Uuu... uuu.

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En el jardín de la casa de los Olsen.

Lizzie llevaba casi una hora viendo jugar a su novia con sus dos hijas desde una de las reposeras que rodeaba la piscina.

—Dios mío, no se cansan nunca —murmuró la rubia para sí misma.

Si bien disfrutaba con la risa de sus tres mujeres preferidas, le era imposible evitar que su cuerpo deseara a _____ con tanta ferocidad, su cuerpo hervía y no era precisamente por el sol. Lizzie no sabía si era por sus hormonas o por qué diablos, pero necesitaba a _____ Williams ahora mismo. No aguantaba más y lo más probable es que le quedara poco tiempo para que la casa se volviera a llenar de gente de nuevo. Miró su reloj y decidió tomar cartas en el asunto.

— ¡Hora de la siesta! —anunció y se levantó de la reposera para tomar dos toallas e ir a recibir a sus hijas.

— ¡Nooooooooooo! —_____ y Leah se quejaron. En un descuido y por la recepción de la mala noticia, la pelinegra soltó a Maddie y la pequeñita se hundió de inmediato hasta que la tatuadora la rescató a los segundos.

— ¡NOOO! ¡LLENA! ¡GRRRR! —Maddie reaccionó más tarde en cuanto su cabeza salió a la superficie. Escupiendo un poco de agua y con una enorme sonrisa que demostraba que para nada le molestaba hundirse en el agua y lo aguantaba bastante bien, protestó el fin de la diversión. Al parecer, la pequeña pelinegra se había quedado fascinada con la gigante ballena inflable.

Lizzie miró a las dos pelinegras y a la rubia con una ceja levantada. De inmediato llevó sus manos a su cintura para resaltar su punto con su postura.

— ¡Yo puedo hacel eso! —anunció Leah desde el agua, mostrándole a las dos pelinegras como movía sus cejas igual que Lizzie.

—Hacer, Leah —la corrigió Lizzie—. Hacerrrr —resaltó.

Maddie y _____ fruncieron el ceño de forma tan idéntica que Lizzie no pudo evitar soltar un bufido. Ambas pelinegras querían levantar una sola ceja, pero siempre fracasaban.

Leah miró de inmediato a Lizzie y el aire de superioridad de la rubia la hizo reír de nuevo. Lizzie estaba segura de que iba a perder esta batalla.

—No pueden hacerlo —se burló la pequeña, levantando su ceja—. ¿Las viste, mamá? No pueden hacerlo —se rio un poco más.

—Por supuesto que no, cariño, solo las rubias podemos —agregó malvadamente.

Leah miró a las dos pelinegras—. ¡Las rubias al poder! —salpicó agua desde su ballena hacia las otras dos.

_____ protegió a Maddie con su propio cuerpo—. Maddie aguanta la respiración —dijo _____, protegiéndola del agua que salpicaba Leah.

Lizzie volvió a soltar una carcajada cuando vio como los cachetes de la pequeña pelinegra se inflaban para retener el aire como _____ le había enseñado.

Segundos después la tatuadora y la pequeña desaparecieron debajo del agua y Lizzie pudo ver como su novia llevaba por debajo del agua a Maddie rumbo a la ballena inflable. Alguien iba a pagar sus aires de superioridad con un buen chapuzón. Leah terminó en el agua en lo que las otras dos tardaron en voltearla.

La rubia agitó su cabeza, parecía que iba a estar una hora más bajo el sol y para esa altura la casa ya se iba a llenar de vuelta; se iba a tener que resignar. Suspiró y miró a su pelinegra. La travesía debajo del agua había hecho que los bóxers de _____ se bajaran un poco y eso permitió a que Lizzie pudiera ver un poco del trasero de su chica. La rubia pudo distinguir perfectamente dos colores de piel como consecuencia del sol y eso le hizo llegar a su mente los recuerdos de la primera noche que pasaron juntas. _____ se había quedado impresionada con sus colores. Lizzie no podía esperar a ver la reacción de la pelinegra esta vez.
— ¡Hora de la siesta! —repitió. No podía esperar, lo había decidido.

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora