Capítulo trece: Plan de acción

10.5K 734 315
                                    

G I A

Llegaba de la universidad más temprano de lo normal. Mis clases de la tarde se habían cancelado y mi felicidad por ello sólo me trajo flotando hasta la residencia con la idea de dormir un rato.

Cuando llegué al piso, el silencio lo inundaba era hermoso. No tener a los muchachos gritando era satisfactorio, por lo menos unos minutos.

Abrí la puerta de mi cuarto y me adentré en él dejando la puerta ligeramente abierta para tirar mi bolso en el escritorio. Me quedé contemplando la chaqueta de RJ que colgaba de la silla y la taza amarilla reluciendo entre todos los papeles.

Debía devolverle todo y desacéreme de sus cosas.

Me asuste cuando unos golpes en la puerta sonaron por un momento y mi cuerpo se alertó al ver una chica asomándose sin permiso.

Ante el desconcierto de la cara desconocida me quedé congelada.

— Lo siento— murmuró y la miré detenidamente. El cabello de un color marrón anaranjado y sus pómulos definidos era lo que más resaltaba de su cara.

Me acerqué a la puerta con advertencia definida en mis movimientos, ella retrocedió y ambas quedamos enfrentadas.

— Vengo a ver a la nueva vecina y traer un presente.

Fui ahí cuando mis ojos se dirigieron a sus manos, ahora extendidas y al pastel que yacía sobre ellas.

Era de chocolate y era enorme ¿Por que aparece tanto chocolate en vida últimamente?

Y recordé. Es la chica que dejó caer su pastel en mi cara el día que llevé a los chicos a Lost sea por primera vez. La loca que odia a todo el mundo.

— Soy Deva. Y no te odio.

Enarqué una ceja y tomé la bandeja que me tendía de forma lenta. Me quedé en silencio dejando que siguiera mientras observaba la cubierta cremosa.

Llevaba casi dos semanas aquí y era la segunda vez que la veía.

— Se que en tu primer día aquí reaccione de mala forma, verás, mi novio me cancelo a ultimo momento, sabes lo idiotas que son los hombres, bueno no todos, pero me entiendes— hizo un gesto restándole importancia— y quería matarlo y me las agarre contigo— subí mi mirada y sus ojos no desbordaba más que miles de disculpas— En serio lo siento, por eso te hice esto, bueno no, en realidad tenía dos. Pero es por disculpas, verdaderamente sinceras— sonreí a boca cerrada— Félix me dijo que ahora vivirás aquí y siempre que necesites algo, vivo en el A. No sabes lo contenta que estoy por no tener tanta testosterona junta ¿Podemos ser amigas?

Tomó una honda respiración y esperó a que emitiera alguna palabra.

Miré el pastel en mis manos y luego la miré a ella, volviendo a sonreír. Ella se tranquilizó al enseñarle mis dientes.

— Claro que podemos ser amigas— dije lentamente, al mismo tiempo que yo tomaba de distinta manera el pastel— Pero Deva, ¿sabes como seriamos muy buenas amigas?

— ¿Cómo?

Ensanche mi sonrisa— Así.

Y sin esperarlo, le estampé su pastel en su cara.

Solté la bandeja, que cayó al suelo y Deva jadeo al tomar aire. La cara de Devea estaba repleta de Crema de chocolate mientras yo acercaba mi mano embarrada y probaba un poco de esta.

— No está nada mal.

Ella apartó lo que quedaba en sus ojos para tener una mejor visión y despejó la zona de sus mejillas sonrojadas.

Perfecta Melodía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora