°Hunt you down eat you alive
Just like animals °
Después de 6 meses del funeral de Talia Hale, Scott McCall trata de honrar la promesa que le hizo a su mate y cuidar de su manada aun con el gran vacío que siente en su interior y como sus f...
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LA BARRITA DE chocolate no quería salir de la máquina de dulces. Talia hizo una mueca y la golpeó un poco y aun así no quería salir del espiral que lo tenía sujeto. Eso la enfadó. Había pagado por un chocolate para Stiles, y tendría su maldito chocolate. Tomó la máquina por los lados y la sacudió de atrás para adelante pero nada sucedió. Vio hacia ambos lados del pasillo antes de usar su magia, el poder púrpura saliendo de las yemas de sus dedos haciendo que dentro la máquina explotara un poco y salieran un montón de dulces, chocolates y caramelos. Sonrió traviesa y agarró todos los que sus brazos pudieron soportar, todos eran para Stiles.
Cuando llegó a la sala de espera frunció el ceño al no encontrar a Stiles donde lo había dejado, camino hasta encontrarse con Melissa y el Dr Geyer que estaba hablando entre si.
Melissa apuntó hacia las puertas que daban a un pasillo hacia el elevador, ignoró la mirada que le dio la enfermera, yendo hacia las dobles puertas con una pequeña sonrisa para animar al pobre chico, con quien chocó cuando cruzó.
— Oh lo siento— se disculpó por el pequeño golpe que se dieron al chocar, Stiles envolvió su mano alrededor del brazo de la chica—. La máquina se atasco así que te traje un poquito de to...
Todos los dulces, caramelos y chocolates se le cayeron al suelo cuando ella levantó la mirada y vio quién estaba detrás de Stiles.
Y algo encajó dentro de ella, como un hueso revolviéndose a su lugar, o dos rompecabezas uniéndose. Al mismo tiempo los ojos de Scott se iluminaron rojos carmesí y los de Talia brillaron amarillos, cada uno viendo a los ojos de su mate, dos lobos reconociendo a su otro compañero. Talia tragó recordando como la noche anterior había llorado sobre el cadáver de Scott McCall aferrándose a él, implorando que volviera a la vida y sin embargo ahora él estaba parado frente a ella, y Talia no podia odiarlo más.
Ella sabía que los alfas eran orgullosos y no se doblegaban ante nadie, ellos eran el poder, ellos eran los líderes de la manada, los fuertes, la máxima autoridad y no obedecían a nadie más. Tal vez por esa ambición, Theo había esperado que ella lo obedeciera, que ella fuera inferior a él, que ella se arrodillara por él. Sin embargo cuando la vio, cuando la vio en verdad, Scott McCall, el alfa verdadero, el que siendo beta había derrotado a toda una manada de alfas, se puso de rodillas frente a ella, como si sus piernas ya no soportaran su peso, viéndola como si fuera un ángel que había descendido del cielo, un milagro de proporciones bíblicas.
Y ese aroma, ese maldito aroma que hacia el centro de Talia palpitar, que lo único que quería hacer era enterrar su nariz en el cuello de Scott McCall. Pero ella lo odiaba, ahora más que nunca con lo que Stiles le había dicho. El alfa se paró del suelo y se le quedo viendo, los ojos brillantes de lágrimas, sin decir ni una sola palabra pero no tenía que decir nada, su cara lo decía todo por él. Anhelo, esperanza, amor, Talia podía leer esas expresiones de su rostro, palabras que no podían ser expresadas en voz alta. Él fue rápidamente hacia ella, de seguro a abrazarla, sin embargo Talia alzo una mano llena de magia e hizo que evitara de dar otro paso antes de lanzarlo contra la pared cercana haciendo que se golpeara la espalda y cayera al suelo con un quejido.