Capítulo doce: Una mentira por una estafa

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G I A

Mark lo había hecho aposta. Era enserio.

Lo sabía. No lo lograríamos. No lo lograrían.

Y no es por ser pesimista o negativa, pero a cambio de que los chicos fueran populares y estuvieran inundados de amigos por doquier, esto sería imposible.

Yo no hablaba ni con las columnas, por lo que quedaba descartada.

Por el momento, la esperanza y todo en general, recaía en Félix y en su "brillante" plan de conquista con su nuevo ligue.

Según él, era Jenny Keller, la barbie negociante o esa era Camille Williams, ya no recuerdo, la conseguiría por todos.

Pero no tenía demasiada fe.

— ¿Debes ir a otro edificio?

Giré mi cabeza al escuchar la voz de RJ que me miraba desde el piloto. Estábamos sólo nosotros dos, habíamos decidido que hoy deberían juntarse a ensayar luego del instituto de Elián y luego de eso cada uno tomó su camino, pero como yo tenía que venir a la universidad para mis clases cerca de RJ, él se ofreció a traerme.

Y ahora estábamos ambos dentro del coche, en silencio, frente a la entrada de mi edificio y con él esperando una respuesta de mi parte. Y yo con mis nervios aumentando de repente.

Aclaré mi garganta y cuando quise decir algo, él tuvo la misma idea y nos interrumpimos al mismo tiempo, volviendo a callarnos y quedando el momento incómodo.

Volví a aclarar mi garganta. Y abrí la puerta tomando mi bolso que descansaba en mis pies, dispuesta a acabar con la tensión del coche.

— Gracias...— detuve mi acción de bajar para voltear a mirarlo—...por traerme.

— De nada.

No sé por qué razón me quedé quieta un minuto entero, quizá esperando alguna otra reacción de su parte o algo. Él no se quejó. Pero tampoco pasó nada, por lo que le di otro avistamiento y salí.

— Nos vemos más tarde— dije antes de cerrar la puerta del coche.

Todavía estaba algo mareada por la escena que tuvimos en el suelo del bar y por sus palabras.

Luego en mi cuarto ayer, el café y el cupcake.

¿Qué le enseñé de música? ¿Qué quiere decir con ello?

Si recién fue lo más cortante del mundo.

¡Debes ser más claro, Romeo!

Ni me había percatado de la lluvia que me empapaba si no hasta que esta dejó de golpearme los hombros, para ser reemplazada por un paraguas que lo impidiera.

El tiempo había dado un drástico cambio en segundos, cubriéndose de grandes nubes grises y mojando mi ropa, pero que ahora eran resguardadas por un paraguas sobre mí. Un paraguas que sostenía Blake.

— Blake— susurré sintiendo como casi me ahogaba de la impresión por tenerlo enfrente.

Una sonrisa de perfectos dientes dividió su cara al escucharme.

— Ahora dices mi nombre, es un avance.

Miré a mis espaldas, pero el coche de RJ había desaparecido.

— Te estabas mojando— volví a mirarlo— sólo te hice un favor.

Sin mi permiso colocó su saco sobre mis hombros y quedé estática en mi lugar. Ese acto ya no me resultaba nada caballeresco de su parte, más bien, interesado.

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