La cuenta está empatada.

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Miércoles por la tarde.

Oficina de Lizzie.

— ¡Lizzie! —Scarlett entraba de golpe en la oficina de su socia, como ya era de costumbre. Un cierto nerviosismo en la norteamericana hacía saber que este no era un día cualquiera—. ¿Estás lista? — ¿Qué pasa? —se frenó en seco cuando vio al doctor personal de Lizzie sacándole sangre a su amiga.

—La señorita Olsen no se siente bien y me pidió que llamara al médico —contestó una atenta Aubrey.

Scarlett frunció el ceño y se acercó a la castaña, preocupada.

— ¿Hay algún problema? ¿Tuviste otro mareo, Liz? ¿Almorzaste? Florence me dijo que vigilara que comieras —indagó.

Lizzie giró los ojos, era raro ver a Scarlett preocupada por alguien, pero cuando lo estaba era verdaderamente escalofriante.

—Solo es rutinario, Scarlett. No me he sentido muy bien estos días y el doctor Hudson piensa que puede ser algo que estoy comiendo y no me está haciendo bien —contó—. Y deja de ser tan chupa medias de Florence, ¿quieres? —la norteamericana estaba cumpliendo al pie de la letra su plan "rescatando el amor de Rosé".

— ¡Bien! —el doctor terminó la extracción y se aseguró de guardar todas sus pertenencias—. No se preocupe, señorita Olsen. Según lo que la señorita Lizzie me ha contado, estoy seguro de que es una simple indigestión junto a un posible cuadro de estrés y nervios —aseguró—. Por eso usamos estos análisis para un chequeo diario —agregó—. Los resultados van a estar para el viernes —agregó, tomando su ordenado maletín.

—Muchas gracias, doctor —lo saludó Lizzie—. Aubrey lo va a acompañar —el hombre asintió y siguió a la mujer hasta la puerta.

—Oye, Liz, si quieres puedo hablar con la secretaria de Peter y pedirle que nos pasen la reunión para—

— ¡Ni se te ocurra! —Lizzie estaba lista—. Sabes que desde que llegamos a Nueva York tengo los ojos en ese negocio, no pienso dejar pasar la oportunidad —dijo mientras tomaba su cartera. Mientras Lizzie estaba vestida con un impecable vestido negro, con su cabello en una cola alta de caballo, Scarlett llevaba el cabello suelto y lo combinaba con un serio traje de mujer empresarial.

—Solo preguntaba para cumplir con el deber de amiga y porque Florence me obliga —se hizo la despreocupada—. Estuve repasando las cifras con Izan—al parecer alguien había hecho un nuevo amigo— y se quedó sorprendido de mis números —y admirador—. Aunque cree que podemos apretarlo por el lado de los costos un poco más —Lizzie sonrió ante esto, los Steinfeld no tenían salida.

—De acuerdo. Dejo eso en tus manos —dijo mientras abría la puerta de su oficina para dejar pasar a su amiga.

—Aubrey, ya sabes dónde voy a estar, ve preparando el champagne —dijo a su secretaria.

—Y avísale a Florence que pasaré a buscarla por el estudio de danzas —esta noche toca festejo parece

—Por supuesto, señoritas. Mucha suerte —la secretaria las despidió con una sonrisa.

Más tarde.

Tiffany & Co.

—Por aquí, por favor —Lorena, la secretaria de Peter Steinfeld las hacía pasar a la oficina del hombre—. El señor Steinfeld va a estar con ustedes en unos segundos —les informó—. ¿Puedo traerles algo? —preguntó.
—Un café negro para mí —le dijo Scarlett sin mirarla—. Bien caliente, si viene frio no se moleste en traerlo —agregó, exigente.

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora