Capítulo 19

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-           Tuviste una buena noche.-

No era una pregunta. Chris estaba parado delante de él, intentando adivinar el motivo por el que su compañero de equipo, tenía una estúpida sonrisa pegada a su cara.

-           Creo que sí.- aquella respuesta lo intrigó.

-           No entiendo. ¿Mojaste o no mojaste?.-

-           No, no mojé, pero estuvo bien.-

-           Entonces tiene que ser muy buena con el sexo oral.- notó la cadera de Chris pegarse a la suya junto al banco.

-           Nada sexual esta vez, solo conversación y cena.-

-           Ummm, eso suena raro en ti. ¿No estarás ... ya sabes, entrando en el club de los chicos formales?.- Jed meditó antes de contestar.

-           ¿Tú cuando lo supiste?.-

-           ¿El qué, que estaba entrando en el club?.-

-           No, que ella es la definitiva.-

Chris sonrió, el plan que había preparado para el final del partido de ese día era todo un reconocimiento público de que Elsa era "la mujer", su mujer si todo salía como esperaba. Iba a pedirle matrimonio esa misma tarde, delante de todo el equipo, delante de los aficionados y enfrente de docenas de cámaras de televisión. No le importaba el ridículo, solo quería un sí que dejara bien claro que ella lo elegía como su compañero, su marido.

-           Bueno, no es fácil de explicar.-

-           Inténtalo.-

-           Cuando me despierto por la mañana, sólo oler su aroma, me hace sonreír. Aunque su sitio de la cama esté vacio, porque sé que volverá a ocuparlo esa misma noche. Pensar que puedo perder eso...me dan ganas de golpear cosas, sobre todo a tipos a los que alguna vez ha mirado, no sé si me entiendes.-

Jed imaginó a Briana en brazos de otro tipo, y un ardor punzante se instaló en su tripa. Si eso eran los celos, pues sí, estaba celoso.

-           Parece bastante poético, hasta la parte en que golpeas caras, claro.-

Chris sonrió, le empezaba a caer bien el tipo, su humor le gustaba.

-           Espero que no se repita lo que he dicho, porque lo negaré con todas las consecuencias, ¿entiendes, verdad?.-

Jed alzó las manos en gesto de rendición.

-           Oh, sí, hermano. Yo no he escuchado esa mierda sensiblera salir de tu boca.-

-           Esto... si te apetece tomar unas cervezas esta noche, estaré disponible.-

-           ¿Noche del sábado libre?. ¿Cómo conseguiste eso?.-

-           ¡Conseguir!.- espetó sarcástico.- Es primer sábado de mes, es noche de chicas.-

-           Ah. ¿Y eso significa que...?.-

-           Que estaré acechando la puerta de casa como un puñetero perro guardián.- su traviesa sonrisa confundió a Jed.

-           Si te sienta mal, ¿no sería mejor decirla que no te gusta?.- Chris se inclinó y apoyó una mano sobre su hombro, mirando a ambos lados de su espalda, cerciorándose de que nadie más lo escuchaba.

-           La cuestión es que me encanta. Ella siempre llega relajada, con algunas copas de más, y mucha, repito, mucha energía.- alzó las cejas un par de veces para que entendiera, y Jed lo hizo.

-           ¡Oh!, noche salvaje.-

-           ¡Dios!, no tienes ni idea.-

¡Mierda!, ahora no podría volver a mirar a la cara a Elsa sin pensar en cómo de salvaje se ponía.

Cuando el equipo comenzó a salir del vestuario, con dirección al campo, sus pensamientos se centraron en el partido. Si no lo hacía, alguna parte de su cuerpo podía ser dañada, y eso no era bueno, nada bueno.

Cuando el final del encuentro hizo sonar el pitido de fin, Chris caminó hacia uno de los laterales de las gradas, seguido por un buen contingente de compañeros. La pantalla de jumbo-visión se centró en el objetivo del grupo, una sorprendida Elsa. Cuando Chris llegó hasta la valla de separación, ella ya había llegado hasta él, pero en vez de abrazarla y besarla, él se hincó de rodillas e inclinó la cabeza, sacó algo de un saquito escondido en sus pantalones y alzó el rostro esperanzado hacia ella. No hizo falta escuchar sus palabras, porque no dijo ninguna, tan sólo le tendió el anillo, y esperó. En aquel instante, el resto del equipo, posicionado detrás de él, empezó a levantar sus camisetas, dejando al descubierto varias letras que cubrían sus pechos. Al leerlas, no estaba escrita la pregunta, sino un significativo "DI QUE SI". Elsa sonrió y cabeceó afirmativamente, segundos antes de que un acelerado Chris saltara la valla de seguridad y la tomara en un abrazo de oso, que la hizo girar hasta que se detuvo para arrebatarle el beso más caliente que se podía dar en público.

Jed clavó la mirada el asiento vacío de Elsa, en cuyo contiguo, una enardecida Briana saltaba de alegría. Aquel espectáculo le parecía vergonzosamente humillante, pero a las chicas les encantaba, estaba claro.

Cuando se hubo duchado, buscó entre los contactos del teléfono y tecleó un mensaje. La respuesta no tardó mucho en llegar, pero no era la que esperaba.

-           Lo siento, hoy no puedo. Noche de chicas.-

Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Eso significaba que Elsa y Bree tenían esa misma "sesión de chicas". Tuvo que apretar los dientes para que la maldición no escapara de su boca. Lo estaba matando el imaginar el estado de  "salvajismo" con el que Bree legaría esa noche a casa. Lo había puesto al límite no tocarla y no besarla la noche anterior, pero maldita sea, iba a ser mucho más difícil con aquella información en su cabeza.

Una nueva cazadora 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora