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— Esperen muchachos, podemos solucionar esto por medio del diálogo, lleguemos a un acuerdo y cada uno tendrá lo que quiere.

—Tantos malditos idiomas Lucas, y tú solo puedes entender con madrazos — Mínho trataba de safarse del agarre de Hyunjin para golpear al que tenía en frente.

— Minho arreglemos esto de otra forma — dijo a duras penas tratando de controlarlo.

— Si florecilla, follamos un rato y luego te devuelvo — rió sarcástico — la mayoría de Omegas no saben lo que quieren, yo te enseñaré que es lo que necesitas, pequeño. 

— Pequeño tu pito, Hyunjin aléjate que voy a partirle su madre a este mal parido y demostrarte que puedo protegerte — exhaló por naríz como un toro peligroso.

— ¿Cuándo me vas a escuchar?¡por todos los cielos!

Los amigos de Lucas silbaban y aplaudían, Mínho apenas sobrepasaba el 1,70 cm y a diferencia de otros alfas gigantes, se veía como un enano.

El rubio se puso en guardia, colocó sus manos como bloqueo defensivo, se lanzó al ataque y comenzó a morder con sus fuertes dientes. Hyunjin al ser un dramático, buscó el número de una ambulancia o policía por sí algo podría pasar de esto a peores.

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— ¡¡¡Minho responde!!!

— ah, ¿Qué pasó? — el rubio parpadeó un par de veces antes de recobrar la conciencia por completo, con algo helado en la mejilla derecha, dándose cuenta de que era hielo.

— Pensé que habías muerto, ¿cómo puedes ser tan descuidado contigo? — dijo con drama y su corazón latiendo a mil.

— ¿Pero gané, no?, por eso huyeron los gallinas — sonrió a modo de victoria, orgulloso de su fuerza, besando su bícep.

— Casi, uno de los amigos de Lucas se metió en la pelea y te noqueó en la mejilla, luego cerré la tienda y por eso estamos en mi casa, compré hielo para tu herida — suspiró cansado.

— ¿Este chiquero es tu casa sayayin?, ni mi perro vive así, ¿no desearías una remodelación?

— No después de ver tu estado lamentable, más bien siento lástima por tí, ¿qué tipo de Omega eres? — lo tapó con la suave cobija de pies a cabeza.

— ¡Te dijeron perdedor!, ¿cómo se atreven?, esos idiotas nunca han trabajado o sufrido por ser engreídos por sus papis.

— Me da igual lo que digan de mi Mínho,  no me importa  — fingió que no le importaba, cuando si lo hacía en verdad, porque lo hacía sentir inferior a otros alfas.

— Tampoco soy diferente, la verdad, no sé hacer nada, no se lavar los platos, ni me cambio solo, me cambian otros. Pero jamás voy a humillar a personas tan fuertes y esforzadas como tú, por eso me enojé — hizo un berrinche con los pies, revolviendo la cobija de patitos.

— ¿Y dices que quieres cortejarme? —  bufó totalmente divertido.

— De hecho ya lo hago sayayin, incluso te preocupas por mi, suelo tener ese efecto en las personas — su orgullo volvió a elevarse.

"CORTEJANDO A UN ALFA" → Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora