Capítulo veintiseis: Ser el centro de atención

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G I A

Tiré los papeles a la cesta de basura y los miré desaparecer como si me pesara muchísimo deshacerme de ellos. Me recordé una y otra vez que su relevancia era nula, mientras caminaba por los pasillos del campus. Casi inservibles en todo caso.

Uno era una carta con el recordatorio del pago de la beca y el otro eran las fotos sin sentido. Fotos que no tendría que haber visto ya que sólo comenzaron a maquinar ideas en mi cabeza.

Sentía que abandonaba algo importante. Así que de igual manera me quede con los nombres de las chicas grabados en mi cabeza. Por lo que había averiguado, eran compañeras de Yoyo. Podría ser para uno de sus registros de clase y sólo quiso deshacerse de lo que no le servía ¿no?

En todo caso lo tendría pendiente de un hilo, ya que las sospechas no se detienen.

Hablé de esto con Mark al pasarme témpano por su casa y me dijo que como ya es común en mí, sólo estaba delirando, que Yoyo era un tipo retraído y súper tímido que sería incapaz de dar un paso hacia el mal camino. Pero le creí porque a Mark no le agrada mucho Yoyo y que lo diga de esta manera, tan asegurado, me hizo confiar en su palabra.

Ya lo veremos.

Mientras doblaba en una esquina del pasillo que llevan a los jardines, me llamó la atención ver como Cameron, el idiota que le pegue en sus partes bajas, iba muy ameno en una conversación poco tranquila con Blake.

Sabía que eran amigos o algo así había escuchado decir a Blake cuando salíamos, pero nunca los había visto juntos. Ambos discutían y parecía que era algún tema de suma importancia porque en un punto, Blake detuvo a Cameron de un empujón y este se lo devolvió para tirarle un par de palabras a la cara y dejar al pelinegro abandonado.

Observe a lo lejos como cada uno se iba por su camino y como de la nada, Yoyo salió de algún lado y comenzó a trazar los mismos pasos que Cameron.

¿Lo estaba siguiendo?

El recuerdo de Deva diciéndome que los había visto en una fiesta juntos me llegó como una cachetada y con mi curiosidad a flote, decidí seguirlos a lo lejos.

Cameron Harrison no tenía muy buena reputación, pero era igual de misterioso que el resto de los que caminaban por los pasillos. Su único delito era ser un desgraciado que jodía a todos. Sus visitas en las fiestas de fraternidades era algo que más resonaba en él. Nadie se metía con él porque era un total maldito que podría arruinarte con el dinero de sus padres. Así que, la supuesta amistad con Yoyo, no era algo que me agradara del todo.

Junto a ellos llegue a los jardines dónde, Cameron, con su cabello rubio y su actitud de idiota, se subió a su coche aparcado en la entrada, mirando a ambos lados y poco después, Yoyo subió con él para irse juntos.

¿Qué mierda?

¿Este idiota se esta juntando con el otro idiota?

El coche avanzó, dando vueltas hasta situarse correctamente y cruzó frente a mí a toda velocidad llevándose mi mirada apuesta en la parte trasera. Me hizo tambalear ligeramente pero logré distinguir la ventanilla bajada y ojos que me lanzaron una mirada.

No sabía cómo procesar bien la información por lo que sólo me di vuelta y seguí con mi plan inicial. Ya le haría una emboscada al pelirrojo y le sacaría toda la información necesaria.

Aún con la idea en la mente, llegue al teatro del campus, dónde un Romeo con las manos en los bolsillos de su chaqueta, me esperaba apoyado en los escalones que llevaban a las puertas.

Suponía que esto era nuestro "lugar de encuentro" pero no veía por ningún lado a Theo o al tonto de Félix.

La noticia de una posible gira los tenía más extasiados que nunca y mucho más a Félix que en cuanto solté las palabras y el contrato sobre la mesa, salió del departamento para volver con cerveza para celebrar.

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