°Hunt you down eat you alive
Just like animals °
Después de 6 meses del funeral de Talia Hale, Scott McCall trata de honrar la promesa que le hizo a su mate y cuidar de su manada aun con el gran vacío que siente en su interior y como sus f...
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EL LIBRO SIN DUDA tenía algo oscuro y mortífero en cada una de sus palabras, en cada magia. Sus hechizos eran beneficiosos y bastante interesantes sin embargo también le habían traído pesadillas.
Talia no paraba de soñar con una mujer. O al menos eso asumía por su figura delicada y curvilínea, pero en vez de una cara normal, tenía un rostro deforme y quemado, sin cabello, era horrorosa y parecía tener magia al igual que ella. También en sus sueños, podía ver de nuevo a ese monstruo lleno de vendas y con ese hoyo que debía ser su boca por donde salían las moscas, riéndose de ella.
La otra noche, Theo llegó a casa con un olor particular a coyote, Talia suponía que ese aroma solo podría pertenecer a Malia. Y lo peor es que había sentido celos, había estado fría y cortante con Theo por el resto de la noche y había hecho un Muro de almohadas en la cama y dormir en el borde de esta con tal de no tocarlo.
No sabia muy bien de quien estaba celosa. Si de Malia por estar en tanta cercanía con Theo, o de Theo que podía hablar y estar cerca con la manada.
Pero primero lo primero, tenía que encontrar la verdad. Theo había salido y tal vez no volvería por el resto del día, y ella ya había empezado a prepara su día. Tenía que saturarse de otro aroma para que Scott McCall no la oliera, si la encontraba seria su fin... tal vez. Tenía que ser un aroma bastante fuerte para tapar el suyo, sin embargo debía ser uno que no oliera ni tan mal ni tan bien para no levantar sospechosas. Estar tan tapada de otros aromas que ni ella pudiera oler a los demás. Así fue como se encontró en la cocina, poniéndose distintos aromas.
De ropa le robó una camisa y chaqueta a Theo, pero funciono un poco, del baño saco alcohol para las heridas y se empapo el cuello de este al igual que los antebrazos, distintos olores confundirían a cualquier hombre lobo. Se mojo el cabello con un poco de leche y se tomo un café, no pudo evitar estornudar ante la abrumadora cantidad de olores, no se podía oler a si misma ni a ninguna otra cosa, la confundían, justo lo que quería. Se puso la capucha y se dirigió a la puerta de la casa.
Tragó, viendo el exterior. No debía salir, no debía hacerlo, si alguien la reconocía se acababa todo, pero necesitaba saberlo, necesitaba saber si Scott McCall... necesitaba saber que era verdad y que era mentira. Dio un paso hacia adelante, cerrando la puerta, y no vio hacia atrás mientras caminaba con la mirada hacia abajo.
No podia ir a la escuela, muchas personas la iban a reconocer, eran las 12 de la tarde, y ya había hecho un plan a la perfección, solo había otra persona que conocía el verdadero lado de Scott McCall; su madre. Primero iría al hospital donde trabajaba Melissa McCall, no podía hablar con ella pero si podía robar sus llaves de su casa, entraría al hogar de los McCall y si era necesario pondría todo patas para arriba con tal de buscar alguna pista, algo que le quitara este peso en su corazón, en su conciencia. Luego de eso, tendría que decidir sobre que hacer con su futuro, no podría seguir escondiéndose por el alfa.
