ni se dignaba a contestar mis llamadas. Y no, no me iba a dar una pista sobre el por qué se fue así, sin decirme nada, dejándome con cientos de preguntas en la cabeza. Y cuando se digna a llamarme ¿me aclara algo?, no, la listilla sólo quería que saldara mi deuda, y me presentara en aquel puñetero acto benéfico. Y qué si ella necesitaba llevar a un famoso para engordar la lista de celebridades que acudirían. Casi estuve a punto de mandarla a la mierda, pero ese no era mi plan, no. Yo estaba comprometido con labores sociales, y aquella en particular había estado en mi punto de mira hacía tiempo. Era un proyecto bonito, comprometido y sobre todo, podría desahogar mi frustración aporreando inocentes clavos. Pero yo no soy un trofeo para lucir del brazo, soy yo el que hago esas cosas, soy yo el que llevaba a chicas bonitas colgadas del brazo, para acompañarme a cualquier sitio donde hubiese cámaras. Tengo algo más que el ego maltratado, así que ¿qué le dije?, pues que no, que ya tenía planes para ir con otra persona. Que se enterara ese sexy culo respingón suyo, que Jed "the wolf" Lake era el puñetero amo. Las chicas se pelean por agarrarse a mi brazo, yo no persigo a ninguna. Y cuando lo hace, ¿qué consiguo?, que me digan que beso como un niño de primaria. ¡A la mierda!, si ella no sabe apreciar lo que yo tengo para ofrecer, otra sí que lo hará.

Así que aquí estoy yo, conduciendo mi todoterreno impolutamente brillante, hacia una localidad interior que ni sé que existía, con unos jeans desgastados, y una camiseta que tiene demasiadas lavadas. Y en el asiento del acompañante, una rubia de tetas bien grandes, que no hace más que mirarme como si fuera a comerme de un momento a otro. ¿Cómo se llamaba?, Wendy, Naomi... daba igual, haré como con las demás cuyos nombres tampoco recordaré, será tan solo "nena" y listo.

Estaciono el vehículo al final del aparcamiento, donde ya quedan pocos sitios libres. En un cartel bien grande, se anuncia la labor de acondicionamiento de un centro médico público, donde las personas con pocos o nulos recursos podrán acudir para recibir atención médica. Debajo de la organización que organiza el plan de ayuda, aparece un corto listado con las empresas que participaban, aportando recursos de cualquier tipo para ayudar. De los famosos y famosillos que pululamos por allí, no aparece una palabra, pero no me preocupa, y a los demás tampoco, porque ya se encargarán los fotógrafos de la prensa amarilla de tomar imágenes de todos.

Instintivamente buscó rostros conocidos por el lugar, y los encuentro, pero no me detengo a charlar con nadie, tan solo saludo y sigo hasta la mesa donde nos asignarán nuestras tareas. Cuando firmo la hoja de recepción de material, casi no tengo tiempo de coger el casco y las herramientas, cuando siento el brazo de mi "nena" enroscarse fuertemente en mi bíceps izquierdo. ¡Vaya, la chica sí que es posesiva!. Así me gusta, nena, marcando territorio. Cuando alzo la vista, veo un trasero, que nunca podré olvidar, inclinado sobre la mesa de material.

-           Hola Bree.-

No es mi voz, es la de la nena que me acompaña. No suelo fijarme en las encubiertas formas de comunicación femenina, pero si de algo me doy cuenta, es que a Briana no le ha gustado escuchar su nombre. ¿Tendrán estas dos una historia en común?.  Seguro, y me muero por saber de qué se trata. Para que luego diga que las curiosas y cotillas son sólo ellas.

-           Hola, Olivia. No esperaba verte aquí.-

-           Pues ya ves. Jed me invitó a acompañarle, y no podía decirle que no.-

Briana me mira entonces, con los ojos entrecerrados. Sacude la cabeza y no oculta esa expresión de "tú mismo con tu elección".

-           Nos veremos por ahí adentro.-

Un hombre se acerca a Briana, y toma de sus manos el cubo con brochas, equilibrándolo con la lata de pintura que lleva al otro lado. Un jodido caballero. Odio cuando los tipos como él, con jeans de marca, pelo perfectamente cortado, bronceado ideal, sonrisa cándida y modales impecables hacen esas cosas. ¿En serio?, Briana no es de las chicas que se dejan encandilar por ese tipo de tipejo, ¿verdad?.

-           Lo tengo. ¿Vamos?.-

-           Sí, claro. Adios.-

Miro por unos segundos como se alejan hacia uno de los extremos del edificio, hasta que siento el tirón en mi brazo.

-           ¿Vamos ya a nuestro lugar?.-

Asiento con la cabeza, y la sigo, pero no puedo evitar seguir manteniendo un ojo en ese otro trasero y el tipo de ojos azules que babea sobre él.

Una nueva cazadora 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora