Capitulo 24

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Soy un ave, cualquier ave, en una jaula de oro, y se siente tan malditamente muerto dentro de mi, mis ojos no han parado de lagrimar desde que llegué aquí, hace días, semanas o quizás meses.

Hace mucho que no veo algo más que estás cuatro paredes, mi vida se va mientras el entra, me pide perdón, me hace el amor y se va, luego regresa violento me viola y de larga.

También están los libros que deja para mí, historias cursis sobre el amor, historias baratas que solo me dan ganas de vomitar, estoy amargada frustrada y cada día más resignada a qué no saldré de aquí al menos no con vida.

Y no quiero morir, a veces lo pienso, de verdad que lo hago, pero luego me digo, no me quieres morir Cassidy, solo quieres que esto termine, pero no morir, y decido portarme lo mejor que puedo para no hacerlo enojar.

Porque cuando está de buenas es mi príncipe, y me ama, y me llena de mimos y besos, no importa que no sea mío, o que vaya a casarse con otra en esos momentos yo soy su princesa y se des vive por hacerme feliz.

Y con ser feliz, son pequeños instantes, en los que finjo que no he vivido un infierno, dónde suelo crear una historia falsa en mi cabeza donde ni Kari ni mis padres existen; dónde solo lo tengo a el, porque es lo que a él le gusta repetirme, que solo lo tengo a el, que solo piense en el.

Miro hacia la nada, mis ojos están fijos en el lienzo en blanco que se encuentra delante de mi, en todo este tiempo lo único que me a salvado de la locura, a sido pintar, y Connan no se ha negado en dejarme hacer lo que quiera con mis lienzos y las pinturas, creo que incluso lo divierte.

—Vamos Cassie Muñeca, una niña de tres años podría hacer mejor esas pinturas. Se burla mientras mira mis flores pintadas en un rincón. —Es un intento mediocre.

No se que esperaba de él, hace tanto que no espero nada más que solo no me golpe o abuse de mi, que he olvidado preocuparme por el daño que hace con sus palabras.

Guardo silencio porque no quiero provocarlo.

—Como sea solo quería decirte que tenemos invitados y debes salir conmigo arriba y portarte como la mujer de la casa.

Casi quiero reír por su comentario porque es obvio que ese puesto lo tiene una mujer que no soy yo.

—Ese no es mi lugar en esta casa.
Digo, me arrepiento de mis palabras cuando Connan toma mis pinturas y las lanza sobre el lienzo en blanco que iba a pintar.

Lo miro, es lo único que me mantiene alejada de mi realidad. Y ahora ya no podré pintar, en por lo menos una semana.

—Bañate, ya mandaré un vestido para que lo uses. Connan está enojado y no quiero provocarlo más, así que asiento. —Tienes media hora para estar lista, si no vengo por ti y sabes cómo termina...

Después de amenazarme sale de la habitación.

Cuando por fin estoy lista el aparece de nuevo en la habitación, sonríe complacido, el vestido que me dejaron en la cama es muy diminuto, de color rojo, con un pronunciado escote en la espalda, mi piel extremadamente pálida contrasta con el rojo, que asemeja el tono de la sangre fresca.

Y me tiende unos tacones de color negro, son unos tacones kilómetricos, sin duda asi pareceré una puta ¿Que no es lo que soy? Connan está complacido.

—Lo maravilloso de ti muñequita es que el maquillaje te queda horrible, porque al natural estás preciosa.

Me pone los tacones como si el fuera todo un caballero, y me ayuda a caminar escaleras arriba donde veo por segunda vez la enorme casa donde vivo, es de noche, las luces están todas muy tenues, y escucho dos voces, una me resulta muy familiar.

—Estuve pensando que no está bien que estés muy sola encerrada, así que decidí traer a alguien para ti. Me dice Connan mientras yo Reso por qué no haya traído a mi hermana.

Mi rostro se relaja cuando miro a Sophie.

Pero eso solo dura una mínima fracción de segundo cuando la miro bien, nunca la había visto tan mal, se nota que no soy la única que la ha pasado mal, o eso delatan las marcas en sus muñecas.

—Sophie... Digo casi sin aliento.

—Y Colin. Dice el chico a su lado.

Mi vista se nubla mientras me acerco a abrazarla, sus ojos apagados, me dejan claro su vida a sido muy parecida a la mía.

—¿que te han hecho? Susurró.

Ella se aleja un poco de mi, solo para acomodar mi cabello detras de mi oreja.

—Lo mismo que a ti.

Sophie no fue la mejor amiga que pude pedir, pero yo la quiero, mi niñez está repleta de recuerdos con ella, y mi adolescencia la tengo siempre a ella, la vuelvo a abrazar.

Ahora puedo saber lo que duele cuando dañan a alguien que quieres, y lo peor es que no puedes hacer nada para salvarla porque tú estás igual o peor de dañada.

—Ya fue mucha efusión, van a tener toda la noche para platicar. Dice Colin despegando a Sophie de mi.

Connan me ofrece una bebida la cual debo aceptar y beber.

Ellos platican como si nosotras no existieramos y debemos guardar silencio, solo podemos observarnos y tragarnos las lágrimas.

—He traído bebidas especiales. Dice Colin.

—No quiero mierdas. Dice Connan, el chico le sonríe.

—No son drogas Connan, al menos no como las de las vez pasada. El chico sonríe como si retará a Connan.

Y le ofrece una botella transparente que contiene un líquido azulado.

Ojalá fuera veneno pienso.

El acepta la botella y bebé su contenido de un solo trago, y me desilusionó cuando no empieza a retorcerse.

Y me siento aún peor cuando yo debo beber de una botella con loquido rosa, no sabe tan mal, pero me hace sentir extraña, algo dormitada. Mientras al parecer ellos son todo lo contrario y están muy animados, y Sophie bebé de su botella y se pone eufórica.

Mientras mis ojos casi se cierran soy testigo de como Sophie se quita la ropa mientras dice lo caliente que está, y miro como sus pupilas están completamente dilatadas y como llora.

Connan le sonríe mientras le dice lo puta que es, se baja la bragueta y la obliga ha hacerle una relación, yo empiezo a sentir manos tocando mis piernas.

Comienzo a perder noción de lo que pasa, solo tengo imágenes borrosas, y siento como me tocan.

—No. Digo pero apenas escucho mi voz.
Me estiró y trato de alcanzar una botella y lo logro hay una gota de bebida azul la que bebo y me reactiva un poco.

Soy testigo como Connan folla con Sophie, mientras mi vestido rojo es subido hasta mi cintura y siento como algo caliente y húmedo toca mis muslos, pero está vez no me remuevo me quedo quieta.

—Tenia ganas de tomarte desde que te vi por primera vez. Susurra en mi oído. —y hoy te tomaré.

Me abre las piernas y siento como entra en mi de un solo golpe, lanzó un quejido que al parecer Connan no escucha por sus frenesí, Colin toca mis pechos mientras entra y sale de mi cuerpo, quisiera decir que me desagradaba, que me sentía asqueada pero, mi cuerpo solo sentía delicioso y solo me quejaba pidiendo más.

Sabía que estaba mal, sabía que yo en realidad no quería, pero no podía evitarlo, y ni siquiera podía sentirme asqueada, tal vez mañana lo haría pero no hoy.

Cautivada Por Sus MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora