Capítulo diez: Welcome to the jungle

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G I A

Me eran totalmente confusos los motivos de Mark en insistir a los chicos en demostrar su talento, pero puedo comprobar que mi palabra no le vale de nada cuando aparece por el final del pasillo arrastrando una manguera de cables y un amplificador cargado por ambas manos.

Todos estábamos perdidos en la escena que protagonizaba el azabache.

Poco después de su terrible e inesperada aparición, que no creí que hiciera, sólo me encerró en su oficina demandando explicaciones y aunque le dije una y mil veces que ellos lo ayudarían, seguía siendo como una mula necia y en su cabezota no cabía la posibilidad de que estos cuatro chicos pudieran sacar su negocio a flote.

— ¡Ellos son buenos! ¡Deja que toquen para ti!

— No me convencerán, Gia.

— ¡Intenta!— detuve mis pasos clavando mis pies en el suelo, goteando en dirección y tratando de empujarlo hacia atrás al intentar por cuarta vez sacarme de la oficina— ¡Intenta! ¡Y cumpliré con lo que me pides, ellos lo harán!

— ¡Ahg! ¿Por qué eres tan exasperante?— dice cerrando sus ojos, cansado con la situación. 

— ¡Porque crecí contigo!— le grité y eso lo llevó al límite.

Saber el punto débil de tu víctima es importante. La de Mark eran los gritos, le molestaba muchísimo y la poca paciencia.

— Deja que toquen algo para ti y te caerás de culo.

— ¡Bien! ¡Solo cállate ya!

Fue lo último que había dicho antes de que él saliera de la oficina y nos encontráramos ahora así, con él sosteniendo varios instrumentos frente a nosotros.

No pensé que tomaba tan literal lo de tocar para él en este preciso momento. Pero así era.

El silencio era tenso.

La mirada de soslayo que me dedico RJ a mi lado era igual o peor que la de Mark, interrogándome con sus pupilas sobre la situación y buscando algún ápice de respuesta en mis facciones.

¿Pero como él decía con mis ojos que no tenía ni idea de lo que pasaba?

— Tú, ven aquí— apuntó con un dedo a Félix.

— ¿Yo? Yo estoy muy bien aquí, gracias— dijo escondiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta y mofándose de Mark.

Félix no entendía que esto era serio. Caminé hasta él y lo empujé del hombro para que avanzara, él muy a regañadientes hizo caso a mi gesto y tomó el bajo que le tendía Mark.

Y así fue llamando cada uno, quedando Theo con una guitarra, Félix con el bajo, Elián con una pandereta y RJ con una guitarra.

Los pasos de Mark lo dirigieron a mi lado, dónde mi mirada totalmente desconcertada lo recibió y me dio una sonrisa sin decir nada.

— Pues demuestren lo que saben.

Literalmente se encontraban en medio del pasillo, junto de las mesas, con un mini amplificador cada uno y sin espacio siquiera para mover un pie ¿Y Mark espera que le hagan toda una puesta en escena?

— Es una broma ¿no?

Una de sus cejas se curvaron y dijo—: Que me demuestren lo que tienen.

Mantuve mi boca callada, no porque quiera, sino porque saldría perdiendo de todas maneras. Mark era la personas más expectante y que se pareciera a mí en algunos aspectos, hacía que enfrentarlo sea insoportable.

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