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Sonreí cuando Gia entró por mi puerta. Puede importarme menos que me interrumpiera a media escritura, solo pude girar en mi silla y admirar la vista.
Llevaba un chándal suelto, negro con lunares, y una camiseta azul enorme de Spider man.
Se veía condenadamente tierna y sexy. Todo al mismo tiempo.
Lista para compartir cama conmigo.
Ese pensamiento me hizo sonreír inevitablemente.
— Pero qué pijama más original.
— Apuesto a que no has visto un mejor pijama en el mundo— bromeó posando de forma exagerada.
— Sí, tú ganas— levanté mis manos.
— Siempre gano.
— ¿Siempre?
— Siempre.
— ¿Y qué ganas de mí exactamente?
Ladeó su cabeza.
— Creí que ya lo tenía todo— dijo obvia.
— Tienes razón.
— Claro— se rió como si le hubiera hecho una broma.
Ciertamente no esperaba que acotara mi propuesta de dormir conmigo. Gia era tan espontánea que me sorprendía si dijera que no, pero no fue el caso. Ella estaba frente a mí y en mi cuarto.
Sólo puede prepararme de la misma manera colocando mi pijama simple de camiseta negra y pantalones grises.
Me levanté de la silla y con pasos lentos me acerqué a ella. Como si fuera algo magnético que me atraía más y más.
— ¿Cenaste?
Evite hacer una mueca divertida al ver que retrocedió tanto que se topó con la puerta. Decido darle su espacio y retroceder.
— Creí que dormiríamos— suspiró.
— Y lo haremos, pero quiero que me digas si cenaste.
— ¿No puedo mentirte y decirte que si lo hice?
— No, así que lo harás ahora.
No parecía cansada, así que podía hacerle algo apetecible.
— Pero es muy tarde— miró la hora en su móvil— no quiero cocinar.
— Yo lo haré por ti. ¿Qué te apetece?
Me miró e infló su pecho.
— ¿Pasta?
— Con pesto— asentí.
Su estómago gruñó y me reí.
— Así que eras hambrienta, ¿eh?
— Hace mucho que no como pasta.
— Lo harás esta noche.
Parpadeó varias veces.
— ¿Y qué hago yo mientras?
— Mirarme.
— ¿Y eso te gusta?— me siguió hasta la pequeña cocina— ¿Qué te miré?
— Me encanta.
Comencé sacando la albahaca, los piñones y el aceite de oliva. Era algo que ya lo tenía en la memoria, por lo que fueron automáticos mis movimientos. Gia se asomó sobre mi hombro al momento de poner la pasta al agua y me reí.
Decidió tomar asiento en la parte libre de la mesada y se quedó allí, mirándome.
— ¿Tu hermana está bien?
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Perfecta Melodía
Ficção Adolescente[BORRADOR] La vida de Gia en estos últimos años podría definirse fácilmente en nueve letras. Problemas. Vive de ellos. Pero este último la llevó al límite y ahora la necesidad de dinero es urgente. Casualmente encuentra una solución. Una banda marg...