XXXI. Su risa

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La fiesta de graduación llegó.

Ese era el día que tanto habían esperado los estudiantes de último año. Todos llenos de sueños, llenos de esperanza, llenos de ilusiones. Algunos con miedos a lo que sería el mundo real, donde ya no estarían siendo respaldados por creerse niños.

Todos con miedo a ser adultos realmente.

Sabían que una vez comenzaran su vida, habrían desafíos que enfrentar, nada sería igual. Tendrían que abrir sus alas y volar. Así que, a pesar de la emoción, la adrenalina y la manera en que todos estaban arreglándose para esa fiesta, había curiosidad por ese futuro al que se enfrentarían.

Sango miró a Miroku y mordió su labio inferior que temblaba, su novio solo le regaló una sonrisa antes de acercarla a su cuerpo y abrazarla. La joven soltó el llanto que mantenía resguardado y se dejó abrazar por su novio.

Fue aceptada a la universidad que quería con la beca que quería, pero a pesar de haberlo conseguido, la parte de ella que amaba la cancha y ser capitana del equipo estaba destrozada, porque su beca deportiva no fue aprobada, le dolía. Era un sabor agridulce, se sentía feliz, pero triste a la vez.

—Lo harás bien, te mereces solo sonrisas Sango—susurró su novio acariciándole la espalda—seguirás siendo capitana del equipo, aunque ya no lleves el uniforme, seguirás teniendo el respeto de las chicas, aunque ya no te sigan como antes. Dentro de ti siempre serás esa jugadora estrella que nos hizo llevar una medalla de oro a la escuela—Sango se apartó con los ojos rojos, pero con una pequeña sonrisa en los labios.

—Me harás llorar otra vez—se quejó divertida, sintió la calidez de la mano de Miroku en su mejilla al limpiar sus lágrimas, él la miró con tanto amor que el pecho de Sango se llenó de lo que sentía por él.

—Solo quiero felicitarte, eres una gran persona, una gran estudiante y la mejor novia—Sango lanzó un grito cuando sin previo aviso Miroku la lanzó sobre él haciendo que ambos cayeran en la cama, Sango sobre él, aprovechándose la besó.

—Gracias gran novio, ahora debo comenzar a prepararme, nosotros tenemos un baile al que asistir—Miroku la besó una vez más antes de apartarla.

—Te quiero Sango, te quiero mucho—con esas palabras mejoró el ánimo de su novia.

Sango se vistió con un hermoso vestido lila que le quedaba precioso, su pelo caía liso sobre su espalda y el maquillaje le quedaba precioso. Sus padres al verla lloraron y le tomaron fotos en cantidad, al igual que varios videos. Claro que cuando Miroku llegó alabó a su novia estando impactado por lo hermosa que era y se veía esa noche.

Los padres de Sango les tomaron muchas fotos a los dos, ambos se miraban como si la noche mágica apenas iniciara. Así que, entre sonrisas y miradas, Miroku la subió al coche para ir a la fiesta donde Sango quería simplemente ser una chica con novio que disfruta de su fiesta de graduación.

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