Cuando los días parecen ser todos iguales, sientes que nada es correcto. Es justo esa sensación la que ha tenido Inuyasha durante muchos años. Su vida es siempre lo mismo, ver las mismas caras, fingir que todo está bien, aun cuando él no lo siente d...
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Me usaste
Me utilizaste,
Nunca me amaste,
Solo fue un instrumento en tu ambición,
Un testigo más entre el público,
Un espectador mudo de tus fantasías,
Destrozaste mi visión
Mi oportunidad de creer,
Mi anhelo de amar tan salvajemente que las madrugadas serían testigos de nuestras torturas y placeres.
Me usaste a tu beneficio,
Me dejaste estancada en una arena movediza que me hunde lentamente y yo me dejo tragar sin siquiera luchar.
Solo quería ver el atardecer abrazados mirando la puesta del sol,
viendo cómo se esconde de nosotros y el brillo de la luna sea cómplice de nuestras locuras.
Sonreír y madurar a tu lado
Convertirme en una presa fácil de la felicidad,
Volar sin necesidad de alas porque, aunque caiga tu estarías ahí para no dejarme estrellar.
Solo fui un momento.
Me utilizaste como un utensilio desechable.
Entonces mi alma se oscurece y pierde sensibilidad.
Porque solo me usaste y luego te fuiste sin dejar rastros ni un adiós.
Inuyasha se tensó en el momento en que al entrar a su casa escuchó la risa masculina. Sabía quién estaba ahí, sabía antes de siquiera verlo porque era la única persona que podía transformar a su madre por completo. Convertirla en alguien que solo cuando él estaba presente, Inuyasha conocía.
Dando pasos suaves cerró la puerta detrás de él y se propuso llegar a su habitación para no tener que verle la cara a ese hombre, pero como siempre, ya sabían sus intenciones por lo que sus padres aparecieron antes de que pudiera siquiera poder huir como lo tenía planeado.
