- Gracias Donovan.-
- ¿Bromeas?, tenerte de compañera es un placer. Además, estoy seguro que en este momento soy la envidia de la mayoría de tipos que andan por aquí.-
- Exagerado.-
Briana le sonrió, y se preparó para empezar a dar los primeros brochazos al exterior del edificio. Sí, había sido una agradable casualidad encontrarle allí. Hacía años que no había vuelto a verle, desde el fin de curso en su primer año de universidad. Donovan fue su AR (asesor residente) aquel año. El tipo era ya un conquistador, y por lo que veía, las cosas no habían cambiado mucho. Había estudiado el material con el que podía trabajar en aquel lugar, pero cuando le vio, Briana supo que había encontrado lo que buscaba, Donovan sería perfecto para lo que tenía que hacer. ¿Remordimientos?, nah, en la guerra no había espacio para los remordimientos, y el tipo había jugado lo suyo con otras mujeres, ser usado esta vez sería tan solo una manera de equilibrar el karma.
Elsa supervisaba cada movimiento que Briana hacía, y sobre todo, no perdía detalle de Jed. El tipo no apartaba la vista de su pupila. Había llegado el momento de mover ficha.
Con cuidado, caminó por el andamio por encima de las cabezas de Briana y Donovan, hasta quedarse justo encima. Desde allí, no podía negar que tenía una buena vista del hombre. Briana había escogido bien, era todo un reclamo para Jed. No hay nada que un hombre odie más que una competencia imposible de superar, y el hombre lo era. Menos de 30, buen físico, elegante, con dinero, educado, atento, simpático y sobre todo, culto. Que un listillo le levantara la chica, era algo que escocía a un atleta.
Elsa estudió unos minutos los movimientos de Donovan y Briana, y actuó en el momento apropiado. Deslizó su cubo de pintura hacia abajo, al tiempo que hablaba.
- Eh, chicos, ¿podrían sostenerme esto mientras bajo?.-
Donovan se giró y volvió la mirada hacia arriba, golpeando el cubo con su hombro. El líquido se derramó profusamente sobre la pechera de Briana, y esta contuvo el aire en sus pulmones, al tiempo que notaba como el color abandonaba su cara sorprendida.
- ¡Oh, dios mío, lo siento!.-
Briana miraba su pecho, mientras la pintura penetraba y se deslizaba por la tela de su camiseta, sus manos intentaron alejar la tela de su piel, pero ya era demasiado tarde para evitar la mayoría del estropicio.
Los ojos de Donovan se quedaron clavados en la película plástica que revelaba perfectamente los endurecidos pechos de Briana. Su boca casi desencajada, y las palabras atascadas en su garganta. Cuando pudo por fin hablar, rápidamente se puso en la tarea de ayudar.
- ¡Oh, dios!. Tienes que quitarte eso antes de que se seque. Tiene que haber algún baño aquí dentro que podamos usar.-
- Buscaré algo de ropa para cambiarte.-
Elsa observó mientras Donovan ayudaba a Briana a caminar entre los andamios, y entraban en el edificio. Su sonrisa se congeló cuando se giró. Unos ojos ocultos tras unas gruesas gafas de pasta, la miraban con una mezcla de acusación e intriga.
- Donovan no caerá con un truco tan bajo.-
Elsa ladeó su cabeza, mientras estrechaba la mirada sobre aquella desconocida. Su mirada era demasiado inteligente, para alguien de apariencia tan insulsa y desalentadora. Ella podía engañar al resto, pero Elsa sabía ver detrás de las máscaras. Si, aquella chica tenía una historia interesante para descubrir.
- Umm, Donovan no es el objetivo.-
Elsa deslizó su mirada hacia atrás, encontrando el rostro ceñudo clavado sobre el lugar del edificio por que Briana y Donovan habían desaparecido. Su cuerpo estaba tenso, listo para salir disparado detrás de aquel balón.
La otra mujer se deslizó hasta la ventana, localizó el centro de atención de Elsa, y abrió los ojos. Volvió su rostro hacia Elsa, buscando una respuesta.
- Me dejarías tu teléfono. Me gustaría charlar contigo en otro momento más relajado.-
Elsa le devolvió la sonrisa. Aquella mujer era muy lista, y no se sintió escandalizada. Pero no había malicia en su expresión. Tan solo una curiosidad necesitada, como si acabara de encontrar la solución a un difícil problema.
- Me encantaría.-
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Una nueva cazadora 2
RomanceBriana había disfrutado siendo la pequeña de la familia, hasta que Jed se cruzó en su camino. Entonces, dejó de ser divertido. Tenía que hacer que dejara de verla como una niña, y descubrir a la mujer que era. Pero cambiar su modo de verla no era lo...