La semaforización.

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Dos semanas después.

Oficina de Lizzie.

— ¡LIZZIE!

Scarlett entraba a la oficina de la empresaria. Traía un papel en su mano y por la cara parecía ser algo urgente.

La castaña levantó su dedo para silenciar a su amiga mientras terminaba de hablar por teléfono, la norteamericana se quedó cruzada de brazos frente a su escritorio en su mejor postura de irritación.

—Es usted el que no está entendiendo Señor Johnson —le aclaró la empresaria al destinatario de la llamada—. La firma Olsen-Johansson tiene más de treinta por ciento de las acciones y eso convierte a mi firma en la socia mayoritaria, por ende déjeme recordarle que podemos tomar cualquier decisión que se nos plazca u oponernos a las que tome el resto dejándolas sin validez. Todavía no he terminado de hablar —calló la interrupción del hombre—. Si hemos decidido votar en contra de que ese hombre sea nombrado director de finanzas es porque tenemos a otra persona en mente —ya tenían todo arreglado, de hecho—. Exacto. Es lo que decimos nosotras o nos vamos a ver obligadas a rescatar nuestras acciones y usted bien sabe lo que eso significaría para—. Sí, ahora nos vamos entendiendo. Espero que mañana hablemos en otros términos. Hasta luego —cerró la llamada y con una enorme sonrisa enfrentó a su amiga.

—Eres infalible, Liz —la felicitó Scarlett—. ¿Lo lograste? —preguntó sin duda

La chica asintió.

—Vamos a manejar las finanzas de esa empresa como se nos plazca —Lizzie apretó el botón de su intercomunicador—. Aubrey, trae una botella de champagne con dos copas por favor —al parecer había algo que festejar.

Scarlett sonrió hasta que se acordó del motivo de su visita a la oficina de Lizzie. Rápidamente volvió a adoptar su postura de enfado y agitó el papel que tenía en su mano. Lo estampó en el escritorio de la empresaria.

— ¿Qué es esto? —Lizzie se puso sus gafas y agarró el papel. Scarlett pudo ver como su amiga fruncía el ceño mientras leía—. ¿Otra licencia? Esta es la—

—La quinta en el año, Liz —informó la norteamericana—. Mi madre tenía razón, hay que echarlo inmediatamente, estoy segura que nuestros abogados pueden alegar irresponsabilidad o algo así. Estuve hablando con ellos y dicen que... —mientras Scarlett seguía diagramando una forma de pagarle menos de indemnización al empleado, Lizzie volvía en sus recuerdos; de vez en cuando se tenía que acordar de mover su cabeza para que su socia no le llamara la atención por no estar escuchándola.

Fue exactamente este empleado sobre el cual _____ opinó que habría que preguntarle porque pedía tantas licencias, y fue en ese preciso momento que Lizzie estaba segura que _____ le había empezado a caer mal a Melanie Johansson. Dios, como detestaba Lizzie a esa mujer.

El primer fin de semana que se mudaron, y tal como Lizzie lo sospechaba, la tuvieron de visita en el departamento y la mujer se había dedicado las dos primeras horas que la vieron a despotricar contra _____. No fue hasta que Lizzie la hizo callar pidiéndole respeto por alguien que había sido tan amable de darles asilo que la mujer paró un poco su veneno. Lo siguiente fue que tanto Lizzie como Florence se inventaron excusas para salir del departamento rumbo a cualquier lado, lo que menos quería hacer era aguantarse a una vieja bruja criticando las elecciones de Scarlett y a su amiga lamiendo el trasero de su madre con tal de obtener su aprobación.

La castaña no supo exactamente donde se ocultó Florence el día sábado, pero ella se la pasó todo el día en su propia oficina. El domingo tanto la bailarina como Lizzie se levantaron temprano para irse al hogar con la esperanza de que las niñas le pudieran hacer olvidar a la bruja de Melanie, y bueno, tal vez Lizzie tendría la suerte y se encontraba con _____ también. Lamentablemente, no fue así. No la vio ese domingo, ni tampoco el domingo siguiente. Lizzie no sabía por qué la pelinegra no iba al hogar si durante el tiempo que vivieron juntas lo había hecho religiosamente todos los domingos y algún otro día más.
Lo curioso era que a Florence no parecía sorprenderle, tampoco a Leah y mucho menos a la hermana Ana, así que el segundo domingo que no vio aparecer a _____, no le quedó otra que preguntar.

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora