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Esas maletas estaban listas esa noche, justo a tiempo, en la hora acordada se podía ver a Jeongin estacionado en un esquina atrás vez de la ventana, sus planes eran perfectos a pesar de haberse tomado su tiempo, tampoco exageró con los minutos y descartó cualquier distracción, sinceramente todo hubiera salido bien si no fuera porque alguien habló.

Él no tenía la culpa, Jisung estaba siendo utilizado.

El padre de jisung ... era un horror en vida.

Se lo habían advertido a ambos, a esa parejita se les había avisado sobre la locura de ese hombre con gran poder e influencia, él no pasaba ninguna jugada por alto, incluso podría decirse que era más peligroso que el padre de Minho y ese carácter era de temer ante todo por mero respeto, era escalofriante lo que le sucedió a Minho esa noche y como a un Omega tan inocente como lo era en el fondo por su personalidad algo infantil, fue destrozado de la peor forma.

No hizo caso al principio, era algo de lo que se arrepentiría toda la vida, Minho por no haber obedecido a sus padres como lo ordenaron.

Un caos total que le hizo suplicar a Minho para no soltar a Hyunjin de su vida, de su triste y miserable vida arreglada desde infante, un trauma que le quitó todas sus risas reemplazando estas por rondas de llanto casi interminables y no hablamos de una vez cada noche antes de empezar a dormir como rutina, sino de como cada cosa que miraba, la relacionaba directamente con el dueño de su corazón que ahora no estaba más.

"Fue por su bien", decían.

Supuestamente todo lo que pasó le iría a hacer un bien en el futuro.

Pero eso no recordó Minho cuando bajó las grandes escaleras cuesta abajo con toda la sutileza del mundo, con todo el miedo en el pecho que le oprimía un poco la respiración para hacer que retrocediera y diera vuelta atrás, parpadeando como un tic de ansiedad y con la complicidad de su chofer a las 3 a.m. La madera sonaba como crujidos con cada pisada y la bufanda que cubría su rostro pálido dejaba ver lo rojiza que estaba su nariz, un poco temeroso abrió la puerta con las llaves que pudo sacarle a su mamá del dormitorio no pregunten como, era vergonzoso admitir el desastre que causó con tal de conseguirlo.

Antes de poder cruzar esa puerta hacia el jardín recibió un mensaje, su celular vibró un momento y se detuvo a observar lo que decía en tanto formaba una mueca inquieta y ansiosa de todo los riesgos de la situación por el apuro.

"Salí de casa, estoy de camino al aeropuerto", Hyunjin.

Eso era un alivio, a él le faltaba poco o quizás todo, no estaba muy seguro.

Minho vió el carro de Jeongin estacionarse ahora en frente del jardín e inmediatamente se subió sin siquiera mirarlo de reojo y debió sospechar el hecho de que su chófer no se bajó ni un segundo siquiera a ayudarle a guardar las maletas en la parte trasera del auto como solía hacer habitualmente.

Entonces, cuando abrió la puerta del coche negro y subió rápidamente sin importarle nada más supo que todo se había vuelto un infierno, supo que el aroma detrás suyo era del de Jisung con un toque medio de miedo en el aire, a quien vió por el espejo retrovisor angustiado, notando que a lado estaba su padre mirando todo con una sonrisa siniestra el espectáculo de romance interrumpido.

— El seguro Yang — el llamado acató lo dicho con pena.

Esa arma que no la vió venir apuntó su cabeza, sabiendo que si hacía un mal movimiento era su fin, no pudo evitar perder el control de sus emociones, queriendo gritar y decirle a todo los cercanos que esto era prácticamente un secuestro contra su integridad.

"CORTEJANDO A UN ALFA" → Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora