10: dangerous book

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not me usando a sam heughan cada vez que necesito un pelirrojo en la historia

LA LECTURA SE había puesto un poco tediosa puesto que no le gustaba mucho el libro

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LA LECTURA SE había puesto un poco tediosa puesto que no le gustaba mucho el libro. Un claro reflejo de lo que estaba pasando aquí en Beacon Hills. Bostezó, cansada, debía tomar una decisión pronto. O seguía en esta infernal casa, ayudando al chico que la había traído de vuelta a la vida y a los dread doctors. O volvía de vuelta con su manada y se arriesgaba a morir otra vez, aunque no por las ordenes de McCall. Ahora Talia sabía que él no lo había hecho, aún así, no podía dejar de lado el odio que se había construido en contra del alfa por todos estos meses. Ya no lo mataría, pero aún no confiaba en él, presentía que aunque no era el culpable algo había participado en su muerte.

Dio un suspiro, escondiendo su cara en sus dos manos, cansada, y cuando las quitó ya no estaba en la casa.

Estaba envuelta en las sombras de la noche, se sentía pequeña y temblorosa. El frío le pinchaba la piel, sentía hielo en vez de huesos , y el sudor frío le recorría del cuello a toda la columna, haciendo que los escalofríos se volvieran en constantes temblores. Estaba casi paralizada, sus piernas como bolsas de agua le pesaban, todo el cuerpo le pesaba.
Olía a ahumado y el humo se elevaba por sobre su cabeza, el cielo de una coloración marrón y las cenizas lloviendo como nieve, mientras ella estaba escondida entre los arbustos, casi hecha una bolita.

— Sal de donde quiera que estés pequeña loba...— una voz canturreo.

Talia entre las ramas del escondite que los arbustos le proporcionaban vio a una mujer adulta de cabello castaño, traía una escopeta cargada en sus manos y dos tipos armados detrás de ella. La niña se escondió aun mas en el follaje, estaba completamente paralizada, apenas podia respirar con los pulmones llenos de humo, los ojos le picaban y lagrimeaban, hacia una horrible mueca, aguantándose toser. Se puso una mano en la boca, si tosía ella la vería, tenía que estar callada. No podía emitir ni un solo sonido.

— No te hare daño, lo prometo, vamos, sal...— Kate Argent dijo con falsa dulzura—. Te encontrare tarde o temprano... ¿eres buena jugando a las escondidas? Mi hermano y yo siempre jugábamos y yo ganaba cada vez.

La iba a encontrar y la iba a matar. La iba a matar como a los otros, iba a morir, en el bosque, su lugar seguro, el lugar de su familia, los malvados cazadores le harían daño.

Cerro los ojos con fuerza, llorando, sus sollozos camuflados por su mano, pensando "ellos se irán, ellos se irán, no encontrarán nada y se irán de aqui"

— No la encuentro— uno de los hombres afirmó viendo a la mujer—. Debió haberse quedado en la casa, de ninguna manera pudo haber salido.

— Bien— la mujer asintió mientras Talia trataba de no hacer ni un solo ruido por sus temblores—. Ya vámonos.

Sintió un revoltijo en su estomago y como dio un giro de 180 grados. Y la escena al igual que ella cambiaron. Ahora estaba de pie, su cuerpo pequeño, traía la misma ropa de niña pequeña de esa noche solo que mucho más sucia y harapienta.

ANIMALS /teen wolf #5Where stories live. Discover now