Mirar, torcer y abrir

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— ¿Quién se va a mudar a mí departamento?

Scarlett y la agente giraron su cabeza inmediatamente hacia la voz que habían escuchado. De hecho, Scarlett lo hizo tan rápido que le quedó doliendo el cuello, pero por supuesto que disimuló el dolor transformando la mueca en una sutil sonrisa.

Sin embargo, al contrario de las otras dos, Lizzie giró lentamente y con la suma tranquilidad que la caracterizaba. No temblaba a la hora de hacer negocios por sumas gigantescas de dinero así que mucho menos lo iba a hacer a la hora de sacar a patadas al desagradable ocupante de su departamento... o al menos eso creía.

El temblor, que digo temblor, el terremoto, que digo terremoto, el tsunami que recorrió todo su cuerpo en cuanto sus ojos encontraron el cuerpo y rostro de la inquilina, tiró por la borda la tranquilidad y templanza anterior. En tan solo dos segundos, ese pequeño cuerpo que se había quedado estancado en la puerta de entrada, había logrado hacerle sentir lo que en sus 24 años de vida no había sentido. Con tan solo una mirada, la pelinegra que tenía a tan solo dieciocho pasos, calculó Lizzie rápidamente, había hecho que la empresaria se sintiera desnuda como su madre la trajo al mundo.

— ¿Se puede saber qué carajo eres? —la voz de Scarlett sacó a las tres mujeres de sus distintos pensamientos—. ¿Tuviste una cita con Chris Brown o algo así? —preguntó nuevamente Scarlett, que claramente se había centrado en los moretones, rasguños y pequeñas cortaduras que ocupaban la mayor superficie del rostro de la pelinegra. Aunque las heridas no eran recientes, le daban un aspecto tétrico a su rostro.

—Ella es _____ Williams, es quien vive aquí —antes de que la inquilina pudiera contestar, la agente inmobiliaria apresuró las presentaciones para tratar de aliviar el momento—. Señorita Williams, ¿se encuentra bien? —preguntó, dando varios pasos hacia la pelinegra.

En cuanto vio que la agente dio varios pasos hacia ella, la inquilina retrocedió rápidamente, alejándose de cualquier inquisición. La pared hizo que no pudiera retroceder más y agradeció internamente que la mujer hubiera detenido su avance al notar su incomodidad.

— ¿Por qué están en mi casa? —volvió a preguntar a ninguna en particular.

Era lo único que iba a decir _____ para después descansar contra la pared, esperando que alguna de las otras mujeres le explicara por qué estaban allí mientras ella se dedicaba a inspeccionarlas desde su lugar.

Cuando se topó con la mirada evaluadora de Lizzie, decidió que era mejor mantener la cabeza abajo, sus ojos contaban demasiadas historias que ni ella misma quería recordar. Por otro lado, Lizzie acortó un poco la distancia sin sacar la mirada de la otra muchacha, no porque no quisiera, simplemente no podía.

—Señorita Williams —la vendedora carraspeó antes de seguir hablando—. Tengo entendido que usted le informó a mi jefe que no tenía problemas en tener compañeros de departamento —le dijo.

Lejos de contestar, _____ se limitó a asentir con su cabeza.

—De acuerdo —continuó la agente inmobiliaria—. Éstas señoritas —señaló a Lizzie y a Scarlett de forma inútil porque _____ seguía sin mirarlas— desean mudarse mañana mismo, si no hay inconveniente con usted, claro —agregó, volviendo a mirar a la pelinegra y obteniendo la misma apatía anterior—. ¿Usted quiere entrevistarlas o hacerles alguna pregunta? —que más quería ella que alguien les hiciera pasar un mal momento a las dos mujeres que habían sido su pesadilla durante varias horas.

_____, nuevamente sin palabras, se limitó a subir sus hombros, restándole importancia a lo que estaba diciendo la mujer.

Suspirando, la agente continuó.
—Bien, ya que han finalizado los problemas creo que no queda más que...

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora