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Hablando seriamente, Minho era alguien inmaduro, Hyunjin quizás se dejó llevar por los sentimientos inesperados que irrumpieron en su corazón, haciéndole caso a alguien sin experiencia y pensando que con la sola compañía de Minho su vida podría salir adelante. Hyunjin desesperadamente saca todas sus fuerzas para encontrar la manera de brindarle a Minho, siquiera la calidad de una vida decente, y terminará nuevamente agotándose.

No quisiese repetir el mismo fracaso, ¿porqué no se queja?, no está en la capacidad de hacerlo, ni encuentra las palabras adecuadas para pedir auxilio, y en lugar de decir, "ayuda", de sus labios brota una frase conmovedora, "te amo", nunca fue tan aliviador decirlo, ni oírlo, pero asegura una paz inexplicable entre ese omega y ese alfa, asegura esa conexión loca y rara que hace presencia cuando los ojitos de Minho brillan al contar algo emocionante, su voz es refrescante, reconfortante, se siente invencible solo con tenerlo a su lado, y de repente cualquier trabajo pesado al que está acostumbrado a realizar, se vuelve pan comido.

Hyunjin siente una particular necesidad de cuidarlo, amarlo, protegerlo y darle toda su atención. Lo haría si tuviera facilidades, lo haría con gusto si tuviera las oportunidades suficientes.

¿Así se sentían los omegas cuándo eran cortejados?, ¿sentían la increible necesidad de ser el mimado de su alfa, y ser su único omega?, porque si hablamos con total honestidad, Hyunjin quiere ser eterno para él y que él sea eterno para sí.

"Esto no tendría porque acabarse, no si sigo respirando", ideas fugaces pasan por algún lugar de su mente.

Talvez Hyunjin se canse de Minho en algún momento, sonríe sabiendo que quizás eso pasará cuando se canse de respirar y su corazón se canse de emitir latidos, porque vivir es exhaustivo. Porque Hyunjin ahora es de mente abierta, y dejó de creer que las mariposas estaban revoloteando en el estómago para afirmar que estas vuelan en su cabeza.

Parece un niño enamorado, que no emite ningún sonido luego de una segunda jornada laboral, teniendo que hacer un gran sacrificio -lo hace desde hace mucho- para poder pagar el examen de admisión a la universidad a la cual desea postular y obligarse así mismo a pasar en los primeros puestos. Sus dedos vagan por el bolsillo izquierdo de sus desgastados pantalones azules. Curiosamente halló en el, el anillo que le regaló Minho.

Hubo entonces, un punto en el que sus ojos, que gravitaban de un momento a otro el lugar, se mantuvieron en un punto fijo al frente de la pista, donde no transitaba nadie, a excepción única del rubio parado con su semblante extrañado, y ese aroma a piña que lo embelesa de pies a cabeza hasta sacar de control su olfato, su nariz muere por enterrarse en aquel cuello en donde se ubican esas glándulas de aroma, capaz eso ni es normal pero ya quisiera ...

Minho no pudo apartar la mirada conectada de los dos, pero esperó unos segundos para mirar ambos lados de la pista y cruzar con el fin de acercarse al pelinegro de labios gruesos aunque agrietados, los omegas eran sensibles, el rubio no era una excepción, trataba de ser alegre casi en todas las ocasiones, pero dolió saber que Hyunjin no le tenía la confianza o el cariño suficiente como para decirle que tenía dos empleos, uno de turno completo y otro de medio tiempo. ¿Quién no se agotaría así?

- Sé perfectamente que no tienes la fuerza necesaria para trabajos con carga pesada.

Habían quedado en un trato luego de detener la incómoda conversación aquella vez en la que rechazó llevar aquel anillo en su dedo. Minho le rogó que lo devolviera, le suplico que lo hiciera, no podía ignorar su pedido, pero quería al menos, mimarlo a como dé lugar, un alfa pobretón como lo era él, hacía todo más difícil. Por tal motivo no respondió nada, dejando un silencio sepulcral.

"CORTEJANDO A UN ALFA" → Hyunho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora